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Localeando, 10 de febrero de 2017
Jaime Villasana Dávila
Desde el arribo de la estructura político-gubernamental
del municipio en México hace casi 500 años, éste siempre ha sido el pato feo de
la estructura de nuestro Nación. Durante la colonia y hasta el Porfiriato siempre
estuvo sujeto a los designios de un orden de gobierno ajeno (estatal o federal)
o bien de cacicazgos locales.
La Revolución trató de rescatarlo dándole algo de autonomía
municipal con la Constitución de 1917. En los 20s la Asociación Nacional de
Ayuntamientos, buscó defenderle pero pronto desapareció ante la consolidación
del régimen priísta. Sesenta años después (1983) se da una reforma municipal
impulsada más por necesidad económica nacional, que por meterle cirugía mayor a
su estructura. Se hizo lo que se pudo.
Evento de CONAMM en 2016 |
Algunos diez años después surgieron las tres principales
asociaciones municipales, vinculadas a los tres mayores partidos políticos
nacionales. Fue precisamente en esa década cuando el municipio gozó de la mayor
salud política e institucional, derivado de la masiva alternancia política que
se fue dando lentamente a ese nivel desde una década atrás. El municipio
vibraba, exigía su lugar y alzaba la voz a través de las tres asociaciones,
ciertamente cada una por su lado.
Tal contexto conllevó a una reforma municipal en 1999
que lo reconoció finalmente como orden de gobierno, y ya no como una entidad
pública despachadora de servicios públicos. Pintaba bien la siguiente década.
Actualmente una unidad municipal inexistente
Y
así fue, la década inició prometedora con el nacimiento de CONAMM (Conferencia Nacional de Municipios de
México) en 2001 con la firma de acuerdo en Brasil entre las tres principales
asociaciones de municipios; FENAMM (PRI), AMMAC (mayoría municipios del PAN)- y AALMAC (PRD).
Se daba el primer paso de la tan ansiada
unidad municipal.
En
medio de negociaciones intensas y choques de personalidades e ideológicos se
definieron algunas reglas básicas. La dirección de la CONAMM iba a ser
rotatoria entre los presidentes de cada una de las tres asociaciones
municipales y al titular de la Secretaria Ejecutiva se definiría por consenso.
Pero
no fue sino hasta 2011-2012 cuando realmente los protagonistas decidieron darle
seriedad a la unidad de los municipios mexicanos.
Para
que dicha unidad se haya dado contribuyeron dos factores. El primero fue la
voluntad de los involucrados y el segundo el impulso del actual gobierno
federal. A las dos administraciones federales previas el tema del municipio simplemente
no les importó.
Los
años dorados de la CONAMM fueron del 2012 al 2015, cuando se armó una agenda
municipalista común, se organizaron eventos de gran calado y se presentaba un
solo rostro del municipio ante otras entidades gubernamentales y públicas. Había
camaradería entre los Presidentes Municipales y el personal de staff de las
tres asociaciones que la conformaban.
Conferencia Anual de Municipios 2015 en Chihuahua. Los años gloriosos de la unidad municipal |
Pero a partir de 2016 la presunta unidad municipal ha venido a menos. El cambio de actores en el Buró Directivo de la CONAMM ha sido un factor para ello aunado a posturas operativas diferenciadas, disputas personales y partidistas así como del rumbo que debe tomar la CONAMM. Hoy la pérdida de confianza es casi total entre los protagonistas a nivel directivo y operativo.
Todo lo anterior lo pude comprobar dos días atrás cuando
acudí a la renovación del Buró Ejecutivo de la CONAMM. Me sentía como en un
velorio a pesar de la grandilocuencia de los discursos y el salón lleno de
asistentes. Por dentro se desmorona, por fuera se esfuerza en aparentar algo
que ya no es.
La
muestra de la falta de unidad y camaradería se ubica en varios hechos. El
primero es que la renovación del Buró Ejecutivo es un espejismo. Un evento que
fue meramente forma y no fondo.
Otro
hecho de menor envergadura pero también descriptivo es que sus cuentas de Facebook y Twitter
hace tiempo no son actualizadas (septiembre y diciembre, respectivamente).
