Artículo
Localeando, 5 de julio de 2012
Jaime Villasana Dávila
Al final la
victoria de EPN no fue tan contundente y menos de carro completo. Incluso al
resultado lo calificaría como de sorpresa. Un AMLO que queda más cerca del
triunfo a lo esperado. (¡Si tan solo Ebrard hubiera competido!).
Y el resultado
sorprende debido a algún grave error cometido por los encuestadores, quienes
deberán llevar a cabo un ejercicio de análisis y autocritica e incluso quizás ofrecer
una disculpa a los ciudadanos, tal como lo hizo Milenio en voz de Ciro Gómez
Leyva.
Por su parte EPN
sabe bien que el principal obstáculo para la modernización del país lo tiene en
su mismo partido y por ello deberá mostrar liderazgo con firmeza incluida. Una
especie de palo y zanahoria. Su círculo rojo, liderado por el Luis Videgaray,
deberá hilar fino.
La Cámara de
Diputados queda prácticamente igual en el sentido de que el nuevo oficialismo
(PRI) tendrá mayoría simple, debiendo negociar con la oposición las reformas
estructurales a las que se comprometió EPN. En
el Senado se vivirá la misma dinámica.
¿Y quién tiene
la llave para ello? El PAN, quien debe evitar las tentaciones de ser el bloqueador
tal como lo fue el PRI en los pasados 12 años. Bien haría el PAN en poner como
condición para aprobar cualquier reforma estructural el aprobar también la
reelección.
A nivel estatal
la noticia agradable acontece en Tabasco, que por primera vez será gobernado
por un partido diferente al PRI. Jalisco y Morelos por su parte re-oxigenarán
sus aparatos burocráticos.
Y para quienes
dudábamos de la calidad ciudadana existente en Coahuila (yo incluido), resulta que
nos equivocamos. El moreirismo recibió un palo duro y a la cabeza; pierde PRI
el senado y 3 de 4 distritos electorales. En la votación total también perdió
ante el PAN. Aunque el nivel de ciudadanía en Coahuila no está a la altura de
la madurez de Jalisco o NL, va para allá. Esto gracias a la infame deuda de
Moreira.
Terminó la
elección del 2012 y arranca desde ahora la del 2018. Un Ebrard que por ahora es
el favorito. Un PAN que inició ya su dura tarea de reconstrucción y que debe
regresar a los inicios, pues ahí está la respuesta. Es un gran partido y México
lo necesita hoy más que nunca.
La izquierda
deberá unirse en torno a Ebrard y tener una visión moderna de la política,
apoyando las reformas estructurales. AMLO deberá conservar para la izquierda
ese raudal de votos que obtuvo (15 millones) actuando de manera responsable en
este periodo postelectoral. La victoria en 2018 la construyen desde ahora.
Hay que
felicitar a todos los ganadores por su triunfo. Ahora a cumplir y obvio se les
desea lo mejor. A México le urge el éxito de sus gobernantes. De los que están
y de los que entrarán.
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