Michoacán, Coahuila, Sonora, etc.

Artículo Localeando, 23 de Julio de 2009 
Jaime Villasana Dávila 

Es por demás sabido que la relación institucional y no-institucional entre el Ejecutivo federal y los gobernadores cambió notablemente a partir del 2000, aunque ya venía produciéndose con el desmoronamiento del “hiperpresidencialismo” (como lo llama Jesús Silva-Herzog Márquez, JSHM) iniciado quizás desde 1968.

El último presidente priísta (Zedillo) alcanzó a ser relativamente el actor político dominante aunque el Congreso, en poder de la oposición a partir de 1997, reclamaba ya su lugar. Los gobernadores expectantes aguardaban su momento, el cual llegó con la elección de Fox quien apenas con dos meses como electo recibía un adelanto por parte de Cervera (octubre 2000) sobre lo que sería en adelante la relación Presidente-Gobernadores.

Si Zedillo tuvo a Madrazo como el gobernador rebelde, Fox tuvo en Cervera y Moreira a los suyos. Calderón se confrontó con Bours siendo hoy el reemplazo su paisano Godoy. Los motivos de los enfrentamientos han sido variados; desde tragedias (Pasta de Conchos) y conflictos electorales hasta temas fiscales pasando por la inseguridad.

De todos estos gobernadores Godoy resalta por ser el menos valentón pero no por ello menos decidido a defender “la soberanía de su estado”. En un comunicado, el gobernador michoacano se pronunció sobre el envío de más de 4,500 efectivos federales a su estado y exige coordinación porque “de otra manera se tomaría, no como un esfuerzo conjunto, sino como la ocupación de una entidad, que nuestra propia carta magna establece que es libre y soberano” (comunicado 170709).

En la “transitocracia mexicana” (definición de JSHM) la transición democrática se mueve a diferentes velocidades tanto estructural como regionalmente. Ciertos estados poseen una vibrante pluralidad política pero parálisis económica (caso Tlaxcala). En otros hay pujanza económica pero cuasi monopartidismo político (Coahuila). Unos avanzan de manera balanceada (Querétaro por ejemplo) y otros van en reversa (Oaxaca). En el resto el tiempo parece detenerse, lo cual es peligroso.

El discurso del gobernador de Michoacán, el de Coahuila, Sonora más los que se vayan sumando, nos recuerda la necesidad urgente de diseñar y poner en operación una nueva estructura política nacional que reemplace el cadáver del hiperpresidencialismo, pero al mismo tiempo nos desvela la naturaleza de muchos gobernadores; convenencieros, sin deseos genuinos de ser agentes democráticos. Exigiéndole al país (a cambio de nada) lo que “su estado se merece” pero que no puede darles por encontrarse casi de rodillas.

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