Artículo Localeando,
29 de agosto de 2015
Jaime Villasana Dávila
Concluye la primera mitad del sexenio del Presidente
Peña. Inicio señalando que su elección no fue fácil dado que su triunfo sobre
AMLO no fue tan holgado, aunque
suficiente para no alentar protestas de dicho personaje tal como lo hizo en
2006. El regreso del PRI causaba, en ese momento, cierta incertidumbre pues
millones de mexicanos que no votaron por él (la mayoría) desconocíamos como sería
el comportamiento de un partido que gritaba a los cuatro vientos que se había
transformado.
Coraje para combatir corrupción e impunidad. Foto; Eldeforma.com |
Lo cierto es que, a los pocos meses de su mandato,
sorprendió también a millones de mexicanos cuando se anunció el Pacto Por
México en alianza con PAN, PRD y obviamente su partido. Haber
llegado a ese acuerdo requirió talento y buenas capacidades negociadoras.
Inició y concluyó el proceso de las altamente
esperadas reformas en educación, telecomunicaciones, política y (la muy
esperada) energética. Más adelante se agregaron otras como la de Transparencia
y del Sistema Nacional Anticorrupción. Faltaron otras como la del campo y la
municipal.
Sin embargo y a pesar de estos tremendos logros, al
mismo tiempo se iban gestando obstáculos y algunos de ellos autoimpuestos por
el mismo gobierno federal. Uno fuera de su control lo es la actual crisis
internacional en materia económica y petrolera. Como mexicanos tuvimos mala
suerte pero al menos estamos ya preparados para el siguiente boom petrolero.
Luego apareció otro obstáculo o problema que estaba dividido
en cuanto a responsabilidades; la educación. Aquí el tema recae en gobiernos
estatales y federal. La mayoría de estados pudieron arrancar la implementación
de la reforma, pero los más débiles en lo institucional (Guerrero, Michoacán,
Oaxaca y Chiapas) simplemente no pudieron. Tuvo que entrar el gobierno federal
a su rescate pero lo hizo tarde.
Luego se presentó otro obstáculo, aunque en realidad
nunca se ha ido; corrupción e impunidad.
Y este si es responsabilidad directa del gobierno federal en el nivel que le
toca. Pero como en este país estados y municipios dependen de recursos
federales, prácticamente su responsabilidad es casi total.
En este tema y a nivel federal nada ha pasado. Los
casos de Casa Blanca, Moreirazo y OHL, por citar
algunos, siguen sin consecuencias. Con los cientos de casos a nivel estatal y
municipal es lo mismo, salvo el ex –gobernador Granier de Tabasco, pero ahí se
debe más al gobierno estatal.
Estamos pues en la segunda mitad de sexenio. Los
partidos han mostrado ya sus prioridades y la del Presidente no puede ser otra
más que meter a la cárcel a corruptos como lo está haciendo Brasil. Es lo único que
hará que los mexicanos recuperasen la confianza en sus instituciones.
Comentarios