Hace 30 años

 Todos tenemos múltiples años que nos han marcado en la vida. En mi caso uno de ellos es 1991. Para poner en contexto a tal año diré que el presidente Carlos Salinas de Gortari llevaba tres años en el poder y todo parecía indicar que México ahora sí dejaría atrás la mediocridad que le había caracterizado desde su independencia (el desenlace del sexenio todos lo sabemos). A inicios del mismo año comenzaba la Guerra del Golfo liderada por EE.UU. para expulsar a Sadam Hussein de Kuwait. A mediados de ese año la Unión Soviética se desintegraba y terminaba la Guerra Fría.

En ámbitos más agradables, específicamente la música, la onda grupera comenzaba a dominar el entorno musical en México, tal como ahora lo hace el odioso reggaetón. Temerarios y Bronco lideraban. Toda canción que lanzaban era un éxito seguro. La música norteña comenzaba a evolucionar del modo clásico al neo-norteño con grupos que entonces iniciaban como Pesado o La Firma. En la música pop en español Alejandro Sanz hacia su debut con “pisando fuerte” y arrasaba. Sergio Dalma con su balada “bailar pegados” era necesario si querías bailar cerca de tu novia en alguna fiesta.

Los años maravillosos.

En el idioma inglés Madonna con “Justify my love” escandalizaba a muchos y Roxette con “Joyride” te alegraba los días. R.E.M. con “Losing my religión” rompía todos los récords habidos y por haber. El Hair Metal o Hard Rock comenzaba su declive. Bandas como Motley Crüe o White Lion lanzaban sus últimos éxitos (Metallica se cuece aparte). Iniciaba la década del rock alternativo de mensajes sociales y personales con Nirvana, Pearl Jam, Green Day, etc.

Faltaban años para un Internet masificado y muchos más para las redes sociales. El entretenimiento era la TV pura y dura y si vivías en una zona de la ciudad donde había TV por cable eras privilegiado. Hablar por teléfono con los amigos o la novia/o por largo tiempo era igualmente un privilegio. En aquel entonces el monopolio de Telmex cobraba por minuto.

Comento todo lo anterior porque en este 2021 se cumplen 30 años que me gradué de la preparatoria (junio) e inicié la universidad (agosto). También en este año se cumplen 25 años de haberme graduado de la carrera (mayo). Hay pues motivo para reflexionar, también para celebrar. No todos los días se cumplen tales aniversarios.

Lo que más lamento es que, lo que se suponía sería un verano de reuniones con excompañeros de la prepa y la universidad (entrada y graduación) para recordar viejos tiempos, no pudo ser debido a la maldita pandemia. Pero esto es un lamento menor si lo comparo con el sufrimiento de millones de familias alrededor del mundo que han perdido algún familiar muy cercano (hermano, padre, sobrino, etc.). Afortunadamente no es mi caso. Esto ya es mucha ganancia.

Regresando al tema motivo de este artículo, no puedo dejar de reflexionar sobre lo que significó ese 1991 en mi vida, cuyo contexto ya lo cité al inicio (dejaré para otro artículo 1996). Si ya eres adulto como yo acercándote a los 50 años confirmarás conmigo que tal etapa de la vida es única en muchos sentidos. En el tema escolar porque no sabes si la carrera elegida, la herramienta con alta influencia para delinear tu vida, es realmente la indicada. Deberá pasar uno, dos o quizá más años para darte cuenta de ello y, si lo haces a tiempo, podrás cambiarte a otra. De lo contrario deberás vivir y sobrevivir con ella.

En el ámbito familiar el asunto puede ser variopinto. Si tu familia tiene dinero no estarás lo suficientemente contento, pues desearás más libertades de gasto para impresionar a los nuevos amigos (y alguna chica) de la universidad. Y si no se tiene o se es clasemediero te alinearás a lo posible. Ahora bien, el asunto del dinero es secundario. Lo importante es el tipo de relación que se tenga con los padres. Si no hay confianza será muy fácil perderse en la jungla de la universidad donde las malas influencias tienen mayor presencia respecto a la preparatoria.

