Artículo Localeando, El Diario de Coahuila, 19 de septiembre 2004
Dale el poder a un hombre y entonces lo conocerás: proverbio chino
El pasado mes de Junio escribí en este mismo espacio acerca del bono que se habían auto-recetado los integrantes del Ayuntamiento por haber arribado (así lo interpreto yo) a la “mitad del camino” dentro del ejercicio del poder local. En ese artículo señale lo siguiente:
“Según
los regidores, este mecanismo que conforma el bono ya estaba previsto dentro
del presupuesto pero ¿Por qué los saltillenses no se enteraron desde el momento
mismo en que se presupuestó dicho bono, es decir en noviembre-diciembre del
2003? La respuesta es muy sencilla: La forma en como se integra el presupuesto
es demasiado opaco, lo que permite disfrazar y ocultar cualquier tipo de
anomalía”.
Más
adelante apunte: “Otra pregunta ¿Por qué en ese momento los regidores, que hoy
argumentan que nunca estuvieron de acuerdo con el bono, no hicieron su negativa
publica en el momento mismo de su presupuestación? Y si lo hicieron ¿Cómo es
que una nota tan importante no la tomaron los medios locales?”
Pues
bien, traigo a colación los dos párrafos anteriores porque hace unos días se
dio a conocer el proyecto del presupuesto de egresos para el 2005 y en el que
se incluyen nuevamente, bonos tanto para el cuerpo edilicio como para los
funcionarios de primer nivel.
Si algo
hay que reconocer es que el proyecto de presupuesto para la ciudad se elaboro
en esta ocasión desde Septiembre, lo que en teoría permite, por un lado, un
mayor estudio del mismo y por el otro, más tiempo para realizar readecuaciones.
Asimismo, ya se escuchan por ahí voces que señalan el bono para el 2005, no a
la mitad del periodo del ejercicio del presupuesto, sino cinco meses antes de
que inicie su ejercicio. Esto sin duda es un avance.
Donde
sigue permaneciendo un área de oportunidad importante es en el hecho de hacerlo
público de manera oficial y no mediante la filtración de un regidor de
oposición, generando con ello interpretaciones que quizás confunden en lugar de
aclarar. En pocas palabras, lo que se debe exigir es que el presupuesto local,
se haga público de igual manera como se realiza en el gobierno federal desde
hace muchos años.
En
numerosas ciudades de EUA y Canadá, y sin importar su tamaño, el presupuesto
local es integrado en un voluminoso documento que desglosa todas y cada una de
las partidas presupuestales (tal como lo hace el gobierno federal mexicano) y
obviamente éste se hace público. Pero no solo eso, funcionarios del gobierno
local realizan presentaciones y Cabildeos con grupos civiles y empresariales,
así como con comités de vecinos.
Esta
actitud de los gobiernos locales norteamericanos, además de generarles
confianza entre la comunidad (el ciudadano tiene un incentivo extra para pagar
sus contribuciones sin excusa alguna),
les ayuda a obtener ideas interesantes cuando acuden con grupos
relacionados en la materia. Y es que en aquellas tierras las autoridades
locales han comprendido que el ciudadano no solo genera buenas ideas en comités
relacionados con tópicos de salud, cultura, seguridad pública y agua potable;
también genera buenas ideas para elaborar y operar un presupuesto, mientras que
en México el tema del presupuesto es un campo exclusivo para las autoridades en
turno ¿Porqué será?.
Pero
regresando al tema de los bonos, tenemos que vuelve a ser tema de debate
gracias a la inexistencia de un reglamento municipal que regule no solo este
rubro sino todo el presupuesto en su conjunto y así seguirá siendo hasta que no
quede debidamente regulado.
En el
vecino Estado de Chihuahua, la Asociación de Síndicos de Chihuahua (recordemos
que en ese Estado el Síndico es elegido de manera directa por el ciudadano)
prepara una iniciativa que pretende regular la elaboración del presupuesto y su
contenido. Esto con la finalidad de dar un orden a todo el proceso presupuestal
(ejemplo; no simplemente agregarle la inflación y listo) y evitar las
discrecionalidades que se ven cada año (otro ejemplo; las asignaciones de bonos
y otras remuneraciones).
Pero el
trabajo para regular los bonos no solo se debe constreñir a su debate dentro
del gobierno local. Los partidos políticos pueden y deben abordar el tema desde
el momento mismo en que lanzan sus convocatorias para seleccionar candidatos a
regidores y síndicos. En sus programas de capacitación, códigos de
ética/conducta y otros lineamientos, deben señalar claramente que la
realización y aceptación de “prebendas” ajenas a sus funciones pueden causar
severas medidas de disciplina, e incluso la expulsión.
Es
justo reconocer que algunos partidos reaccionaron ante el bono de “mitad de
camino”, pero ninguno de ellos diseño mecanismos internos sólidos para
sancionarlo, por lo que nuevamente su actitud será reactiva y no pro-activa.
Bajo sus sistemas actuales tendremos reacciones cada vez que suceda algo
similar.
De lo
que se trata entonces es de crear la cultura de que las remuneraciones surgidas
de la nada, y que son agregadas a costa y en perjuicio del contribuyente y peor
aun sin su consentimiento, no tienen cabida en el ambiente público.
Auto-recetarse
un bono de forma discrecional cuando se es funcionario publico es similar a
cuando un empleado de una empresa privada se auto-asigna un bono, afectando con
ello el patrimonio (finanzas) que no le pertenece, pero con la diferencia de
que el empleado seguramente será demandado por la empresa y posiblemente
encarcelado por robo ¿Sucede lo mismo en el sector público, donde el patrimonio
no le pertenece a los integrantes del gobierno sino a toda la sociedad?
De
ninguna manera estoy en contra de los bonos y otras remuneraciones ya que
cumplen con una función: estimular el buen desempeño de los buenos trabajadores
(públicos y privados). Si lo estoy, y seguramente muchos lo estamos, contra
aquellas asignaciones que se hacen con criterios opacos, indefinidos y
parciales.
Si el
actual gobierno local llegase a regular todo lo relacionado a los bonos y otros
estímulos (lo ideal sería todo el proceso presupuestal), ya sea a través de una
comisión interna o externa y plural (es lo recomendable), sería una buena
herencia no solo para la sociedad saltillense sino para todas las sociedades de
los otros municipios del país que presentan también problemas similares.
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