Localeando, El Diario de Coahuila, 24 de julio 2003
Hace poco más
de tres años escribí en un periódico de la localidad las acciones que
algunas ciudades han llevado a cabo en
materia de transporte público. En aquel entonces señale que en la ciudad de St.
Catharines, en Ontario Canadá, opera en plena zona centro una “Estación de
Autobuses” (o “Bus Terminal” en inglés).
Dicha
estación es moderna y funcional. Ofrece todos los servicios que los usuarios
demandan y los espacios que los choferes necesitan para maniobrar sus unidades,
además de que en los pisos superiores de esta estación están muchas de las
oficinas municipales, inclusive la de transporte público. Es decir, las
oficinas estaban ubicadas en el preciso lugar en el cual se necesitan.
Mencione
también que a pesar de que ésta estación se localiza en el centro de la ciudad,
ésta no generaba un caos vial, y que por el contrario, todo estaba debidamente
señalizado y con semáforos. A esta estación de autobuses arriban tanto los
autobuses foráneos como los que dan servicio a la ciudad. Sin embargo es justo
reconocer que St. Catharines enfrenta hoy en día el problema de muchas ciudades
de Norteamérica, el despoblamiento de la zona centro, lo que hace que el flujo
de vehículos sea menor que en ciudades como la de Saltillo, que sin embargo y
con más que razón obliga a rediseñar el flujo vehicular de una zona por demás
saturada de vehículos.
En dicha estación cada ruta de transporte local tiene su propio “cajón”
o plataforma de arribo, mismas que allá las identificaban por las letras del
abecedario, es decir si tu querías tomar la ruta 2 tenias que abordarla en la
plataforma “A”. Había plataformas que recibían a dos rutas como la plataforma
“O”
que recibía a las rutas 12 y 15 si mal no recuerdo. Pero no imagine
usted que estas rutas se peleaban por el lugar o permanecían por más tiempo del
permitido (como sucede en Saltillo). Todos los operadores y de acuerdo a su
ruta, sabían a que hora había que arribar a la plataforma y a que hora había
que partir, todo bajo un perfecto orden, es más, habían hasta relojes digitales
grandes y claramente visibles para que los operadores supieran la hora, como ya
lo dije, a la que debían partir.
En total esa estación de autobuses tiene 15 cajones o plataformas, donde
cada camión que llegaba a ella solo podía estar de 5 a 8 minutos porque a los
diez minutos llegaba otro camión de diferente o igual ruta a levantar pasaje.
Otro punto importante es que en cada señal de parada estaba impreso el teléfono
(no solo un “camioncito” que indica que es parada oficial) al que los
ciudadanos podían hablar para reportar que el camión no había pasado a tiempo o
para reportar el mal comportamiento del chofer, cosa que nunca vi en algún
operador, al contrario todos eran muy amables y ya conocían a sus usuarios, lo
que hacia que la relación operador-usuario fuera agradable y amena. Me
preguntaba a mí mismo como todo aquello, que en Saltillo es un gran problema,
ellos lo solucionaban dentro de un mismo espacio y sin interferir con el
tráfico en las calles y sin molestar a los transeúntes y a los automovilistas.
Si quisiéramos trasladar esa estación de aquella ciudad canadiense a
esta Capital, habría que construirla en toda una manzana del centro que tuviera
las medidas adecuadas. Imagine una bonita estación de transporte público en el
centro de la ciudad que eliminaría los problemas que ya le mencione. A mi se me
ocurre que un buen lugar para construirla sería en la manzana que esta rodeada
por las calles de Allende, Pérez Treviño, Acuña y Lerdo. ¿A usted cual manzana
le parece mejor?.
Entre los muchos beneficios estaría el de eliminar las eternas paradas
de los camiones urbanos sobre las calles Aldama (entre Padre Flores y
Xicotencatl), Pérez Treviño (entre Allende y Xicotencatl) e Hidalgo (entre
Pérez Treviño y Juárez). Desaparecerían los congestionamientos de tráfico
vehicular que se hacen en esas calles debido a los camiones urbanos, los
comercios afectados por estas paradas también se verían muy beneficiados al destinar
esos espacios libres a estacionamientos de clientes potenciales, los ciudadanos
tomarían el autobús en un lugar seguro y cómodo. Yo imagino, otra vez, esa
estación en Saltillo y pienso en todos los grandes problemas que como ya lo
mencione, serían solucionados en el centro de la ciudad. Si en otras ciudades a
funcionado, ¿Porque en Saltillo no habría de funcionar?
Por otro lado en el piso superior de esta estación de autobuses se
localizaría (como en aquella ciudad canadiense) la oficina municipal del
Transporte para “sacarla” de la Presidencia Municipal, a donde los usuarios y
concesionarios tienen que trasladarse para realizar sus asuntos
correspondientes como dar una queja por un lado o el pago de concesiones por el
otro.
Además en dicha estación de camiones urbanos habría también módulos de
información (como turística, mapa de rutas –como en St. Catharines- , paradas,
horarios de transporte), módulos de quejas para los usuarios, módulos de
recaudación y pagos de servicios (agua, luz, teléfono, predial, etc.), e
inclusive los concesionarios podrían establecer sus oficinas de atención y
hasta un pequeño auditorio de capacitación.
Sin lugar a dudas este “proyecto” sería costoso, no se cuanto, pero es
100% realizable dada la capacidad financiera de la ciudad. Recordemos que a
grandes males grandes remedios. Por otra parte con este proyecto seguiríamos
rescatando nuestro centro histórico (que empezó con el arreglo de la horrible
fachada que por aquel entonces tenía Bancomer y que continúa con la remodelación
de la fachada del mercado Juárez) ya que esta nueva estación tendría un diseño ad
hoc.
Rescate este escrito porque hoy en día Saltillo sigue
enfrentando un grave problema con el transporte público (y con el tráfico en la
zona centro) y no me cabe duda que para enfrentar esta situación hay que hacer
obras importantes y llevar a cabo buenos programas integrales. Las últimas
administraciones municipales han tenido su sello distintivo en cuanto a la
realización de obra y a la puesta en marcha de programas que han traído
beneficios. Sería excelente para la ciudad, que a un problema al que pocos le
han podido hacer mejoras tangibles, encuentre hoy una solución integral.
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