Por Jaime Villasana Dávila
(03 Noviembre 1999).-
El futuro de la ciudad tiene dos escenarios frente a sí. Hay dos hipótesis sobre su existencia, una de las cuales será realidad, lo cual depende de tres variables fundamentales: de la forma de gobierno que prevalecerá por estos tres años, del tipo de compromisos que se hayan realizado, y finalmente, de qué tanto le exijamos a la próxima autoridad
Imaginemos dos hipótesis sobre el futuro que le podría esperar a Saltillo al finalizar el año 2002.
La primera hipótesis. Un Saltillo pujante, progresista, en franca vía hacia la modernidad, con obras viales nuevas, con amplios espacios de participación ciudadana, "con agua para todos", con un rezago social que disminuye a pasos agigantados, con un índice delictivo por abajo del promedio nacional para ciudades con el mismo número de habitantes, con un problema del agua muy disminuido gracias a la puesta en marcha de importantes proyectos como el Proyecto Terrazas y la Planta Tratadora de Aguas Residuales (que estaría por iniciar funciones), con una policía amable y profesional, con más escuelas dignas, con un servicio de transporte que mejora día con día. En fin, una ciudad con un gran avance en todos sus aspectos.
Ahora imaginemos la segunda hipótesis. Un Saltillo con gran incremento en rezagos de infraestructura urbana, con un incremento enorme en los índices delictivos, con una policía corrupta, con "cacicazgos" y feudos de poder en las colonias populares (renacidos a partir del 1 de enero del 2000, léase lideresas), con una población todavía más apática en cuanto a su participación en los asuntos de la ciudad. Un Saltillo donde en las colonias populares existe sólo la ley de la lideresa, con nuevos ricos en la clase política municipal, con un pésimo servicio de transporte debido a promesas no cumplidas, con un plan de emergencia de los gobiernos Estatal y Federal para abastecer de agua a Saltillo: "SIN agua para todos", con colonias mucho más marginadas y olvidadas, con enormes problemas de vialidad. En fin, una ciudad que camina otra vez hacia el atraso social en todas sus formas. En resumen, una ciudad para no vivir en ella.
¿Suena muy distinta una de otra verdad? ¿Acaso no deseamos la mayoría de nosotros la primera hipótesis, aunque existan pocas personas que desean la segunda? Pues bien, alguna de las dos hipótesis seguramente ocurrirá en Saltillo a finales del 2002. Algo depende del tipo y forma de gobierno que llegue a realizar el señor Oscar Pimentel González, Alcalde electo. También de los compromisos realizados para alcanzar la posición que pronto ocupará. Pero también depende del tipo y forma de gobierno que nosotros, como sociedad, le exijamos lleve a cabo.
En resumen, Saltillo estará en cualquiera de las dos hipótesis en función a tres variables fundamentales:
- La forma de gobierno que ejerza el señor Oscar Pimentel
- De los compromisos que éste realizó
- De la forma de gobierno que nosotros exigimos
Pero vayamos por partes. Pimentel González necesita, y él lo sabe, de llevar a cabo un gobierno moderno, honesto, transparente, progresista, incluyente y de puertas abiertas a todos los saltillenses.
¿Para qué?, primero, para que él pase a la historia como un buen Alcalde, y segundo para que su partido político sea una oferta política atractiva para los electores "no olvidadizos", "olvidadizos" y hasta "prostituidos" en las elecciones locales del 2002. He aquí pues el tipo y forma de gobierno que necesita realizar el Alcalde electo. Esta es la primer variable fundamental.
Si bien sabemos que la tarea no es fácil, tampoco se torna imposible. La primer variable fundamental es de las denominadas como "variable controlable", es decir, que está en sus manos que pueda o no controlarla es, pues, cuestión de querer llevar a cabo un buen gobierno con las características ya mencionadas. Sólo basta con que rompa con ese viejo estilo priísta de gobernar para unos cuantos y no para todos. Es decir cumpla esa tan sonada frase e imposible de creer (y de realizar): "el nuevo PRI".
¿Pero qué es lo que hay que hacer para romper con ese viejo estilo priísta que tanto daño a hecho a México, a Coahuila y a Saltillo? Es en la frase "gobernar para todos y no para unos cuantos", donde se torna difícil su próximo Gobierno. ¿Podrá romper con esos compromisos no escritos, que aunque se nieguen, están presentes en la agenda?. Estamos pues en la segunda variable fundamental, la de los compromisos.
Para el señor Pimentel esta variable es también "controlable" porque él pertenece al mismo partido al que pertenecen todas esas organizaciones cerradas y retrógradas que no permiten el buen desarrollo de Saltillo, ya que sólo ven hacia sus propios beneficios, y eso todo mundo lo sabemos. Para un gobierno de extracción diferente al PRI, esta sería una variable "no controlable", por obvias razones.
