Artículo Localeando,
3 de octubre de 2015
Jaime Villasana Dávila
Llevo poco más de trece años en el mundo de las ONGs vinculadas
a políticas públicas y lejos de mejorar el escenario para ellas, parece que
empeora por diversos factores. Pero iniciemos por el principio.
ONGs mexicanas; renovarse o morir. |
Los movimientos civiles en la historia reciente de
México han sido notables y algo numerosos. Destaca por mucho aquel movimiento
del doctor Salvador Nava
acontecido en SLP en los 50s y 60s. Más reciente tenemos los generados en DF
por el terremoto del 85. Muchos otros locales nacieron también en los 80s y 90s
por arraigar la democracia en sus muncipios.
Pero una cosa es armar un movimiento civil y otra convertirlo
en una o varias ONG. De estas mutaciones tenemos varias. Un buen ejemplo es Alianza Cívica, surgida en 1994 para
exigir procesos electorales limpios ¿fracasos? Numerosos. Pocas son las que
sobreviven de esas épocas.
El escenario para las ONGs cambió luego del 2000. Antes
de este año los organismos y fundaciones internacionales no podían operar con
libertad directamente y/o a través de ONGs mexicanas debido al celoso gobierno
federal, pues les limitaba su actuar. Cuando llegó la alternancia sus ojos y
dinero se volcaron al país.
Hubo un boom de proyectos y programas financiados por
tales entidades internacionales. Muchas ONGs existentes se fortalecieron e
infinidad de otras nacieron. Un caso de esto último es el Colectivo CIMTRA el cual surgió en 2002
para medir transparencia de gobiernos municipales.
Con el pasar de los años México dejó de ser un país
necesitado de la cooperación internacional, la cual se mudó al sureste asiático
y principalmente África. Poco a poco fue llegando la época de vacas flacas para
las ONGs de este tipo.
Por otra parte, los recursos del gobierno federal para
financiar proyectos de ONGs eran y son limitados. La Iniciativa Privada
financia unos pocos pues lamentablemente prefiere concentrarse en el altruismo.
Las fundaciones mexicanas siguen siendo excesivamente selectivas.
Las ONGs que hoy son protagonistas lo son mayormente
por su staff profesionalizado, el cual les permite competir exitosamente por
los pocos recursos disponibles, y porque en sus consejos consultivos incluyen a
ricos empresarios. El resto se dedica a sobrevivir, a tratar de adaptarse o a alargar su agonía.
Muchas otras están prostituidas o copadas por intereses políticos.
Comento todo esto porque recientemente varios
conocidos “onegeneros” muy valiosos han “abandonado el barco” o están tentados
a hacerlo para irse a otros sectores.
Ojalá el escenario cambie. México requiere, quizás más
que antes, de cientos de ONGs fuertes ante el escenario actual. Nuestro país
está todavía lejos de ser una democracia plena con un Estado efectivo y
eficiente.
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