Voto de balance

Localeando, 30 de junio de 2011 
Jaime Villasana Dávila 

Llegó la hora de votar. ¿Por quién?. Para muchos ya no hay duda, otros la mantienen y al resto le importa un comino. Tres mundos, tres realidades y todos con preocupaciones diferentes.

Quiénes no tienen duda vale figurarse el porqué. Unos para mantener el trabajo (o esperando tener uno), otros para conservar privilegios, otros por compromiso sincero, unos más porque siempre han votado así. Votarán puntual el domingo y decidirán el resultado de la elección pues son la mayoría.

Su decisión, al estar ya ilustrada por las encuestas, nos conllevará a mantener el rumbo por el mismo camino “democrático”, el cual ha sido monopolizado por una sola fuerza política disfrazada de partidismo.

La historia nos dice una y otra vez que la excesiva concentración del poder no es buena bajo ninguna circunstancia política. Ni siquiera para quien ostenta el poder. Ejemplos al respecto sobran y estos, como era de esperarse, ya se ven en Coahuila.

No se trata de mantener o quitar una dinastía familiar, como muchos lo quieren hacer ver. Se trata de un asunto fácil de escribir pero a veces difícil de asimilar; de pesos y contrapesos, y nuestro estado lo requiere hoy más que nunca. Por ello al menos démosle la gubernatura a un partido pero el Congreso a otro. Esto le permitirá purgarse al partido en el poder y, en una de esas, tener una oposición de más calidad.

Si decides con tu voto mantener el status quo esta bien, es tu derecho, pero es cobardía ciudadana olvidar que también tienes la obligación de exigirles transparencia y rendición de cuentas o denunciar hechos ilicitos. Si no lo haces, te habrás convertido en complice y en obstáculo para consolidar nuestra endeble democracia.

Quienes no han decidido su voto las razones de dividirlo han sido expuestas, faltando entonces el concretizarlo. Quizás se sienten marginados e impontentes por, insisto, los números de las encuestas. Pero cada voto que contrabalancea el poder minimiza paulatinamente las desventajas cantadas, y en política el ganar con tal o cual diferencia importa muchísimo. De aquí la necesidad de no dejar de votar y hacerlo por balancear el poder.

Finalmente están a quienes les importa nada el tema electoral. Para este grupo ¡todos son iguales! o, como dijeron los argentinos en su momento de crisis, se inclinan por un ¡que se vayan todos!. Pero la actitud de valemadrismo confirmará lo primero y lo segundo no sucede si se deja de votar.

Bajo el actual contexto político y con una alternancia de gobierno cada vez más alejada, Coahuila no necesita cualquier voto. Necesita un voto que dé balance. Un voto moral, y ese solo lo puedes dar tú.

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