Separatismo boliviano

Artículo Localeando, 6 de Diciembre de 2007 
Jaime Villasana Dávila 

El problema de separatismo en Bolivia lejos de transitar por un camino de eliminación se dirige por uno de concretización. Los bolivianos están haciendo todo lo necesario para que su país deje de existir. Evo Morales es parte de ello por tratar de imponer una Constitución votada por apenas 136 sobre un total de 255 votos. Súmenle ahora la crisis en Sucre, la hoy capital que podría dejar de serlo para concentrarse todo en La Paz (ambas ciudades son ahora capitales).

A nadie en América conviene una partición de Bolivia porque ello impactaría a toda la región; desde Canadá (con su asunto de Quebec) hasta Chile (con los mapuches), pasando obviamente por México (con un regionalismo en acenso), Venezuela (con el estado de Zulia), EUA (Vermont, Cascadia), etc.

En Europa y Asia el tema del separatismo está a la orden del día aunque allá los factores étnicos y lingüísticos son los protagonistas. Pero en América es distinto; los factores están más relacionados con temas políticos y de visión de país (con la excepción de Chile y los mapuches, un grupo indígena). Esto es lamentable porque teóricamente son solucionables.

Bolivia es un pueblo cansado por las incompetencias de su clase gobernante y otros líderes sociales, quienes han destrozado sus instituciones y por lo tanto el sentido de unidad nacional. Son pues los más débiles institucionalmente hablando con excepción de Haití, pero ahí tienen a su favor que están en una isla, sus habitantes son de una misma raza (negra) y hablan el mismo idioma (francés). En Bolivia es todo lo contrario, requiriéndose una mayor habilidad política colectiva para mantenerla unida.

No es la primera vez que la viabilidad de Bolivia está en duda. Según un artículo publicado en la revista electrónica argentina Mercado (www.mercado.com.ar) y fechado el 201107, en los años 70s Brasil (con apoyo de Estados Unidos) pensaba que Bolivia no era viable y una separación del oriente era la solución.

Pero hoy, el gigante del Mercosur opina lo contrario y se debe a que todo mundo “siente pasos en la azotea”, tal como lo mencioné líneas atrás. En el estado brasileño de Rio Grande (sur del país) hay movimientos secesionistas todavía vivos.

¿La lección para México? Si no nos aplicamos a resolver nuestros problemas entonces cuidado. Quien piense que nuestra mexicanidad nos vacuna contra esto, está equivocado. Los síntomas están presentes y porque todo país es divisible.

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