Artículo Localeando
El Diario de Coahuila, 15 de diciembre de 2005
Después de residir tres meses en Japón y regresar a México para pasar las fiestas
decembrinas, las comparaciones son inevitables. Guardando las obvias y debidas
proporciones las diferencias en desarrollo cívico, político y de
infraestructura física son realmente enormes. Para decirlo sin rodeos: los
países de Asia Pacífico avanzan rápidamente en tren bala mientras nuestro país y
estado se mueven a la velocidad de una máquina de vapor.
Pero no solo esta región del mundo toma acciones para competir globalmente
y posicionarse. Mientras esperaba el avión en Houston, observé en una de las secciones
del periódico The Wall Street Journal (6/12/2005) un anuncio que promovía a la
región del Norte de Inglaterra (www.northengland.com). El anuncio invitaba a
inversionistas a colocar su dinero en la región para desarrollar tecnología. Su
estrategia se basaba en la calidad de sus instituciones educativas.
Leyendo sobre “North England” de inmediato recordé a La India, ubicado
en otra región del mundo, y quién también decidió enfocarse
en la atracción de inversiones en tecnología, banca y servicios financieros. El
excelente nivel educativo en sus universidades, mezclado con una mano de obra
de bajo costo y el dominio del idioma inglés (recordemos que fue una colonia
británica), están haciendo que las ciudades de Mumbai y Bangalore sean reconocidas
como generadoras de programas de software muy avanzados. En el área financiera
van por el mismo camino. Tan solo JPMorgan, el gigante financiero
estadounidense, plantea reclutar más de dos mil recién graduados para
incorporarlos a sus negocios en los próximos dos años.
La pujante Corea es ya una realidad y sus ciudades comienzan a ser el
ejemplo de desarrollo urbano para el siglo XXI. Su desarrollo tecnológico es
impresionante y sus indicadores sociales están ya a la par de los países
desarrollados. Por su parte Japón, al momento líder en la región, sigue
innovando e implementando acciones que le han permitido no rezagarse ante sus
feroces competidores.
Sobre Japón me atraen varias características pero destaco una que es
básica para atraer inversiones y dar viabilidad a las políticas públicas diseñadas:
la aplicación de la ley. En estos tres meses que estuve allá detuvieron a dos
diputados del Congreso nacional por violar algunas leyes. En Japón no existe el
fuero y cualquier funcionario o político puede ir a la cárcel como cualquier
otro ciudadano.
Uno de estos diputados había dado dinero a algunos simpatizantes de una
forma inapropiada durante la contienda electoral de septiembre y donde Koizumi pudo
reelegirse. A los dos meses de violar la ley, el diputado, que buscaba
reelegirse, ya estaba en la cárcel. Con un marco de justicia así tanto sociedad
como empresarios sienten la confianza necesaria para llevar a cabo sus
actividades cotidianas.
Todo lo que antes he citado sobre estos países y regiones no es producto
de la casualidad y de los buenos deseos. Es consecuencia de una planeación trabajada
de largo plazo y de la implementación de políticas públicas que reflejan que
los habitantes de estas regiones saben a donde quieren llegar y como quieren
posicionarse ante los inversionistas de todo el mundo, incluyendo los
nacionales.
El nuevo Instituto de Planeación y Políticas Publicas de Coahuila (IPPP) tiene frente a sí un enorme
reto y como plataforma de partida tiene el plan elaborado por la pasada
administración estatal. Su trabajo no puede ni debe limitarse a crear 10 mil
empleos anuales. Tiene desafíos conformados por temas multidisciplinarios que
implica generar las políticas públicas adecuadas mediante una planeación
consensuada, es decir, trabajar cercanamente con diversas dependencias públicas
y actores sociales. Las imposiciones deben quedar en el pasado.
Las inversiones no se atraen simplemente rebajando o eliminando
impuestos. Buscan ambientes que ofrecen calidad y conocimiento en la mano de
obra (que tiene que ver con educación); infraestructura física adecuada
(relacionada con obras públicas y desarrollo urbano); y un ambiente político y legal actualizado y
estable (relacionado con justicia y armonía social). En todo ello deberá también
enfocarse el IPPP.
Un error común entre instituciones como el IPPP es que el gobierno en
turno lo considera como un ente propio y por lo tanto solo debe definir la
planeación y las políticas públicas para dicho gobierno y desde el enfoque gubernamental.
Sin embargo, deben actuar con un enfoque integral de la sociedad (en donde forma
parte el gobierno) porque un futuro colectivo no se construye de forma
unilateral. De esta forma, el IPPP debe integrar un consejo con miembros de la
sociedad civil y estar lo mas alejado de la política partidista.
Bajo diferentes nombres, este tipo de instituciones u organismos son
comunes en países o sociedades desarrolladas y son escenarios naturales para el
análisis y el debate, para pensar en el largo plazo y para generar una visión autónoma
y técnica. En ellos los fondos privados son bienvenidos porque potencializan resultados.
Buenos ejemplos son el Instituto de Políticas Públicas de California y Calgary
Sustentable.
La creación del IPPP en Coahuila es una excelente idea y si no me
equivoco sería el primero de su tipo en el país. Sin embargo no vasta solo con
haberlo creado. Deberá ir construyendo día a día su reputación, de modo que se
convierta en toda una realidad y no solo en una buena idea más que fracasó y
murió en el intento.
El IPPP deberá insertarse en el quehacer público como un aliado de todas
las dependencias y de los sectores. Deberá abrir camino, ganarse la confianza
de actores y tomar decisiones difíciles (caso CIMARIS) pero necesarias para el
desarrollo sustentable de Coahuila. Seguramente también cometerá errores, pero estos
deberán ser absorbidos y procesados para convertirse en fortalezas.
Coahuila enfrenta complicados retos y el IPPP deberá colocar soluciones
y respuestas para su sociedad. Esperemos que así suceda.
Glosa: Los alemanes comprenden el desafío de la globalidad y saben del
potencial de Asia Pacífico. A partir del 2006 ofrecerán en sus escuelas
secundarias el japonés como segundo idioma ¿Y en Coahuila que estamos haciendo?
Ni siquiera el inglés ha podido ser implementado adecuadamente.
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