Artículo
Localeando, 7 de junio de 2012
Jaime Villasana Dávila
Me ha llegado el
momento de abandonar al grupo de los electores indecisos y pasarme al de los
definidos.

Aunque es una
mujer respetable, JVM fue el primer candidato descartado. Si en 2006 el PAN no
mereció ganar, menos ahora. De muchas pésimas acciones del Presidente, dos fueron
la gota que derramó el vaso: a) la prostitución política de organismos técnicos
cruciales como IFAI, COFETEL, COFECO, PROFEPA, etc. al colocar a gente afín a
él o incompetentes, cuando debieron ser profesionales y apartidistas para
robustecer su institucionalidad; b) su nulo apoyo en hechos reales a una 3ª y 4ª
cadena de TV nacional. JVM fue parte de todo esto.
Me quedaron dos
opciones: EPN y AMLO. El priísta comenzó a desplegar su interesante oferta electoral.
La apertura del sector energético, la disminución de diputados y senadores
plurinominales, la creación de una instancia especial para fiscalizar gastos en
comunicación social, el reforzamiento de la seguridad social, entre otras propuestas,
serían benéficas para el país.
Pero a pesar de
todo lo anterior hay un hecho que sobrepasa a EPN y a sus atractivas
intenciones: el perverso sistema político-partidista-corporativista-clientelista
que le rodea y del cual es parte. Y ese sistema solamente lo posee el PRI al
haber gobernado por 70 años y el cual prácticamente no fue tocado por los dos
gobiernos del PAN.

Por ello mi voto
será para AMLO. A este controversial personaje le rodean fichitas (todos los
tienen) y comprendo muchos de sus defectos y errores, pero AMLO es el único
candidato fuera del “sistema” y que además ha dicho las cosas por su nombre, un
primer paso importantísimo para enfrentar los retos mayúsculos de México.

No sé si un
gobierno encabezado por AMLO será capaz de traer la paz y prosperidad que tanto
merece México. Pero dadas las circunstancias actuales es momento de
“arriesgarse” y hacer que AMLO llegué a la Presidencia. Por eso votaré por él.
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