Cué y Castañeda


Localeando, El Diario de Coahuila, 28 de marzo 2004

Las candidaturas ciudadanas para acceder al poder público están prácticamente vetadas en este país gracias a los partidos políticos, quienes se reconocen a sí mismo como la única vía para acceder a un cargo de elección popular. Si bien es cierto que se vislumbra en el mediano plazo una modificación a lo anterior (al menos para acceder al poder en los municipios), aun sé esta muy lejos de que esta figura independiente disfrute de las garantías necesarias como las que gozan los partidos.

Gabino Cué, Alcalde con licencia de la capital y aspirante a la gubernatura de Oaxaca era hasta hace unos días el primer referente nacional en lo que respecta a un candidato ciudadano con las características que se presenta. Cobijado por el partido Convergencia, pero sin pertenecer a él, y aprovechando un ambiente político de hartazgo entre la sociedad y ocasionado por una desastrosa administración municipal panista y anteriores gobiernos prisitas, Cué arribo a la alcaldía de Oaxaca con un amplio margen de maniobra política.

Su trabajo en la capital y su personalidad de “independiente” hicieron que su figura fuera creciendo, a tal grado que llego a comprenderse que él representaba la única persona capaz de enfrentar a un priísmo que tiene profundas raíces y donde conserva todos los viejos vicios habidos y por haber. Los partidos de oposición estatal (PAN, PRD, PT, entre otros) no tuvieron otra salida mas que sumarse a él y hoy Cué representa un duro hueso de roer para el priísmo Oaxaqueño dadas sus amplias posibilidades de triunfo.

Las candidaturas ciudadanas son comunes en países con democracias consolidadas. Ahí se les ve como verdaderas opciones que ponen a los partidos no-solo a preocuparse por el del frente, sino también por el de a la vuelta. Además se llega a interpretar que si surgen candidaturas independientes con un fuerte arrastre entre la sociedad es porque los partidos no están siendo capaces de aglutinar y procesar las demandas ciudadanas en genuinas propuestas. En otras palabras, el surgimiento de candidaturas independientes les ayuda a los partidos a renovar su discurso y a identificar de manera más clara donde están fallando, análisis que no puede darse cuando el circulo político es limitado y siempre el mismo.

Haciendo un paréntesis, ahora que al parecer en Coahuila se abrirá un nuevo capitulo de reformas electorales sería una gran aportación al país que se aprobaran las candidaturas ciudadanas, al menos para competir por cargos de elección municipal. Dando este paso, Coahuila no solo seguiría teniendo la ley electoral más progresista, sino será un indicio del grado de madurez política y democrática que se ha alcanzado, y donde los facilitadores fueron los mismos partidos.

El proceso para instaurar las candidaturas ciudadanas en el país sigue su marcha y el nuevo impulso para llegar a ello lo acaba de dar Jorge Castañeda, quien el pasado 25 de marzo anunció formalmente su intención de competir por la Presidencia de la Republica. Con un spot que claramente hace alusión a la descomposición partidista, este singular protagonista político pretende conquistar el voto femenino y juvenil (según sus propias palabras), pero también va por todo aquel ciudadano que no encuadra en las plataformas partidistas, según se puede interpretar en el siguiente texto que aparece en su pagina de Internet (www.ideasdelcambio.org):

“...Una prueba evidente de que el sistema político mexicano en general y el sistema de partidos en lo particular está en crisis fueron las elecciones intermedias del 6 de julio del 2003 en las cuales casi el 70% del electorado no acudió a votar por ninguno de los grandes partidos porque no hubo propuestas de fondo, porque la gente no cree en lo políticos, en su forma de hacer política, de llegar a acuerdos a favor del país y finalmente porque las expectativas de cambio no se cumplieron como se prometió en el año 2000...”

Castañeda por lo pronto inicia con el pie derecho su aventura, para algunos quijotesca. Los recientes escándalos políticos y su tendencia alcista en las preferencias de voto (8% según la encuesta GEA-ISA) abonan en su causa. Por obvias razones ya un político profesional como Emilio Chuayffet se pronuncio en contra de su candidatura ciudadana. Pero las razones que da para ello carecen de peso y además son las mismas de siempre: se pone en riesgo el sistema de partidos y puede desvirtuarse para intereses personales.

A lo anterior yo pregunto ¿Acaso en los países con democracias consolidadas y con candidaturas ciudadanas, los partidos están por desaparecer ahí o ya desaparecieron? La respuesta es NO. ¿Acaso los partidos son garantía automática de buenos candidatos y los enjuician cuando una vez en el gobierno comenten todo tipo de atropellos? La respuesta es prácticamente NO ¿Acaso no se ha visto como los partidos políticos han sido utilizados para intereses personales? La respuesta es SÍ. Entonces ¿Por qué negarle la vida a este tipo de candidaturas? La razón es simple para los partidos: quieren seguir controlando y monopolizando el acceso al poder

Por lo pronto Jorge Castañeda ha interpuesto una demanda de amparo ante los tribunales para que se reconozca su derecho a participar en la contienda desde una independencia político-partidaria y en caso de que no prospere acudirá hasta la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, según dijo. El IFE ya se pronuncio en contra de su candidatura, pero es porque las leyes así se lo marcan. Hay que recordar que al final el IFE solo vigila el cumplimiento del marco jurídico electoral, hecho por los partidos, teniendo limitado el ir más allá, aunque ciertamente ayudaría una declaración  de algún consejero pronunciándose a favor de las candidaturas ciudadanas. Sin duda estas acciones son históricas y marcaran la futura construcción del escenario político mexicano.

Celebro enormemente que Castañeda haya decidido participar en la contienda. Y aunque como todo ser humano tiene defectos, su inteligencia, sabiduría, franqueza y visión traerán aire fresco a un ambiente político que huele a rancio, además contribuirá  a incrementar el debate  en donde los actores actuales son extremadamente egoístas, tibios y manejados por aspectos enteramente superficiales.

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