Artículo
Localeando, 31 de Julio de 2014
Jaime Villasana Dávila
El manejo de la inmensa cantidad de datos fiscales de
personas físicas y morales que poseen las empresas derivado de la facturación
electrónica obligatoria a partir de enero pasado, abre una tremenda oportunidad
de mejora en el servicio al cliente.
Miles nos sentimos así por las molestas llamadas. Imagen: ilmaistro.com |
Con tales bases de datos se podrán cotejar nombres,
direcciones, teléfonos y RFC que se van recabando con aquellos que se tienen, con
la finalidad de ubicar e identificar mejor a un cliente, ofrecerle
servicios/productos puntuales y ya no molestarle con ofertas inútiles o bien
para cobrarle por error. Ahora me explico.
Desde que regresamos al DF a vivir en julio de 2012 han
sido incontables las llamadas telefónicas de bancos y otras personas a nuestro
domicilio, buscando al o a los ex –propietarios (personas físicas o morales) de
nuestro número telefónico.
Una y otras vez les respondemos que ya no viven ahí y
que por favor diesen de baja dicho número de sus bases de datos. Algunos lo
hicieron sin demora. Otros (como banco Santander) siguen llamando a pesar de
que ya les mandé prueba de que ahí no vive la persona buscada. Nuestra molestia
ha sido infinita. La misma que sufren miles de mexicanos.
Lo peor del caso es que últimamente una empresa de la
que soy usuario y a la que considero puntera en servicio al cliente (American
Express - Amex) comenzó a llamarme a mi celular buscando a otra persona. Al
principio lo consideré un error que pronto iban a solventar pues pensé que Amex
cruzaría sus bases de datos y comprobarían que dicho número celular me
pertenece y no a la persona que buscan.
Pero oh desilusión. En los últimos cinco días me siguen
llamando diariamente para lo mismo por más que les vuelvo a explicar la
situación y les pido que revisen su base de datos.
El cumulo de información y datos que circula en el
ambiente se ha multiplicado infinidad de veces conforme la sociedad evoluciona,
crea nuevos procesos y se hace más compleja. El manejar y administrar todo ello
se torna todo un desafío tanto para el ciudadano común como para las empresas. Ambos
actores necesitan de dicha información y datos para tomar mejores decisiones.
Pero hay una gran diferencia entre estos dos actores.
Las empresas toman decisiones que afectan al ciudadano (o cliente), mientras
que éste sólo se afecta así mismo. De aquí que las empresas deben manejar su
información con mucho cuidado y tratando de mantenerla siempre al día.
Hacer ello en la actualidad no requiere de muchos
recursos pero sí de mucho orden. Y de esto carecen en cierta medida incluso las
empresas más prestigiosas del mundo, como Amex.
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