Es muy común que para llegar al poder se tenga que hacer "pactos o compromisos" entre el que aspira al poder y los que lo apoyan a llegar al poder. Sucede en todas las democracias modernas del mundo y hasta cierto punto son válidas. La diferencia de los "pactos o compromisos" de los países democráticos modernos con los que hacen algunos políticos, personas o partidos políticos en México, es que en otros países realizan compromisos que aportan, que ayudan, que suman a la formación de una mejor sociedad y a la construcción de una ciudad moderna, es decir, es una relación ganar-ganar. Gana su oferta política junto con todos sus involucrados y la permanencia en el poder, pero también ganan, y mucho, los gobernados.
En cambio en México, algunos que pretenden llegar al poder todavía realizan el compromiso del "intercambio de poder" (con todo lo que de él se genera), es decir, te doy el poder "ante" la ciudad, pero me das el poder de una parte o estructura de la sociedad. Así las cosas, la tarea se torna difícil, porque se convierte automáticamente una variable "controlable" en una variable "incontrolable". ¿Por qué? Porque al ceder el gobierno o poder a esas personas u organizaciones debido al compromiso, en esa parte o estructura de la sociedad, la nueva autoridad ya no tendrá injerencia sobre los asuntos que ahí se vierten. Entonces gobernaría para unos cuantos y no para todos, y esto genera lo que ya todos conocemos; chantajes, corruptelas, preferencias, sobornos entre otras malas características que un gobierno debe a toda costa evitar.
Del tipo de compromisos depende principalmente el que se cumpla una hipótesis o la otra, del tipo de compromisos depende que vayamos por un camino o el otro, del tipo de compromiso depende el tipo de ciudad que tendremos.
¿Qué tipo de compromisos realizó Oscar Pimentel? ¿De los compromisos que aportan a la construcción de una mejor sociedad, o los que al contrario, hunden a la ciudad y nos vuelca a un pasado digno para olvidarse? La respuesta sólo él la sabe, pero por el bien de la ciudad esperemos que sean del primer tipo. De ello depende que se concrete la primera hipótesis, y no la segunda.
Ejercer la oportunidad de ser gobierno en México es complicado y difícil. Se lucha contra un entorno corrompido que ha sido desgraciadamente "muy bien" construido durante los últimos setenta años por un partido que hoy se niega a morir y que parece, debido a lo que se construyó, que el ser corrupto es lo normal y común. Si llegas con las ansias y ganas de introducir nuevas formas, claras y transparentes, de hacer bien las cosas, te ven mal y enseguida saltan las voces desalentadoras.
Luchar contra todo lo anterior no es fácil y más cuando el peor enemigo al que te enfrentas es el tiempo. Tu mejor aliado es aquella parte de la sociedad que quiere un cambio pero que desgraciadamente todavía es minoría, pero por ellos vale la pena enfrentar lo que sea y a quien sea. Cambiar el panorama que todavía existe y que ha existido por setenta años, en sólo tres, seis o doce años es prácticamente imposible. En algunos países que hoy son ejemplos a nivel mundial tardaron generaciones enteras.
Finalmente, alcanzar la primera hipótesis no sólo es un compromiso que debe hacer realidad la nueva autoridad, también es un compromiso de todos los saltillenses. Depende el qué tanto le exijamos al nuevo Gobierno municipal. Estamos en la tercer variable fundamental.
Para alcanzar la primera hipótesis, Oscar también tendrá que construir puentes, tan necesarios, con las diferentes organizaciones y organismos que existen en la ciudad. Me refiero a todo tipo de ellos, desde sindicatos que controlan el transporte en la ciudad, hasta el organismo social más sencillo. Hay que llevar a la práctica la fórmula "tanta sociedad como sea posible y tanto gobierno como sea necesario". Pero aquí lo importante es que autoridad y organizaciones no gubernamentales se complementen para obtener mejores resultados para la sociedad en general, no que se confabulen y se complementen por conveniencia para ambos, es decir, para obtener beneficios mutuos y no para la sociedad.
Pero más aún, todo aquel ciudadano que quiera en verdad un mejor Saltillo, todo aquel ciudadano, que aunque sea desde trincheras diferentes y acorde a sus posibilidades, esté comprometido con Saltillo, deberá exigir que el próximo Gobierno sea transparente, honesto, de puertas abiertas, sin compromisos oscuros. Manifestémonos y exijamos. Después de todo, por no exigir y por no manifestarnos, hemos tenido pésimos gobiernos.
Una de las dos hipótesis tendrá que cumplirse, todo depende de las tres variables fundamentales, y cómo se lleven a cabo. Tú, ¿cuál hipótesis prefieres para Saltillo y para nuestros hijos?
Gracias nuevamente a los pocos lectores de este artículo, hasta la próxima.
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