Artículo
Localeando, 26 de Abril de 2012,
Jaime Villasana Dávila.
La apatía o
resignación de la gente es notable en la presente campaña presidencial. En mi
muro de Facebook aparece una que otra referencia a ella. En Twitter sólo porque
sigo a actores en relación con la política y medios informativos puedo
percibirla. Los trending topics de
candidatos son creados por seguidores partidistas, tal como un mitin de
acarreados.
En mis
conversaciones virtuales o telefónicas es un tema de relleno y no con el que se
inicia. Pienso que todo se debe por vivir en el extranjero (USA), pero en 2006
también vivía fuera y en un país con menos relación a México (Japón). En aquel
entonces señales electorales cruzaban el vasto océano pacífico para invadirme. Me
sentía en ella aun cuando Facebook y Twitter ni sus luces.
Los protagonistas en el 2006 |
Para energizar a
la población en una campaña política mucho tienen que ver los candidatos, su
posición en las preferencias y el contexto (nacional e internacional).
En 2006 el
candidato puntero (AMLO) era un ave de tempestades para muchos y una esperanza
para otros tantos. El presidente de entonces (Fox) ayudó a elevarlo a un pedestal
que era difícil de ignorar por cualquiera. Su principal contrincante (Calderón)
mostraba una postura conflictiva que auguraba una buena pelea de box. Todos
estábamos atentos de los siguientes pasos de los contendientes. El país, se nos
dijo (y lo creímos), estaba en riesgo de irse al precipicio o continuar por un
sendero estable (pero lleno de mediocridad).
No había crisis
económica, la inseguridad era la de siempre, la polarización política estaba a
tope, el mundo ya se había acostumbrado a una guerra contra el terrorismo y
teníamos un presidente que nos llenaba de sarcasmo (o risas) con sus ocurrencias.
Para 2012 el
panorama es muy distinto. Hay muchas cosas por las que preocuparse antes que de
una campaña presidencial. De entrada, y por mucho, está el tema de la
inseguridad en la que casi todos los mexicanos nos hemos topado con ella
directa o indirectamente. Le sigue la cruda de una crisis económica que no
termina por irse. El mundo vive momentos históricos los cuales también
distraen.
Los candidatos
son otro factor. Dos de ellos son demasiado aburridos. Uno porque va muy
adelante en las preferencias (EPN) y otro porque no inspira (JVM). Otro una
bala auto-quemada (AMLO) y el último (GQ) una anécdota. La gente ya no se cree
el cuento de que si gana tal o cual partido México se acaba al día siguiente.
Salvo que EPN
tenga un pésimo desempeño en los dos únicos debates donde participará (aunque
le lloren no lo hará en más) o que el gobierno y su partido suelten una bomba
noticiosa, podemos ya cantar el colorín-colorado que este cuento se ha acabado.
Veremos.
Comentarios