Artículo Localeando, 29 de Enero de 2009
Jaime Villasana Dávila
¿Dónde quedó el PAN que en algún momento conquistó la conciencia política de millones de mexicanos? ¿Aquel que lanzaba candidatos con cualidades cívicas y no de influyentismos?
¿Qué pasó con el partido que impulsó buena parte de los principios democráticos del país, junto con activistas de la izquierda y algunos priístas?.
Mientras el país sucumbe ante la violencia y otros síntomas de ingobernabilidad, al grado que aquí en EUA agencias gubernamentales hablan de que México poseerá pronto un “Estado fallido” bajo la tendencia actual, el PAN sigue sin darse cuenta de su gran responsabilidad en este periodo de la historia ya no sólo política sino nacional.
El otrora partido del cambio se ha convertido en uno de Estado que va en profunda picada institucional (y electoral), arrastrando al resto del país.
Hoy el PAN prefiere adoptar viejos estilos priístas para mantenerse en el poder político que aplicar los principios democráticos que dan sustento a un país federal y republicano.
Prefiere el centralismo al reservarse el CEN (¿o Calderón?) más del 60% de las candidaturas (300) a diputado federal ¿la escusa? garantizar la equidad de género y controlar los gastos de campaña (Héctor Larios, coordinador PAN Cámara de Diputados, 270109).
Prefiere imponer desde el CEN al candidato a gobernador en NL, un estado cuyos habitantes manifiestan uno de los orgullos locales más arraigados. Algo que el PRI entiende muy bien y por ello se aleja de las imposiciones para no fomentar los regionalismos.
Prefiere aliarse al PANAL, cuando sabe perfectamente del daño que éste y su lideresa hacen al país. Prefiere seguir solapando la impunidad y corrupción de muchos de sus miembros en cargos públicos, evitando así enviar un claro mensaje de castigo al resto de los actores políticos. Prefiere mantener los cotos económicos televisivos, en telecomunicaciones, en bancos, etc. para asegurarse el apoyo de sus dueños.
A más de dos años del gobierno calderonista (y ocho del panismo) los privilegios nocivos del establishment son los mismos. Las “reformas” hasta ahora logradas no pueden cantarse como victoria dado su limitado alcance o su amenaza de sobrevivencia (transparencia).
Pero no se regodeen priístas y perredistas. Ustedes igualmente son responsables. Nosotros como ciudadanos lo somos también.
Todos somos causantes de nuestro casi Estado fallido. Aunque claro, los políticos siempre viviendo en la isla de la fantasía, se burlan y minimizan de tal posibilidad. Al tiempo.
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