En el tema de la amistad los compañeros cambiarán en su mayoría. Quedarán atrás, en el recuerdo, muchos queridos amigos de la preparatoria debido al rumbo diferente tomado. Sobrevivirá alguna que otra amistad preparatoriana, aunque en mi caso fue un gran número de ellos, por lo tanto soy privilegiado. Vienen otras nuevas en la universidad igual de valiosas. Se aprenderán nuevas formas de relacionarse y de convivir. Se va adaptando uno. Hay fricciones mientras se asienta y se aprenden las nuevas reglas de convivencia de la universidad. Hay recelos y hasta recriminaciones de origen escolar (yo vengo de tal escuela, tu de otra de nivel x), pero todo es aprendizaje para la vida real por venir, la cual será mucho más dura a esto. Las amistades entonces se renuevan, otras mueren y algunas se mantienen. Claro, ello depende de donde se viva; ciudad chica, mediana o grande. Usualmente en las primeras dos las amistades suelen ser más duraderas, no porque sean mejores o más sólidas necesariamente, sino por cuestión de espacio, población o distancia. 

Y en el tema del amor…aaaah el tema del amor. La pata coja de casi toda persona. Tema espinoso sin duda. Si eres de mi generación de preparatoria de 1991 (o de la que sea), apuesto doble contra sencillo que ahora mismo estás pensando en esa persona o personas de amor real o platónico. Quizá no pienses en alguna, pues el amor no era una prioridad en esa etapa de la vida, lo cual es muy válido. Pero si lo fue, la canción de Magneto “a la puerta del colegio” (perdón la cursilería) y otras románticas en inglés (Bryan Adams, "everything I do...")  o español de ese año o de previos (Timbiriche, Hombres G, grupero, norteño, rock, tu decide) eran como un himno entre los estudiantes enamorados de aquel entonces. No entraré en detalles personales, pero diré que la transición de la preparatoria a la carrera teniendo novia/o suele ser complicado. Aunque, nuevamente, depende de muchos factores; se gradúan juntos de la preparatoria, alguno de los dos es de mayor o menor edad, se estudia en diferentes escuelas, la relación va iniciando o ya es madura, hay crisis en la relación, se conoce a alguien que lo deslumbra a uno en la universidad, uno de los dos muestra signos de cansancio, y un largo etcétera.

Lo cierto es que, muy probablemente, tal amor no será o fue el último en tu vida. La vida por delante es todavía muy larga y vendrá (llegó) quizá otro de igual o mayor valía. Uno que te dará una familia, certidumbre, paz y un montón de otras satisfacciones (también retos y problemas). Claro, hay casos de noviazgos que sobreviven el traspaso de la prepa a la carrera y culminan en matrimonio, pero son la excepción y no la regla.

Voltear 30 años atrás en 1991 era referirse a 1961. Ello se me hacía una eternidad, otro mundo totalmente diferente. Hoy voltear a 1991 se me hace un suspiro, un abrir y cerrar de ojos. Como cambian las percepciones del tiempo en el transcurso de la vida.

Hasta aquí lo dejo. Sirvan pues los párrafos anteriores a manera de tributo para aquel lejano 1991. De tributo para mis compañeros/as de la prepa y del inicio de carrera. A todas/os los recuerdo con cariño. De todas/os guardo un momento especial, alguna interacción simple o incluso complicada. Hoy me da una risa nostálgica. 1991 fue un año memorable para mí y ojalá para ti también (si eres tan viejo como yo). La vida se nos va rápido y espero ver pronto a muchos de ellos/as para recordar aquellos viejos tiempos. Los años maravillosos.

Comentarios

Penny ha dicho que…
Mis respetos y admiración mi querido Jimmy, siempre fuiste un gran compañero y excelente amigo. Gracias por tan bonitos recuerdos, te mando un abrazo!!!
Jaime Villasana Dávila ha dicho que…
Muchas gracias por tus comentarios Penny y lo mismo digo de tu persona. Va otro abrazo enorme de regreso. Cuídate!