Por Jaime Villasana Dávila, 25 de abril 2019
El pasado lunes 22 de
abril cumplió 500 años el municipio en México. Fue en 1519 cuando soldados
españoles fundaron la Villa Rica de Vera Cruz, dando vida al primer
Ayuntamiento en México y América y por ende al primer Municipio.
De entonces a la fecha
el municipio ha evolucionado en México, pero no como debiera. Lo peor del caso
es que todo parece seguirá igual; cargado de retos urbanos, servicios públicos
mediocres, institucionalidad débil y desencantos sociales.
¿En que baso mi
sombrío pronóstico? En la forma en que “celebramos” los primeros 500 años de
vida del municipio.
Aquí una breve lista de
los “regalos” hechos al municipio en su día más importante:
- Diputados exhortaron al titular del Poder Ejecutivo federal a que emita una estampilla postal conmemorativa. También le pidieron al titular de la Lotería Nacional que expida un billete conmemorativo y acordaron poner una placa conmemorativa en San Lázaro.
- El Presidente López Obrador ni siquiera organizó a través del INAFED algún evento especial o asistió a alguno organizado por un tercero. Para él no existe el municipio.
- Gobiernos y Congresos estatales, con actos conmemorativos menores, si acaso. Nada digno de citarse.
- Los gobiernos municipales, igual que el orden estatal. Todo enfocándose en discursos huecos resaltando la importancia del municipio.
- Entidades académicas, civiles, asociaciones municipales y especializadas organizando lo de siempre; foros y más foros, donde se analiza lo que se viene analizando en los últimos 20 años, o, en su caso, organizando cursos, realizando convocatorias de investigación y actividades similares.
Imaginemos por un
minuto que esta conmemoración se hubiera celebrado en un evento especial donde
el Ejecutivo le entrega al Legislativo un paquete de reformas consensuadas con
diversos actores para dar vida al municipio del Siglo 21; con reformas que van
desde la creación de gobiernos metropolitanos y hasta la creación de la Ley para
la profesionalización del servicio público municipal.
Por su parte Congresos
estatales y gobiernos municipales publicando profundas reformas que están
dentro de su ámbito como, por ejemplo, que los Contralores sean autónomos, es
decir ya no nombrados por los Presidentes Municipales, y con capacidad para
demandar sin intermediarios por daños al patrimonio público.
En resumen, en haber
presentado un programa integral de modernización del municipio mexicano con
reformas y acciones paralelas desde los tres órdenes de gobierno.
En cambio, la
celebración estuvo a la altura de lo que nos importa el municipio mexicano, es
decir, casi nada.
La culpa de este
escenario no es exclusiva de uno u otro actor. Sino de todos los que estamos
vinculados al municipio; gobierno-congreso federal y pares estatales, pero
principalmente de los “municipalistas”, es decir, de académicos, especialistas
(me incluyo aquí), asociaciones municipales, líderes de organizaciones civiles,
privadas y demás relacionados con el municipio.
¿Porqué somos los culpables
principales? Porque dado el contexto e historia mexicana, no esperemos que las
grandes reformas municipales vengan del gobierno federal o los estatales. A
ellos no les interesa. De hecho, les conviene tener al municipio de rodillas y
maniatado, como ahora está.
Las grandes reformas
municipales sólo se gestarán desde todos los que se hacen (nos hacemos) llamar municipalistas
o, por llamarla de otra manera, la sociedad civil municipalista. Aquí no estoy
inventando el hilo negro pues las grandes reformas del país en otros temas (electoral,
transparencia) se gestaron en la sociedad civil, organizada y no organizada.
Como municipalistas no
hemos sido capaces de ni siquiera organizar una misera marcha o plantón en el Congreso
federal o Palacio Nacional exigiendo reformas municipales estructurales. Tampoco de construir una agenda
mínima, puntual y consensuada de reformas municipales. Cada uno anda por su
lado. Cada quien con su agenda. Todos con las manos vacías.
Nos conformamos con
las reuniones de siempre para pavonearnos con actores federales y estatales donde se acuerda
mucho, pero al final nunca sucede algo. Nos conformamos con organizar eventos en
cómodos salones de universidades u hoteles, saludar colegas, quejarnos y luego cada quien por su lado. Discutimos y debatimos en tales eventos
lo mismo para acordar en el fondo nada y alimentar los egos de quienes les toca
o nos toca hacer una ponencia.
Colegas municipalistas;
las reformas en México se ganan en las calles, presionando fuerte, levantando
la voz y presentando una agenda de reformas consensuada entre todos y no
definidas por unos cuantos o un solo sector.
Pobre municipio
mexicano. Parece que nos conviene a todos que siga así para poder mantener
nuestros empleos. Qué pena y lástima me das municipio mexicano.
Quédate esperando
otros 500 años, pues los regalos que te acabamos de dar por tu cumpleaños
servirán de nada, más que mantenerte como estás; en la mediocridad. Igual que
el país, por cierto.
www.localeando.com @jvillasanad
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