Aviaciones mexicanas

Artículo Localeando, 29 de Julio de 2010
Jaime Villasana Dávila

Narita, Japón.- Escribo este artículo en la mañana-tarde del martes (noche del lunes en Saltillo) en el aeropuerto internacional de Tokio (Narita). He pasado un buen rato esperando mi vuelo de regreso pues mi esposa salió en uno tempranero (11am) con destino a donde vive Obama, mientras el mío sale por la tarde (4pm) rumbo a tierras regias vía Houston.

El tiempo esperando no ha sido en vano; aprovecho para adelantarle a la chamba. En descansos tomo fotos a los aviones (¿mi nuevo pasatiempo?) y observo las personas que encuentro a mi paso al deambular ocasionalmente en este mamut de aeropuerto.

Entre tiempos me es inevitable comparar la industria aérea mexicana con la japonesa. La verdad estamos años atrás en muchos aspectos; número de aeropuertos, su calidad física, frecuencias de vuelos, etc. y vaya que Japón tiene apenas 20 millones más de habitantes. ¿La razón? En específico no la sé pues no soy experto en el tema, pero el sentido común me dice que por una mala política de Estado.

No cabe duda que desde la privatización de los aeropuertos y aerolíneas mexicanas (90s) ha habido avances. Lo malo es que son pocos y por ello esta industria no potencializa a otras relacionadas a ella.

De entrada, los vuelos intra-México siguen siendo muy caros. Volar de Monterrey a Chihuahua por Aeroméxico cuesta aprox. ¡430 dólares!. En Japón un vuelo afín en una aerolínea similar cuesta la mitad. Las aerolíneas mexicanas le echan la culpa a los altos impuestos que deben pagarle al gobierno y éste a las primeras por no ser eficientes. Círculo vicioso.

Una mala política de aviación, reflejada en boletos caros tiene muchos efectos; aeropuertos con poca inversión por la baja afluencia de viajeros, aviones más viejos debido a flujo de efectivo escaso, presencia de menos aviones y por lo tanto menos especialistas, industria aeronáutica limitada, etc.

Mientras en México los vuelos de alta afluencia (DF-MTY-GDL) se realizan en aviones medianos (B-737 y Airbus 320) con capacidad de 100-150 pasajeros, en Japón tales vuelos se hacen en aviones grandes (B-767 y B777) de 200-300 pasajeros. El día que volemos de MTY al DF en un B-777 significaría el resultado de muchas cosas como boletos a buen precio, poder económico de las personas, mayor flujo comercial y turístico interno, incremento de cadenas productivas, etc.

Urge entonces (esto sí lo dicen los expertos) una política de Estado efectiva para tener un mercado vibrante de aviación, aunque para el gobierno federal buena parte de la solución es la fusión de Aeroméxico y Mexicana. En realidad se necesita mucho más que eso.

Glosa: Hay que anotarle palomita a Banxico, quien recién anunció límites a la banca mexicana en cobro de comisiones. Ya era hora.

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