El Diario de Coahuila, 14 de agosto 2003
Mientras el mundo sigue su marcha sin detenerse un
instante, muchas de sus ciudades compiten entre si para desarrollar y atraer
aquellos elementos que las hacen ser
atractivas, no sólo para los capitales globales de inversión, sino
también como lugares de residencia definitiva, diversión, alojamiento temporal,
centros culturales, centros políticos y demás.
Así pues, tenemos en el mundo
ciudades que son puntos turísticos por excelencia: Madrid, París, Can Cun, Montreal, Sao Paolo, Papeete,
Honolulu, etcétera. Hay otras que son grandes centros financieros donde los
capitales se multiplican – o dividen – como Nueva York, Frankfurt, Tokio,
Chicago, Londres, Honk Kong, etcétera. Otras ciudades son verdaderos complejos industriales
(Pittsburg, Monterrey, Manchester, Kiev, Shangai, etcétera).
Hay también ciudades que son centros de desarrollo
tecnológico (Oslo, San Francisco, Estocolmo, Los Ángeles, Nueva Dheli, Taipei,
Seoul, etcétera) o ciudades que se identifican como sedes de moda vanguardista
(Milán, Paris, Barcelona, entre otras) o bien ciudades que se caracterizan por
ser centros maquiladores baratos (Tijuana, Bangkok, Managua, Bombay, Ho Chi
Min, etcétera). En fin, que existen ciudades que han logrado posicionarse como
centros especialistas de alguna actividad económica, política o cultural, lo
que sin duda les genera ventajas competitivas frente a las demás.
A nivel nacional ésta clasificación igualmente aplica
y la competencia entre ellas también es igual de encarnizada. Así pues, la
región de Saltillo, enfocada a la producción automotriz, compite con
Aguascalientes y Puebla por conquistar la atención de las grandes firmas de
automotores. Monterrey compite con Guadalajara y la Ciudad de México por ser
los centros económicos del país. Can Cun disputa con Los Cabos, Acapulco e
Ixtapa el atraer la mayor cantidad de turistas extranjeros, y así podemos
encontrar muy diversos frentes de competencia.
El rol que las ciudades están jugando hoy en día en la
construcción del futuro mundial es cada vez de mayor envergadura. Sin
menosprecio de la figura del Estado-Nación, los centros urbanos comienzan
también a ser el principal atractivo para el sector mundializado, según Saskia
Sassen, investigadora del Centro de Investigaciones Sociales de la Universidad
de Chicago.
Dentro del Seminario Internacional “Ciudades del Siglo
XXI ¿Competitividad o cooperación?”, organizado en estos días por el CIDE y el
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Saskia señala que este sector
mundializado comienza a dirigir sus baterías a las ciudades porque ofrecen tres
lógicas que juegan un papel importante: a) ofrecimiento de los elementos para
el desarrollo global, b) son productoras importantes de información y c) son utilizadoras de la
tecnología de la información.
Bajo estas lógicas pronunciadas por Saskia, tenemos
entonces que si bien el Estado-Nación como tal es la carta de presentación a
este sector mundializado, las ciudades son las que realmente se encargan de
materializar el ofrecimiento realizado por los gobiernos nacionales, mediante
la proveeduría de los servicios necesarios para, primero, poder operar
adecuadamente y después ser competitivos.
Sin embargo, no hay que olvidar que la carta de
presentación (el Estado-Nación) debe ser lo suficientemente atractiva para
sobresalir entre las cientos que actualmente circulan entre las manos de los
tomadores de decisiones. Todos los gobiernos están ansiosos por primero atraer
y después por mantener dicha atención.
Aterrizando todo lo anterior tenemos que si bien
durante algún tiempo ha aplicado ese dicho mexicano de “crea fama y echate a
dormir”, la realidad es que cada día es más difícil mantener esa fama, por lo
que el dormir ya no es posible en la actualidad. Al día de hoy el nombre de
“Saltillo” está bien posicionado en Detroit y en Sttugart, pero no hay que
olvidar que sus ventajas competitivas fácilmente pueden quedar rezagadas o
diluidas sino se llevan a cabo acciones que le permitan diferenciarse de las
otras ciudades que quieren, sino todo el pastel, sí una gran rebanada.
Las autoridades locales suelen esconderse en los
argumentos de que para generar condiciones óptimas que atraigan inversiones es
necesario que el gobierno nacional o estatal mantenga una adecuada política de
promoción y de desregulación, pero no se dan cuenta que estos decidores
visualizan con la misma meticulosidad la tarea que ellos están desarrollando y
la que desarrollarán en un futuro.
La competitividad no sólo se enmarca o se reduce a la
definición de un marco regulatorio y a una estabilidad macroeconómica. También
tiene que ver con la calidad de gobierno local que prevalece en una comunidad.
Y es que de esta calidad de gobierno depende en mucho el grado de progreso
integral de los habitantes.
En otras palabras, un ciudadano que habita en un lugar
donde su gobierno rinde cuentas, informa constantemente de los avances
logrados, goza de buenos servicios públicos, hay suficiencia de agua, se
aplican políticas de desarrollo sustentable y ecológicas, tiene un transporte
puntual y seguro, pues todo ello, se conjuga para que el trabajador o empleado
tenga un nivel de rendimiento adecuado que permite a las empresas mantener esa
competitividad necesaria.
Un mal gobierno genera tensión entre sus habitantes, haciendo
que éstos lleven a cabo malos desempeños individuales y que a la larga aminoran
el desarrollo colectivo. La competitividad envuelve tantas cosas que para que
ésta se de, todos los actores debemos hacer nuestra parte. ¿Usted hace la suya?
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