Fiestas Patrias ¿y la Matria?

Artículo Localeando, 11 de Septiembre de 2008 
Jaime Villasana Dávila 

Los regímenes post-revolucionario y priísta impulsaron durante años una política de Nacionalismo duro donde México como país era el principal símbolo de respeto y pleitesía. Hechos como la expropiación petrolera abonaron también a ello. El posicionamiento de esta política pública entre la mente y corazón de los mexicanos ocasionó un sobredimensionamiento de México en detrimento del amor que debemos darle al Estado en que vivimos.

Así las cosas, en cualquier época del año y más en estas fechas los símbolos nacionales monopolizan el orgullo identitario y por ningún lado ubicamos a los símbolos de nuestros estados. Es muy raro ver en plazas públicas de las diferentes ciudades del país la bandera Estatal (que en cierta medida no las hay) o saber de grandes festividades por un aniversario más de la fundación de tal o cual Estado. Siempre pues predomina la Patria pero no la Matria, en un país que se dice ser federal.

No obstante, algunas autoridades como las de Coahuila, Yucatán o el Estado de México han hecho ciertos esfuerzos por ensalzar el espíritu local. Por ejemplo aquí en Coahuila en el sexenio anterior se convocó a la composición de nuestro himno estatal. En el actual gobierno se impulsa la creación de museos que alimentan el orgullo coahuilense, además del discurso político conflictivo contra el gobierno federal, el cual también alimenta tal sentimiento, pero ¿es suficiente?

El balance entre el amor a la Patria (México) y a la Matria (en mi caso Coahuila) es algo que no podemos dejar de atender en un momento donde nuestros Estados enfrentan serios retos institucionales, democráticos, de seguridad. Es necesario abonar amor y cariño a la Matria para que alimente al de la Patria. Un proceso inverso no se concibe por la simple razón de que somos un país federal y éste se construye de abajo hacia arriba.

Una encuesta del periódico Reforma de Septiembre de 2007 arrojó que al 22% le gusta más poner en alto el nombre de su estado, ciudad o pueblo que el nombre de México; al 40% le causa más orgullo la región donde vive. También arrojó que en la región Centro-Occidente el 88% se dice muy orgulloso de ser mexicano (recuérdese que de ahí es el mariachi); en el Centro, 86%; en el Sur, 79% y en el Norte, 77%.

Las cifras anteriores son interesantes y dicen muchas cosas pero no reflejan en su justa dimensión la distribución del amor, orgullo y respeto que debe existir para con la Patria y Matria, menos las acciones que llevamos a cabo para celebrar a cada una de ellas.

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