Artículo Localeando,
28 de noviembre de 2015
Jaime Villasana Dávila
Luego de una reacción dubitativa ante los embates de
la CNTE y que hizo dudar a muchos mexicanos sobre la implementación de la
reforma educativa, el gobierno federal ha venido reaccionando debidamente para
concretarla.
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¿Será implementada con la misma firmeza que la reforma educativa? |
Primero mostrando una postura férrea de diálogo sólo
sobre como implementar la reforma, luego forzando el renacimiento de las
instituciones educativas en Oaxaca (aunque falta Guerrero) y ahora llevando a
cabo las evaluaciones docentes en Michoacán y Chiapas con el apoyo de la
Policía Federal y del Ejército. Hasta en helicópteros trasladaron a los
maestros a los centros de evaluación.
Todo este esfuerzo merece un reconocimiento al
gobierno federal y que seguramente le traerá dividendos políticos en 2016, pues
para la mayoría de mexicanos es un tema central. Así que enhorabuena al
Presidente y a no aflojarle en este tema.
Ahora pasemos al tema de la reforma anticorrupción. En
los últimos meses se han aprobado reformas constitucionales y leyes secundarias
para dar vida al Sistema Nacional Anticorrupción y al de Transparencia.
Se dieron mayores atribuciones a la Auditoría Superior
de la Federación (ASF), al titular de la Función Pública deberá ratificarlo el
Senado y se ampliaron las facultades de la Fiscalía Especializada en Delitos de
Corrupción. También se creó el Tribunal de Justicia Administrativa como una
entodad autónoma.
En el tema de transparencia se aprobó la Ley General
de Transparencia y Acceso a la Información. De ella se derivará una ley federal
(aplicable para el gobierno federal) y además los estados tienen hasta mayo del
2015 para que homologuen. En términos generales estás leyes obligan a los
gobiernos a transparentar más información y sin menoscabo de la que deben
entregar vía solicitud de acceso.
Sobre esta amplia reforma soy de la idea de que un
gobierno será mas transparente y combatirá más la corrupción si tiene voluntad más
que leyes. Me explico; aún con las leyes viejas y actuales el gobierno, cuando
ha querido, ha metido a la cárcel a los corruptos o ha transparentado tal o
cual información.
De aquí surge mi duda sobre el éxito de la reforma
anticorrupción. Pienso que tendremos resultados muy limitados o nulos. Hoy hay
miles de casos de corrupción que fácimente pueden ser procesados y los
responsables castigados. Nada ha pasado por falta de voluntad.
Por ello, para dar esperanza a esta reforma es
necesario que, tal como lo hace con la reforma educativa. el gobierno federal ajusticie
un caso pesado de corrupción (¿OHL?) y mande señales claras y contundentes,
pues con el caso de Arturo Escobar no es suficiente.
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