Artículo Localeando,
2 de enero de 2016
Jaime Villasana Dávila
¿Imagine que hay un vuelo sin escalas de
Aguascalientes a Boston o de Saltillo a Pittsburgh? ¿Qué me dice otro de Guadalajara
a Minneapolis o de Mérida a Portland, ambos sin escalas? ¿Qué tal un Acapulco a
Hawaii o Veracruz a Anchorage, también sin escalas?
¿Destino en EE.UU.? A donde quiera el cliente. |
Hoy por hoy estos vuelos son impensables pues el
acuerdo de aviación vigente entre México y EE.UU. los prohíbe o bien los
dificulta, pues restringe las ciudades y el número de aerolíneas que de ambos países
pueden volar. Ello se debe a un acuerdo signado entre ambos en los 60s y que
fue actualizado en 2005.
Pero el escenario de la aviación comercial y de carga entre
México y EE.UU está a punto de cambiar. El viernes 18 de
diciembre se firmó en Washington DC un nuevo acuerdo que permitirá que cualquier aerolínea de ambos
países pueda volar sin restricción burocrática y de manera directa a los
destinos que comercialmente le sean viables, siempre y cuando dicho destino
tenga un aeropuerto capaz de recibir vuelos comerciales.
Lo único que falta es la ratificación del Senado
mexicano cuando regrese a sesionar en febrero próximo. El Senado estadounidense
no requiere ratificarlo.
El cambio que éste acuerdo traerá a la industria de la
aviación será tan grande como el que trajo el TLC a las industrias
manufactureras y comerciales. Habrá un mayor número de vuelos y opciones de
aerolíneas en las actuales rutas y otras nuevas se generarán.
Lo anterior conllevará a una disminución en el costo
de los vuelos inter-países pues habrá más competencia. Es posible que nuevas
aerolíneas regionales nazcan para atender nichos de mercado que a las grandes
no les interesa. Aeropuertos regionales podrán contar con un vuelo
internacional si la demanda lo justifica.
En el aspecto turístico también habrá un alto impacto
y miles de nuevos pasajeros de ciudades diversas se sumarán a los que hoy ya
viajan. Los servicios relacionados a la aviación (comidas, combustibles,
transporte terrestre, comercio) se verán igualmente beneficiados.
Esta mayor interacción entre países a través de
viajeros ayuda a reforzar lazos familiares, comerciales y culturales. Hoy hay
millones de estadounidenses que quisieran venir a México a disfrutar sus playas
y ciudades coloniales, pero no lo hacen por que volar implica todo un día de
vuelos debido a conexiones infinitas.
En los últimos 25 años la integración entre México y
EE.UU. ha avanzado a pasos agigantados. La familia, el comercio, la industria,
las telecomunicaciones, la cultura, ahora la energía y pronto la aviación, han servido
de puentes de unidad que ni siquiera el fortalecimiento del discurso
anti-inmigrante en la campaña presidencial estadounidenses puede
destruirlos.
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