Qué el bicampeonato sirva para más

Artículo Localeando, 19 de Agosto de 2010 
Jaime Villasana Dávila 

Y ahí estaba yo presente el lunes pasado en el estadio Francisco I. Madero cuando los Saraperos de Saltillo iban construyendo contundentemente el Bicampeonato. Llegue tarde al juego (baja 6ª entrada) pero fue suficiente para presenciar en las últimas tres entradas hechos chuscos, alegres, llamativos, únicos, interesantes y otros no tanto, etc.

Aficionados y fanáticos (que no es lo mismo) hacían públicos sus sentimientos los cuales se perdían en un mar de ruido y euforia. No había suspenso pues el partido ya estaba decidido. Había felicidad. Un público en éxtasis, un perico de peluche volando, un gobernador bailando con Quique la mascota sarapera mientras un sector del mismo le celebraba, un Alcalde saltillense por momentos pensativo. Comparaba todo ese escenario con lo que viven en Torreón. En una ciudad se celebra y en otra se llora.

De repente, un trío de aficionados ubicados en el jardín derecho brincan al campo y corren hacia segunda, llegando a tercera y uno de ellos “anotando” otra carrera sarapera que por supuesto no iba a ser contada en la pizarra. La ineficacia de los policías estatales para contenerlos les obligó echarles a los perros. Estos atacaban a los “intrusos” (y quizás mordiéndolos), mientras la “raza” gritaba “culeeros, culeeros” a los oficiales pues fue un exceso y una muestra no muy profesional de cómo hacer guardar el orden.

Pero esto último que importa si los Saraperos estaban a punto de coronarse Bicampeones. Llegó el final y el ambiente fue simplemente indescriptible. Incluso ya es historia.

Un triunfo deportivo en una categoría profesional siempre trae cosas positivas a una comunidad. Desde económicas hasta identitarias, pasando por la recarga de buenas vibras y la generación de un ambiente social relajado. Estos triunfos unen, generan orgullo.

Pero esto es, lamentablemente, un efecto muy pasajero. Siempre la realidad se impondrá más temprano que tarde. Y esa realidad nos dice hoy que todo México está en una guerra sangrienta y como tal debemos actuar unidos y en todos los frentes; en el ámbito de la seguridad, de las reformas jurídicas, del mejoramiento del ambiente político, de los ajustes económicos, del fortalecimiento institucional, en el combate a la corrupción, etc. pues todo está interconectado.

La otra opción es que hagamos como el avestruz, escondiendo la cabeza para no darnos cuenta de lo que sucede alrededor nuestro o cumpliendo el famoso dicho; “al mexicano pan y circo”.

Ojalá la victoria sarapera arrastre no solo a Saltillo, sino a todo el estado a un mejor nivel de desarrollo integral e institucional. Felicidades y gracias Saraperos.

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