El día de Obama

Localeando, 22 de Enero de 2009 
Jaime Villasana Dávila 

El día nos comenzó a las 3:30am el pasado martes. Había que madrugar si queríamos acceder a un buen lugar para la toma de posesión de Obama. Nos arroparnos como nunca. Afuera el clima nos esperaba con -5 grados Celsius.

A las 4:30am abordamos el metro en la estación Ballston. Lo esperábamos vacío pero venía lleno. Nadie quería quedar fuera de la página de la historia que ese día se escribiría. Jóvenes, adultos, personas de todos colores nos rodeaban. Incluso un trío de rusos que charlaba animosamente en su idioma.

A las 4:50am arribamos a la estación Federal Triangle. Los ríos de gente colisionan. Quince minutos después entramos a The Mall, esa gigantesca explanada que parece no tener fronteras y que es limitada en sus extremos por el monumento a Lincoln y el Capitolio. Todos caminábamos hacia éste último para acercarnos al protagonista lo más posible.

Nos acomodamos entre la calle 4ª y la 7ª (justo frente al Museo del Aire y del Espacio), no sin antes observar un sinnúmero de policías y soldados dirigiendo a una multitud de la cual una considerable parte era de afroamericanos, los más orgullosos de todos los presentes porque uno de los suyos pronto sería nombrado Presidente.

Faltaban poco más de seis horas para el gran momento. Nos sentamos para ahorrar energía. Sin movimiento, el cuerpo caía presa de los -5 grados. Igual pasaba a los cientos de miles de asistentes; nos movíamos, brincábamos, flexionábamos pero nada funcionaba. Sólo la esperanza daba calor.

El amanecer develó a los francotiradores, asentados en todo edificio. En el cielo un avión de vigilancia volaba circunferencias sin parar. Dieron las 10am y la expectativa se disparaba. Los artistas llegaban a la zona VIP según lo mostraban las pantallas. A las 11am tocó turno a los políticos; los Bush, los Clinton, los Kennedy. La élite estadounidense en su máxima expresión pero ahora con más negros ¿y los latinos?.

Poco antes de las 12pm entra Obama al balcón del Capitolio. Las miles de banderitas de EUA y gargantas se funden en una ovación. El presidente de la Suprema Corte inicia la toma de protesta. Ambos se equivocan hasta tres veces ¿algún presagio en el horizonte?.

Al final vienen las palabras del ya presidente, palabras que todos esperan se conviertan en hechos y hagan que su historia siga manteniendo vivo el sueño americano donde todo es posible. Hasta un afroamericano en la Casa Blanca.

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