Jaime Villasana Dávila, 2 de octubre 2005
Las lecciones que Katrina ha dejado serán tema de estudio durante largo tiempo. Una de ellas tiene que ver con la efectividad de las relaciones entre los diferentes ordenes de gobierno (federal, estatal y local) en momentos complicados, como los desastres naturales. Para Estados Unidos (USA) esta lección ha sido dolorosa; ni el gobierno federal, ni el de Lousiana y menos el de Nueva Orleáns demostraron que los esfuerzos realizados después del 9/11 sirvieron para algo (incluyendo los miles de millones de dólares gastados para enfrentar casos de emergencias).
Otra de las lecciones aprendidas que surgió de inmediato pero que hoy toma revuelo con mayor intensidad en USA es lo referente a quienes ocupan los cargos de primer nivel en el gobierno y por lo tanto quién administra los recursos que los ciudadanos han puesto en mano de las autoridades.
El caso de Michael Brown como director de FEMA, la agencia gubernamental del gobierno de EU encargada de manejar las emergencias, deja en claro una vez más que a los gobiernos (autoridades que son electas mediante el voto popular) no se les puede otorgar un cheque en blanco cuando son elegidos por la sencilla razón de que pueden abusar de dicho poder conferido, tomando decisiones que más adelante pueden costar caro.
Brown, primer chivo expiatorio de Katrina, nos demostró que los poseedores de altos cargos del gobierno requieren niveles aun mayores de profesionalización que en la iniciativa privada porque en el gobierno se trabaja con la vida de las personas, mientras que en la IP se trata de recursos materiales (y dinero) que fácilmente pueden reemplazarse.
Actualmente los medios de comunicación en USA y las organizaciones civiles han calibrado su mira para enfocarse en algunos nombramientos y nominaciones últimamente realizados por Bush. En su edición del 26 de septiembre la revista TIME publicó un excelente artículo titulado “How many more Michaels Browns are out there?” (¿Cuántos más Michaels Browns hay allá afuera?), lo que para México pudiéramos traducir como ¿Cuántos incompetentes existen en el gobierno federal, estatal o local actualmente?.
Los autores del artículo de TIME cuestionan algunos nombramientos por el bajo perfil de los nominados y es que ahora surge con mayor claridad la preocupación de “profesionalizar” ciertos cargos de primer nivel, vacunándolos contra influencias políticas lo mayormente posible, aun y cuando estos son “terrenos” de las autoridades electas porque el servicio profesional no aplica para estos cargos. Brown, ex –presidente de una asociación de dueños de caballos, claramente no cumplía con el perfil requerido pero llego gracias a su amistad y lealtad para con el Presidente estadounidense y no por sus cualidades.
Los “Browns” han existido por siempre y en todos los gobiernos del mundo pero hoy hizo crisis ¿Hará Katrina que muchos gobernantes piensen al menos dos veces antes de nombrar a incondicionales? Esperemos que sí, sin embargo ante las encarnizadas luchas entre los partidos los gobernantes prefieren nominar a personas leales que a profesionales…lamentablemente.
El nombramiento de una persona para ocupar un alto cargo en alguna agencia gubernamental importante influye e impacta no solo en dicha agencia. Los vasos comunicantes dentro de un gobierno son casi infinitos y basta con que uno de ellos no funcione adecuadamente para alterar la función de los otros, es decir, tener una persona de bajo perfil en un alto cargo conllevará a que esta persona no solo haga mal su trabajo, sino que impedirá que los otros lo puedan hacer correctamente.
Para ilustrar lo anterior pongamos nuevamente el caso de FEMA y me remito nuevamente a la revista TIME pero ahora en su edición del 19 de septiembre. En su investigación titulada “4 Places Where the System Broke Down” (Cuatro lugares donde el sistema falló) reseña que ante la ineptitud de FEMA por coordinar la ayuda para Lousiana, la Asociación Nacional de Gobernadores (NGA, por sus siglas en inglés) trató de suplir sus funciones pero al final de esa fatídica semana tampoco pudo hacerlo. Su intento por distribuir refugiados entre los estados de la unión americana fue simplemente eso, un intento. NGA falló por una sencilla razón; no esta diseñada para administrar una situación de esas. Es como sí en México, la CONAGO intentará hacer el trabajo del Sistema Nacional de Protección Civil ante un desastre natural.
El ejemplo nos muestra claramente el efecto dominó generado por un mal nombramiento realizado por el titular de un poder ejecutivo, en este caso el federal. Pero el asunto no termina ahí dado que las instituciones son las más perjudicadas. FEMA gozaba de cierta reputación antes de Katrina pero hoy tendrá que iniciar de nuevo y le será difícil recuperar la confianza ciudadana que alguna vez tuvo. Incluso el Presidente Bush está analizando la posibilidad de quitarle a FEMA la coordinación general en catástrofes naturales y otorgársela al ejército, es decir, algo como lo que actualmente acontece en México con la SEDENA y su plan DN-III.
El tema de la ocupación de los cargos de primer nivel en ningún momento deja de ser importante, es más, su importancia aumenta después de unas elecciones. Coahuila recién ha elegido gobernantes y su sociedad está en un etapa clave para exigirle a los candidatos electos que no desean “Michaels Browns” dentro de los altos cargos del gobierno estatal y municipales, pero, y en el resto del país ¿Cuántos Browns existen en los gobiernos?
Una herramienta para limitar las apariciones de más “Browns” nos la ofrece CIMAP (Ciudadanos por una Mejor Administración Pública) en Ciudad Juárez, caso que ya lo he analizado con anterioridad. ¿Cuántas organizaciones civiles más en México le entrarán al tema?
Glosa:
la semana pasada el parlamento de Cataluña aprobó su nuevo y polémico Estatuto
donde declara a la Autonomía Catalana como “Una nación dentro de otra nación”. Por
obvias razones el caso es noticia de primera plana en España y lo será por el
resto de la semana ya que el Parlamento Español deberá ratificar o rechazar lo
decidido por los catalanes. ¿Qué sigue para España? ¿Se convertirá en una
República Federal o, más aún, se constituirá en una comunidad de naciones
españolas? El caso merece toda la atención por parte de los estudiosos del
federalismo mexicano. Ya comentaremos el tema más adelante.
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