Los taxis amarillos en Saltillo

Artículo Localeando, 6 de Mayo de 2010 
Jaime Villasana Dávila 

Los taxis en una ciudad no se reducen a vehículos motorizados que prestan un servicio público a clientes que carecen de su propio vehículo (por cualquier razón) para trasladarse de un lugar a otro.

Los taxis reflejan también la madurez de una ciudad en cuanto a su desarrollo democrático y consolidación como comunidad civilizada. Sus conductores y las condiciones físicas de los vehículos son quizás sus componentes principales del sistema taxi, pero no los únicos.

Una ciudad con conductores de taxis mal educados, cobrando de más al cliente, estropeando el tráfico o trabajando para el crimen organizado, se hace de un enemigo para su desarrollo. Lo mismo ocurre con vehículos en mal estado que ponen en riesgo la vida de sus usuarios, de otros conductores y de transeúntes.

Para que un sistema de taxis de un municipio se convierta en un agente coparticipe del desarrollo económico o en lastre, es porque algo o alguien así lo están guiando. En México, ese alguien o algo resulta ser (para muchas ciudades) el gobierno municipal. Este es el caso de Saltillo.

El sistema de taxis saltillense ha sido por muchos años un cero a la izquierda, quizás mediocre. Muy lejos de un sistema de alta reputación como los de Tokio o Londres, pero muy lejos también de ser un sistema gansteril. Eso sí, siempre ha estado “atado” al PRI (el PAN ha hecho su lucha) pues como herramienta electoral es muy útil.

Como es ya sabido, recientemente inició el programa para “uniformar” a los taxis de Saltillo con el famoso color amarillo. Se tiene pensado concluirlo a finales de septiembre.

Varios Alcaldes trataron de lograr algo similar sin ningún éxito. Las excusas de taxistas eran múltiples, una común; la depreciación de su vehículo. Lo máximo logrado fue convencer a los taxistas de poner una franja lateral con una homoclave aún y cuando la ley da el poder a la autoridad. La realidad es que no se les quería provocar.

Ahora parece que las cosas cambian. El lograr pintar los taxis en amarillo es un muy buen primer paso (felicitaciones) pues los beneficios son múltiples (seguridad por ejemplo), pero falta más.

Saltillo puede y merece tener no sólo un mejor sistema de taxis sino de transporte público en general. Quizás el reto principal esté por ahora en el transporte público urbano de pasajeros y hay que enfrentarlo. En contraparte las oportunidades existentes hay que aprovecharlas ¿la más clara? La construcción de un sistema de ciclovías y la realización de proyectos ejecutivos para transporte en metrobus o en tranvía.

¿Hasta dónde nos llevará el actual alcalde en la materia? Espero que muy lejos.

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