Artículo Localeando, 8 de Octubre de 2009
Jaime Villasana Dávila
La práctica de endosar candidatos a un cargo de elección popular por parte de quienes tenemos la oportunidad de escribir en un medio impreso es algo común en países desarrollados. Incluso en tales países los medios a nombre propio lo hacen. Ahí está el caso de The New York Times con su ya tradicional endoso, en este caso a Obama, en la pasada elección presidencial de EUA.
En México tal práctica es cuestionable (y a veces arriesgado), dada nuestra cultura política democrática y lo que le envuelve. Quien lo hace (persona o medio) comúnmente es criticado; “seguramente es un vendido”, dirán. Y lamentablemente en muchas ocasiones se acierta.
En lo personal me gusta la práctica del endoso en campañas electorales aunque nunca lo he ejercido en mi columna. Ahora bien hay de endosos a endosos. Si proviene de un correligionario partidista del candidato o alguien a fin el endoso pierde valor. De lo que se trata es conseguir el apoyo de indecisos, independientes e incluso contrarios.
Pero aterrizo en la campaña electoral para alcalde de Saltillo. Nuestro municipio, y nuestro estado en general, posee fortalezas y debilidades. Una debilidad, según yo, es el cuasi-monopolio partidista que vivimos. Esto en parte al mediocre desempeño del principal partido opositor (PAN) pero también a prácticas muy cuestionables del partido en el poder (PRI).
Dado este escenario político-partidista, en los últimos años como ciudadano me he inclinado por una tercera opción; Unidad Democrática de Coahuila (UDC). Aunque también con sus limitaciones, la UDC puede “romper” con ese viciado, personalizado y no funcional choque de fuerzas políticas coahuilenses.
Pero lamentablemente la UDC no sacó candidato a la Alcaldía de Saltillo. El voto nulo en esta ocasión no me es atractivo y tampoco otros candidatos. Así pues mis opciones personales se limitan a los dos partidos de siempre ¿por cuál votar?
Con lo escuchado y leído en medios, las opiniones de amigos y conocidos, obvio la trayectoria y propuesta de los candidatos (corta por cierto) y limitando mi juicio exclusivamente a Saltillo, por primera vez votaré por un candidato priísta.
Ojalá no me equivoque.
Glosa: En mi columna de la semana pasada mencioné sobre la bandera adoptada por León (Gto.) en 2008 pero oficializada en septiembre pasado. Esto sentó otro precedente federalista. Pues bien, esa entidad no es la única ni la primera con una enseña matria. El estado de Tlaxcala cuenta con ella desde 1970 y Jalisco adoptó la propia en 2007. Sobre municipios, Chihuahua oficializó la suya en 2007, Guadalajara en 1967 y Morelia en 1991. Al parecer no hay más.
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