Dominio priísta y defecciones panistas

Artículo Localeando, 7 de abril de 2011 
Jaime Villasana Dávila 

Si las elecciones a gobernador en Coahuila fueran en estos días (aunque serán hasta el 3 de julio) el candidato del PRI ganaría con el 62% de los votos. Para poner en perspectiva tales cifras recordemos que en 2005 el PRI obtuvo el 57%, en 1999 el 59.5% y en 1993 el 65.4%.

En otras palabras, tenemos que remontarnos ¡18 años! para ver tal dominancia político-electoral y en estas casi dos décadas han pasado muchas cosas entre ellas la consolidación del proceso de democratización del país, lo que no es algo menor. A estas alturas se suponía que Coahuila debería de gozar de un mejor balance político, tal como acontece en la mayoría de los estados.

La realidad no es así, incluso el futuro luce al menos igual y hay muchas razones para pensar en ello. Una es el desastre llamado PAN, principal partido opositor. Su divisionismo interno, escasez de creatividad política, falta de liderazgo y debate mal enfocado (personas, no en ideas) han sido algunos factores que colocan a este instituto político como uno de los culpables del actual escenario. Simplemente el rol de “oposición” les ha quedado demasiado grande.

Otra razón es la perfecta maquinaria priísta. Es impresionante su nivel de organización y el trabajo intenso que realizan con las bases, clase media y élites económicas. Su poderío incluso genera temor ante ciertos actores locales y ciega a otros. El liderazgo también es de destacarse, debiéndose parte de ello a quién hoy es candidato priísta a gobernador. Su capacidad para generar nuevos cuadros es igualmente resaltable, aunque se los facilita su estancia en el poder.

Una razón más, consecuencia de las dos anteriores, es la desbandada de figuras del PAN al PRI en las últimas semanas. El lunes pasado el ex tesorero de la administración panista de Saltillo (1997-1999) y una ex -regidora del PAN en el gobierno municipal anterior, se sumaron al PRI. Previamente lo habían hecho otras dos ex –regidoras panistas así como otros ex –colegas de partido, todos saltillenses.

Un ex –alcalde panista de Monclova y 300 ex –militantes de ese municipio así como 460 de Torreón también dieron el paso. Es probable que además un ex –alcalde de Ramos Arizpe, otrora bastión albiazul, se sume pronto a las filas priístas.

Para algunos tales cambios de partido deben ubicarse en el ámbito del oportunismo político, pues es un hecho que permaneciendo en el PAN difícilmente iban a cumplir sus expectativas políticas (o laborales). Para otros se trata de una aspiración genuina dado el estado lamentable del PAN. Para el PRI es ganancia pues lo utilizan para legitimarse.

Lo único cierto es que con su decisión se la pusieron más difícil a la todavía muy joven democracia coahuilense.

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