República de AMLO (1)

Localeando, 4 de Septiembre de 2006

Lo acontecido en el frustrado intento Informe de Gobierno de Fox en el Congreso es una pieza más de un rompecabezas que sigue armándose y que todavía no alcanzamos a vislumbrar el contenido del mismo. Pronto, algunas piezas clave de este rompecabezas serán colocadas cuando cada actor político individual, colectivo e institucional deba fijar su posición ante un punto de quiebre que esta por llegar y que quizás se dé durante el próximo 16 de septiembre con la Convención Nacional Democrática convocada por AMLO.

Por lo pronto, el perredista ya decidió el rumbo a seguir (constituir un gobierno de la República alterno y derogar instituciones), faltándole solo definir el alcance del mismo. Para ello AMLO se nutre de sugerencias de sus allegados pero también observa el panorama político y los movimientos que en el corto plazo se darán. Uno de ellos de suma importancia; la elección en Tabasco, donde un claro triunfo en la gubernatura, Congreso local y Ayuntamientos sería oxígeno puro para su movimiento.

Ante el llamado de fundar la “nueva República”, o en otras palabras la República de AMLO, la pregunta es cuales actores políticos y que gobiernos municipales y estatales se sumarían a ésta y bajo que condiciones lo harían. El gobierno alterno formado en 1988 por Maquío (donde Fox fue nombrado Secretario de Agricultura) fue meramente simbólico porque nadie cometería un suicidio político al respaldarlo abiertamente, además de que la oposición era muy limitada, pero al 2006 las cosas son totalmente distintas, pasando por una crisis financiera de 1995 que mostró discursos regionalistas e incluso separatistas principalmente en Monterrey y por un desarrollo sostenido de desigualdad entre el norte y sur del país.

En las filas perredistas las opciones que se barajan para el movimiento son todas y ninguna se descarta. Ni siquiera la del separatismo. La revista por Internet Reporte Índigo (www.reporteindigo.com) en su edición del 25 de Agosto 2006, No. 18, y editada por Ramón Alberto Garza, ex –colaborador importante del periódico El Norte, describe en su artículo “La República del Sur”, que para algunos radicales del perredismo el movimiento debe conllevar a la formación de la República del Sur o República del Soconusco. Agrega que incluso ya eligieron a Tuxtla Gutiérrez como la capital de ese gobierno alternativo, por considerarlo ‘territorio amigo’ y que confían en que Tabasco se gane y vaya tomando forma la mencionada república.

La revista agrega que el fundamento histórico del gobierno alternativo se basa en lo sucedido en 1914 entre Venustiano Carranza –el constitucionalista- y Francisco Villa y Emiliano Zapata –los convencionistas-. Obviamente Calderón emularía a Carranza y AMLO a Zapata y Villa. Aquí abro un paréntesis porque vale la pena resaltar que el problema para AMLO es que su movimiento no cuenta con un apoyo del Norte, porque este votó por FCH. Es decir, no hay “Villas” en la actualidad con AMLO. Reporte Índigo concluye que una vez declarado AMLO presidente Electo por la Convención Nacional, a celebrarse el próximo 16 de Septiembre, una parte de perredistas estaría impulsado al “nuevo presidente” a establecer la capital de la nueva república en la capital chiapaneca. Pero mi sentir personal es que de ganar Tabasco tendría más sentido trasladarla a Villahermosa.

El escenario construido por Reporte Índigo no ha sido el único formulado por un medio o comunicador de renombre. En días pasados, el prestigiado periodista y conductor del noticiero IMAGEN en su tercera edición, Jorge Fernández Menéndez, redactó en su columna Razones el artículo titulado “Tabasco, Chiapas, Oaxaca; el separatismo” (16 de agosto, periódico Excelsior). En él Fernández escribe “Pero en esa lógica de división (planteada por AMLO) también parece insertarse otro capítulo que no debe ser ignorado: el separatismo. Desde hace años, sobre todo después del levantamiento zapatista, un fantasma recorre las mentes de distintas corrientes que se creen de izquierda: la de una región autónoma que comprenda, básicamente, los estados de Tabasco, Chiapas y Oaxaca”.

Fernández añade “Allí (en estos Estados) pueden concentrarse desde el discurso racista disfrazado de indigenismo hasta las reivindicaciones sobre las riquezas naturales (petróleo, agua) pasando por la revancha social de un norte próspero que explota a un sur pobre”. Agrega que “Es parte de un interesante juego geopolítico de poder: allí se concentra el petróleo, buena parte del gas, de los recursos hidráulicos, madereros, turísticos del país, incluso de las remesas que se envían desde Estados Unidos. Si no se pudo, si no alcanzó para llegar al poder por vía electoral, se puede jugar al separatismo”.

El escenario planteado por Reporte Índigo y por Jorge Fernández Menéndez no suena del todo ilógico y es algo que merece ser analizado y discutido. En el Sur también hay un sentimiento regionalista marcado, a pesar de que todo mundo siempre voltea hacia al Norte para condenar el regionalismo y/o el discurso de algún empresario o figura pública norteña refiriéndose al tema. Cuando pasó lo del huracán Stan y ante la supuesta lenta respuesta del gobierno federal, diputados federales y senadores chiapanecos manejaron un discurso que cuestionaba la conveniencia de pertenecer a la federación. Otro par de datos; en 1995 durante la crisis de Tabasco con la elección de Madrazo como gobernador, el Congreso local amenazó con secesión si el gobernador (Madrazo) renunciaba e incluso un grupo de operadores madracistas liderado por Pedro Jiménez León preparó un plan que preveía escenarios en caso de que ese estado del país se separara. Tampoco olvidemos lo acontecido en 2001, cuando el ex –gobernador de Yucatán, Víctor Cervera Pacheco, trató de encender el movimiento separatista con el problema de los consejeros electorales. Como podemos ver, el separatismo también se respira en el sur.

El próximo 16 de septiembre no puede ser considerado como un día más. La creación del gobierno alterno durante la Convención quizás no sea un factor que golpee a una sorprendente fortaleza económica que hasta el momento ha mostrado el país. Pero la perspectiva cambiaría totalmente si ante ese pronunciamiento (o días después) actores políticos locales, regionales, diputados y alcaldes perredistas comienzan a reconocer formalmente a ese gobierno.

Continuará.

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