Jaime Villasana Dávila
Artículo Xataka-México, 26 de enero
2015
En menos
de seis meses AT&T ha soltado dos bombas comerciales (e informativas) que
han venido a cambiar el panorama de la industria de la telefonía móvil en México.
El pasado 7 de noviembre anunció la compra
de Iusacell y el día de hoy la compra de Nextel
México. En ambas invirtió alrededor de 4,500 millones de dólares.
De golpe
y porrazo se queda con el 8.7% del mercado de la telefonía móvil mexicana
(aunque falta que IFT le autorice la compra de Nextel México). Todavía muy lejos
de Telefónica (Movistar) con el 21.1% y el 70%.1% de Telcel, según The CIU, pero con un arsenal poderosísimo
para hacerles frente no sólo en México sino en Norteamérica, el mercado que
importa.
En un
artículo anterior que escribí a raíz de la compra de Iusacell por AT&T sobre
los efectos que tenía dicha compra no sólo en México sino también en el
hemisferio norte del continente, describí en lo general la situación
prevaleciente en dicho mercado. En EE.UU. las cuatro grandes (Verizon,
AT&T, Sprint, T-Mobile) mantenían sus posiciones y los movimientos de
compra-venta ya no eran como antes al ser un mercado maduro, salvo la compra de
Sprint por parte de la japonesa Softbank en 2012 por la friolera cantidad de
20,100 millones de dólares.
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