Localeando, El Diario de Coahuila, 22 de febrero 2004
Los sinsabores
entre políticos y empresarios siguen estando a la orden del día, y es que por
un lado y en lo general, la clase política en México no acaba de comprender que
para ser competitivos como país se requiere de un gobierno (municipal, estatal
y federal) también competitivo, o en otras palabras, eficiente y efectivo, ya
que de no ser así, los obstáculos, costos e incertidumbres se multiplican y la
generación de empleos se convierte en una auténtica aventura. Por otro lado los
políticos recriminan a los empresarios su falta de valor para arriesgar en
negocios que claramente pueden ubicarse dentro de una incertidumbre jurídica y
que por lo tanto pudieran generar mas problemas de los que pudieran resolver,
como el desempleo.
Algunas veces
logro observar actitudes arrogantes y desvirtuadas entre algunos políticos al
hacer creer entre la sociedad que facilitar los reglamentos y leyes para hacer
negocios son como ofrecer el país en charola de plata para que hagan de él lo
que quieran. Eso sí, cuando hay problemas de desempleo se van con todo en
contra de la clase empresarial acusándolos casi de despatriados por no invertir
y de paso acusando también a quien ostenta el gobierno en turno.
Otro show que
últimamente tenemos que “disfrutar” los ciudadanos cuando hay problemas de
exceso de ordenamientos que hacen casi imposible la inversión, son las
acusaciones y recriminaciones entre las autoridades municipales, estatales y
federales. Entre ellos se hacen señalamientos de incapacidad, mientras la
sociedad, ansiosa de empleos, sufre las consecuencias.
Si yo como
ciudadano con empleo me siento frustrado e impotente ante todo lo que veo y
sucede entre los partidos (discusiones intolerables y radicales, ni siquiera
debate o dialogo de sordos), no me imagino entonces como se encuentra un
empresario que arriesga su dinero en aras de obtener un legitimo beneficio y
peor aun como la pasa un conciudadano que esta ávido de un empleo. En
definitiva, algunos de nuestros políticos y gobernantes de cualquier orden de
gobierno hacen demasiado ruido (lamentablemente este país toma sus decisiones
sobre la base de eso, el “ruidometro”), como para frenar a este país.
Laurrel David,
Administrador del Condado de Campbell, Virginia, escribió lo siguiente: “Los
negocios que operan en nuestra jurisdicción - municipio- y que emplean a
nuestros ciudadanos, están diariamente compitiendo con presiones cada vez más
crecientes que vienen de influencias externas. Si queremos que nuestra comunidad
de negocios continúe siendo competitiva (y siga generando empleos), los
gobiernos locales deben, de igual forma, mostrar un alto desempeño y
competitividad en la prestación de los servicios públicos. Solo así, podrán
ellos continuar su posición en el mercado. Si nosotros como autoridades no
ayudamos, al menos en este esfuerzo, no estaremos haciendo nuestra parte”.
Aunque David
enfocaba su comentario al gobierno local, dado que él es funcionario de uno de
ellos, estoy cierto que aplica también a los otros dos ordenes de gobierno.
Aunque escasos, en México también tenemos a varios David, desafortunadamente
son muy pocos. Y es tarea de todos hacer que cada día sean más.
Al respecto los
mismos empresarios tienen una función especial que desempeñar en México y al
parecer han quedado cortos en esto. Quizás porque no se han dado cuenta. Andres
Oppenheimer señala en uno de sus artículos, que según un estudio, en México las
donaciones privadas -en efectivo y en especie, excluyendo trabajo voluntario-
son de apenas el 0.04 por ciento del producto bruto; en Perú el 0.03, en
Colombia también el 0.3 y en Argentina el 0.4 por ciento. En Estados Unidos,
las donaciones privadas representan el 1 por ciento del producto bruto.
Algunos hombres
de negocio pudieran señalar que ello se debe a la falta de un sistema legal e
impositivo que aliente las donaciones privadas, pero no se debe escudar en
ello. Hoy en día podemos ver que grandes fundaciones ligadas a empresas
importantes realizan magnos donativos pero tristemente la mayoría enfocados a
bienes materiales (ropa, juguetes, computadoras, bicicletas, entre otros), lo
que pudiera compararse con mucho de los apoyos que siguen dando los gobiernos.
En palabras más llanas, siguen cometiendo el pecado que por tanto tiempo se ha
criticado.
“Enséñales a
pescar no les des el pescado” es un dicho que se escucha por ahí y yo lo
adaptaría a “donen a programas y proyectos que fortalecen las capacidades
personales e institucionales”. Es muy común que iniciativas civiles mexicanas
que pretenden fomentar la mejora de procesos e instituciones, y que por
consecuencia tienen un alto impacto en el desarrollo de la sociedad, tengan que
acudir a fundaciones extranjeras porque las nacionales muestran poco interés en
ellos, quizás por que dichos donativos o apoyos no lucen ante los ojos de los
ciudadanos.
Así que el
mensaje aquí para los empresarios es que de ese 0.04 por ciento en apoyos y
donaciones, una mayor parte lo enfoquen a apoyar iniciativas civiles que
impulsan el desarrollo institucional de los gobiernos. Esto traerá como
consecuencia que poco a poco vayamos teniendo menos de esos políticos y
funcionarios que se basan en el “ruidometro” y más del tipo de Laurrel David.
Glosa: Según la
encuesta telefónica GEA-ISSA de la semana pasada, Santiago Creel ya rebaso en
las preferencias entre panistas a Martha Sahagún. El primero tiene una
preferencia de 37% y la segunda de 29%, cuando semanas atrás las cifras eran
inversas. Aunque Creel no es para mi juicio el mejor candidato de los panistas,
éste es mucho mejor a una señora que absolutamente nada tiene que hacer en esos
ruedos, no sé de donde se ha creído tal barbaridad. Por otro lado, la misma
encuesta señala que 1 de cada 3 encuestados manifiesta una buena opinión de
Castañeda, para mi juicio el pre-candidato que deja la retórica y demagogia a
un lado para ofrecer propuestas concretas. Mientras, AMLO continua en los
cuernos de la luna con un 69% de preferencias entre perredistas.
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