Artículo
Localeando, 29 de mayo de 2014
Jaime Villasana Dávila
En este 6 de julio de 2014 sólo dos
estados celebrarán elecciones locales ordinarias. Coahuila elegirá a 16
diputados locales de Mayoría Relativa (MR) y a 9 de Representación Proporcional
(RP). Nayarit elegirá a 18 diputados de MR y 12 de RP más
20 Ayuntamientos.
Elecciones intermedias; lo más difícil es hacer que el ciudadano vote |
En términos políticos-electorales existen dos grandes
diferencias entre ambos estados; a) En Nayarit ya ha habido alternancia en el
Ejecutivo Estatal y en Congreso local (mayoría opositora) mientras que en
Coahuila nunca lo ha habido, y b) En Nayarit los regidores se eligen por MR
(distritos) y RP, mientras en Coahuila se eligen por la perversa y todavía muy
utilizada fórmula de planilla.
Me concentro en la primer diferencia. En 1999 Nayarit
eligió como gobernador estatal al ex -priísta Antonio Echevarría Domínguez,
quien compitió por una coalición de partidos (PAN, PRD, PT y PRS). Los
nayaritas igualmente le dieron a los partidos de oposición la mayoría en el Congreso local.
En ese momento Nayarit experimentó a plenitud y por
primera vez en su historia reciente el significado de la alternancia a nivel
estatal. Lamentablemente la gestión del entonces gobernador fue para olvidarse
y se sumó a las múltiples desilusiones generadas con gobiernos de oposición. No
obstante algunas cosas buenas (pocas) dejó dicho suceso y esa fue la gestación
de la reforma política-electoral a nivel municipal que se concretó en 2008.
Pasemos a Coahuila. En mi estado natal jamás ha habido
alternancia a nivel estatal. Lo más cerca aconteció en la elección de 1996 cuando la
oposición estuvo cerca de ganar la mayoría en el Congreso local. De hecho hubo
empate pues PRI y oposición ganaron 16 diputaciones. Posteriormente el
gobernador de ese entonces maniobró para “convencer” a algún diputado opositor
y alinearlo a las votaciones priístas. Esto no debe sorprender pues así es la
política.
Pero muchas cosas han pasado de 1996 a la fecha.
Resalto dos; a) el Moreirazo que comenzó
a gestarse en 2007 y explotó en 2011 y b) la reforma electoral de 2010, la cual
modificó la fórmula de distribución de escaños en el Congreso local y es fuente
de serios reclamos de los partidos de oposición, principalmente el PAN, quien
obtuvo el 33% de votación en las elecciones de 2011 y sólo obtuvo
tres diputaciones.
Luego del Moreirazo los resultados electorales no han
sido favorables para el PRI. En la elección federal de 2012 y para Ayuntamientos de 2013, el PAN ganó espacios importantes. Pero a tres años de distancia y en
una elección que el ciudadano no considera relevante (cuando lo es), se antoja
difícil que la inercia ganadora le alcance al PAN. Y si gana el mayor
beneficiado en el largo plazo será, por raro que parezca, el mismo PRI. Así es
la política.
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