Pero
la muestra más importante de esa unidad que nunca llegó se ubica en la no elaboración
de una iniciativa conjunta de reforma al artículo 115 de la Constitución
federal, a pesar de haberse comprometido a ello en una de las Conferencias
Anuales del Municipio (CAM).
Es
cierto que definieron una agenda municipalista común pero en lo que se avanzó
fue en los temas relativos a recursos, y bien sabemos que ahí no está el mayor
reto del municipio mexicano, por más en que se empeñen los Alcaldes en que así
sea. El problema es más profundo.
En
resumen; los logros de CONAMM en 16 años
a la fecha son muy magros.
Todo
esto es una pena. Más en estos tiempos complicados en que el país necesita
instituciones y gobiernos fuertes y modernos.
Una reforma
municipal que no llega… ni llegará
El
24 de enero la Secretaría de Gobernación organizó un evento para conmemorar el
100 aniversario del debate del artículo 115 en el proceso de elaboración de la
Constitución que hoy nos rige. Uno de los ponentes fue Raúl Olmedo Carranza, protagonista
de la última gran reforma municipal acontecida en 1983.
Olmedo
señaló que una de las razones por la cual se impulsó y se aprobó esa reforma
fue por la grave crisis institucional que padecía México debido a la crisis
económica que nos aquejaba. Olmedo afirmó que hoy nuevamente nos encontramos en
una crisis (ahora de corte internacional) y por lo tanto es urgente otra
reforma municipal.
Pero
hay un ¿problema? La CONAMM, el principal interesado, vive horas difíciles. Gobierno
federal, partidos políticos y Congreso de la Unión no quieren, a pesar de los
múltiples discursos y declaraciones que ofrecen resaltando la importancia del
municipio. Tampoco los organismos especializados y académicos hemos sabido
unirnos para impulsarla.
Por
su parte, el INAFED (Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo
Municipal), un organismo del gobierno federal responsable de eso, “el
desarrollo municipal”, lleva todo el sexenio desapercibido por problemas de
liderazgo. Hasta hoy (o unos días atrás), su titularidad seguía acéfala, pues
el Secretario de Gobernación no se decide a confiarle el cargo a un experto
municipalista, hoy precisamente “encargado del despacho”. Lleva así varios
meses. Lamentable.
El
pronóstico es que ni este año y ni para el siguiente (por las elecciones)
saldrá una reforma municipal que modernice al municipio, dé vida institucional
a las zonas metropolitanas, dé viabilidad a la nueva Ley General de
Asentamientos Humanos, entre otros.
A
este ritmo es muy posible que tampoco se dé una en 2019, cuando se cumplen 500 años
del municipio en México. Mientras el mundo avanza rápidamente.
Concluyendo
Cuando
estuve hace dos días en el evento de renovación del Buró Ejecutivo de la CONAMM
sentía tristeza, frustración y enfado. Los discursos que escuché me sonaron todos
huecos. Un Secretario de Gobernación reclamando a municipios, unos Alcaldes
alabando al municipio (y a los connacionales que viven en USA) y los demás
observadores pasivos.
Reconozco
el enorme esfuerzo que hacen mis apreciados amigos de la CONAMM y de las tres
asociaciones municipales, pero también les reclamo ahora como ciudadano a ellos,
y a los Alcaldes, partidos, congresistas y gobierno federal, el que no hayan
sido capaces de poner a un lado y por un momento sus diferencias personales e
ideológicas para lograr una de las grandes reformas estructurales que le falta
a este país; la del municipio.
Ojalá
que “algo positivo ocurra” y pronto, pero soy pesimista. Ya no más eventos y
discursos. Ya no más reflexiones “municipalistas”. Ya no más estudios y
propuestas que se archivan. Ya no más expresiones de “no hay condiciones para
una reforma municipal”.
Sabemos muy bien lo que hay que hacer. ¡Hagámoslo!. Urgen
decisiones y acciones. Expresen y expresemos con hechos ese cariño que decimos
tenerle al municipio, pues no merece sus condiciones actuales. #ReformaMunicipalYa
Comentarios
Lo anterior con todo el respeto del mundo y para aclarar solamente. Un abrazo amigo.
Adán Larracilla, Secretario Ejecutivo de la ANAC.