Escenarios priístas

 Dentro de la campaña electoral que esta por arrancar formalmente, el principal competidor del PRI a nivel estatal estará en el mismo PRI y dicha competencia se dará en precampaña. A diferencia del proceso interno de 1999, hoy quien desafía al partido es un personaje menos ortodoxo a como lo fue Enrique Martínez en su momento. Las recientes y violentas declaraciones de Chuy María Ramón son el presagio de un proceso interno que se antoja de pronósticos reservados. Hoy Chuy María se encuentra en los zapatos que Enrique Martínez utilizó en 1998-99. Los zapatos se llaman “el ya me toca”.

Pero hagamos un poco de historia para tratar de colocar elementos que nos permitan adelantar escenarios. La lucha reciente por la hegemonía política dentro del PRI en Coahuila data desde principios de los noventa cuando un tercer grupo, con base en el norte, sólidamente construido desde los inicios de los años ochenta y ajeno a los dos tradicionales grupos políticos dentro del PRI Estatal (Laguna y Sureste) llega a la gubernatura. Hablamos de Rogelio Montemayor.

Previo al surgimiento de esta nueva fuerza interna, los grupos tradicionales atendían (y atienden) una regla no escrita donde el grupo que llega al principal cargo Estatal (la gubernatura) compartía el siguiente cargo en importancia, generalmente el de Secretario de Gobierno. Además la firme disciplina existente era un candado que aseguraba la unidad. Pero los tiempos cambian, y más las personas. Montemayor puso en el segundo cargo de mayor importancia a un miembro de su misma región (Carlos Juarísti) rompiendo así una regla de compartir el poder.

A partir de entonces, de la "intromisión" de un tercer grupo en discordia, hace que los dos viejos grupos políticos sufran una transformación profunda y celebren un renovado pacto de unidad, necesario para enfrentar el bien armado complejo de poder dejado por los “norteños”. Con el triunfo de un político del sureste (Enrique Martínez) la secretaría de gobierno correspondía para la Laguna (Sifuentes). La regla volvía a aplicarse.

El pleito legal de Montemayor en PEMEX mermó indiscutiblemente su influencia en el Estado y el andamiaje construido por el, muy poderoso por cierto, perduró únicamente durante la primera parte del sexenio martinista. Un líder sustituto y claramente visible no llego para este grupo aunque se pudiera decir que Chuy María lo heredó, quizás sin querer. He aquí el poder político de este personaje y ni que decir de su poder económico.

Bajo este escenario, el origen de los precandidatos priístas que hoy contienden por la candidatura de gobernador es muy simple. Por un lado tenemos a Chuy María, vinculado por su origen a Montemayor y por el otro al resto de los candidatos, integrantes de los dos grupos tradicionales del PRI.

Ante las actuales circunstancias, donde compite contra el resto, Chuy María no tiene nada que perder y si mucho que ganar: una gubernatura. Poseedor de una fortuna que le da una seguridad tremenda para desafiar a su propio partido, Chuy María sabe que es ahora o nunca, debido a la dificultad por mantenerse durante seis años más como un político aspirante a Gobernador. Ahora bien la posibilidad de ver una fractura iniciada por Alejandro Gutiérrez, Raúl Sifuentes o Humberto Moreira es casi nula, ni que decir sobre Miguel Arizpe. Las razones son variadas.

El primero no cuenta con la fuerza suficiente entre el electorado (y en las bases del PRI) como para lanzarse a una aventura así y contender desde otro partido político. Su fortaleza radica en su capacidad para construir soluciones y alternativas a problemas serios (caso PEMEX por ejemplo) y en su habilidad para establecer puentes con el sector empresarial. Por su perfil sería un magnífico secretario de desarrollo económico, aunque dudo mucho que se incline por un cargo dentro del gabinete estatal en caso de que su partido gane la elección, o bien un excelente candidato a la reelección de senador por Coahuila (lástima que no haya).

Por su parte Humberto Moreira sabe que no pierde mucho en caso de no ser electo candidato. Su fortaleza radica en su juventud y en las redes magisteriales desarrolladas hábilmente desde años atrás y que pueden permanecer ahí por otros seis años. El Alcalde ya ganó con el proceso interno una mayor penetración entre el electorado, además de permitirle ampliar su marco de influencia más allá de su grupo tradicional.

Moreira ha hecho un juego inteligente de su figura durante su cargo como Alcalde aunque ciertamente muy cuestionado por el presunto uso de recursos públicos, he aquí una de sus principales debilidades, que bien pudiera ser engrandecida en un buen debate interno. Por lo pronto esta colocando su nombre para, en caso de no ganar, ser considerado como un fuerte aspirante a la senaduría, cargo que le permitiría seguir viajando por todo el Estado durante seis largos años.

Sifuentes parece el tipo de político disciplinado que aceptaría su no postulación y en política lo que aparenta es. La novedad en el proceso interno del PRI la esta poniendo Miguel Arizpe quien de último minuto decidió entrar a la contienda. Con un perfil que inspira confianza y mesura por un lado pero falta de empuje por el otro, Arizpe Jiménez parece estar haciendo válidos los pronósticos de quienes lo mencionaban como el caballo negro de la carrera.

Con los ánimos alzados entre Sifuentes, Moreira y Chuy María, Jiménez pudiera ser el candidato de unidad que tanto pretende el delegado del CEN del PRI en Coahuila. Sin embargo me queda la pregunta ¿Permanecerá Chuy María dentro del PRI ante una posible derrota interna aun y cuando esta se diera sin cargada?

Si yo fuera el la aceptaría sin problema alguno. El electorado hoy es más educado y reconocería su derrota como legítima, al menos que tenga un As bajo la manga que le indique que cuenta con ese “algo” que hace a los políticos ganar en la derrota.

Glosa: la campaña por la gubernatura del Estado de México tiene una

característica que siempre se da en los procesos electorales de los países desarrollados: debate. Son ya varios los debates entre los tres candidatos y aunque ciertamente no han sabido colocar sus propuestas (las acusaciones pululan), al menos el espacio esta dado. Ojalá en Coahuila se dé un ejercicio similar. Sus bondades no necesitan ser explicadas.

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