Retos partidistas en Saltillo


Artículo Localeando, El Diario de Coahuila, 4 de enero 2004

Cualquier organización del índole o tipo que sea, al igual que la sociedad, va construyendo con el tiempo redes de convivencia, costumbres y reglas escritas cuyo propósito es garantizar una armonía que conlleve a la consecución de objetivos y metas previamente establecidos.

Pero como todos sabemos no todo es “miel sobre hojuelas” en el andar diario, y mucho menos cuando algunos pilares que sostienen el status quo están siendo cimbrados por un acontecimiento o hecho aislado que al parecer esta fuera de línea. Cuando esta organización es de carácter político, digamos un partido político, entonces la situación requiere de una mayor atención (y de acciones) por parte de quienes son los responsables de dirigir en ese momento las riendas respectivas.

Un partido político casi es igual de complejo que una sociedad. Pudiéramos encontrar algunas salvedades, aunque una muy importante es que en una sociedad todos tienen derecho a voz y voto y en el primero solo algunos votan, pero todos pueden tener voz por ser entidades de interés público.

En mi breve estancia por Saltillo humildemente pude observar que su sociedad marcha a buen ritmo aunque se encuentra quizás algo frenado por la calidad de sus partidos políticos y es que estos son los que, nos guste o no, lo conducen hacia su futuro (como sucede en el resto del país), aunque vigilados de cerca por algunos sectores, principalmente el empresarial.

En diversas pláticas que sostuve con algunos miembros del PAN pude comprobar que este partido todavía se encuentra muy lejos de poder armonizar ya no digamos con la sociedad y por lo tanto acceder al poder municipal, sino entre sus integrantes mismos. Y es el que el cáncer del divisionismo sigue muy presente.

De todos es sabido que existen dos bandos en este partido: rosendistas y garciavillistas y también se sabe que recientemente realizaron un evento en Torreón para “limar” asperezas entre sus dos eternos cabecillas que llevan más de diez años como líderes morales (¿Acaso se ve esto en el PRI hoy en día?), aunque lo malo para los panistas es que dicho evento tuvo muy poca o nula difusión. Lamentablemente el daño y el divisionismo es  mucho mayor a eso, y se requiere más que una simple reunión y que una fotografía para borrar todas las controversias históricas existentes. Se requieren de medidas fuertes y de acciones contundentes, no simulaciones.

Siendo honestos, el horizonte dentro del PAN no se vislumbra nada fácil, salvo que sus actuales líderes verdaderamente ostenten una actitud de autocrítica y de voluntad política que vea hacia delante. Incluso, algunos de ellos deberán de modificar actitudes por el bien del partido que tanto dicen respetar. De lo contrario el cáncer seguirá avanzando.

Ahora bien, un PAN débil es igual de malo para el PRI aunque ostente el poder, ya que llegará un día en que el elector simplemente se canse de él. Y es que sin ese contrapeso político externo el PRI corre el riesgo de verse secuestrado por líderes con visiones egoístas e intereses extremadamente personales, mismos que difícilmente se dan cuando existe un buen sistema de competencia partidista que permite renovar a los cuadros y oxigenar el sistema de relaciones interpersonales.

No hay que olvidar que en un ambiente de competencia, que sé dá en cualquier ámbito (no veo porque no en la política), hace que ese extra aparezca.  Es más, ni siquiera las compañías altamente dominantes en su mercado, o el atleta más competente, deja de fortalecer sus fuerzas y trata de llenar vacíos competitivos. El caso del PRI en Saltillo, es similar y no debe dormirse en sus laureles, so pena de que sus fortalezas se vayan minando de una manera invisible para ellos.

Y de cara a la selección de candidatos para el final del 2004 diré que aunque que hoy en día la tendencia es que los electores votan más a una persona que a un partido, no hay que perder de vista que esto sucede casi exclusivamente cuando: a) una sociedad esta cansada sobre la forma en que sus autoridades actuales conducen el gobierno (caso PRI en el 2000), b) debido a un escándalo mayor (caso Eleazar Galindo en 1989 y que a la postre condujo al triunfo de Rosendo Villarreal en 1990, y que de no haberse dado lo primero difícilmente el segundo hubiera ganado) y c) cuando el elector duda de la capacidad del candidato cuyo partido esta actualmente en el poder (elecciones municipales de 1996 o 1999).

Tenemos entonces que aquel partido que apueste únicamente al carisma de su candidato para ganar una elección, debido a su debilidad institucional partidista (caso PAN), definitivamente esta condenado a la derrota. Pero que no cante victoria aquel partido que es fuerte en lo institucional (caso PRI) si su candidato no tiene el carisma necesario. Hoy la victoria se centra en una suma de factores.

El 2004 será sumamente interesante en el ámbito municipal, estatal y nacional, y habrá que disfrutarlo en todos sus sentidos. Los retos de los dos partidos políticos en Saltillo ahí están: El PAN recomponer en todos los niveles sus relaciones interpersonales y de estrategia mediante la disminución (y en el futuro jubilación activa) de los líderes tradicionales (Rosendo Villarreal y Juan Antonio García Villa) para que se permita el surgimiento de otros nuevos (Zermeño, Saro, Gómez, López, etc.) y por su parte el PRI deshacerse de la todavía imagen de partido de liderezas y de paternalismos recalcitrantes mediante la sustitución de malos elementos que siguen dañando la nueva imagen que pretenden dar. En lo demás creo que las tiene todas consigo.

Familia y amigos. Aunque no vi a la totalidad de mis amigos de antaño en estas vacaciones de fin de año, si pude ver a los suficientes como para cargarme de energía en esta nueva ausencia. Mi conclusión es que la familia y los amigos son importantísimos para abrirse camino en esta vida. Hasta la próxima.

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