Los japoneses son mundialmente conocidos por ser muy ordenados y no pocos dirán que exageran, pero es su idiosincrasia y ello les ha permitido llegar hasta donde actualmente están; una potencia económica en muchos sentidos, aunque enfrentan también grandes retos. Pero bueno, este es otro tema.
Cuando decidí viajar de Tokyo, donde vivimos desde hace más de tres años, a mi querido Saltillo (México) para ver a mi familia y amigos luego de un año y nueves meses sin visitarlos debido al COVID19, sabía que la entrada de regreso a Japón sería toda una odisea. Y así fue.
Desde un inicio tenía el conocimiento de llenar / obtener tres documentos para entrar: a) formato del gobierno japonés completado con prueba COVID19 con resultado negativo; b) llenado y firmado de promesa escrita aceptando apegarme a las reglas del gobierno japonés y c) certificado de prueba COVID19 con resultado negativo emitido por el hospital o laboratorio respectivo.
Adicionalmente sabía que se recomendada tener ya cargado en el celular una aplicación del gobierno japonés llamada COCOA (disponible aquí), pues sería activada al entrar a Japón para seguir (o vigilar) los movimientos del viajero.
Todo los requisitos anteriores los había completado previo a mi vuelo, aun así estás temeroso de que algún detalle se te puede escapar y arruinarte el trámite de ingreso al país. Solamente comprobaría que todo estuvo OK cuando saliese de la zona de recoger el equipaje, para lo cual faltaba muchísimo.
Cabe añadir que Japón sigue sin estar abierto al turismo y solamente pueden entrar japoneses y extranjeros con residencia, como es mi caso.
Tal como fue el caso de ida, el vuelo de regreso Dallas - Tokyo con American Airlines (jueves 21 de octubre) venía a una quinta parte de su capacidad. Contabilicé alrededor de 30-40 pasajeros para un avión de 250 pasajeros aprox. A todos nos sentaron en la sección media del avión, salvo dos o tres personas que viajaron en primera clase. Nuevamente me tocó una fila para mi solo, por lo que sería un vuelo al menos cómodo.
Aterrizamos en el aeropuerto de Narita (uno de los dos existentes en Tokyo), esperamos un poco más de lo habitual a que abriesen las puertas y cuando esto sucedió una persona instruyó “quienes tienen vuelos de conexión bajan primero, los demás esperen”. Alrededor de 10 personas descendieron y el resto nos quedamos.
Tocó nuestro turno de bajar y caminamos buena distancia en una aeropuerto casi vacío y pocos aviones. Un escenario muy triste. Esto debido a que Narita es el aeropuerto por donde más vuelos internacionales departen y, tal como señalé previamente, el turismo sigue prohibido.
Nuestra primera parada fue a un lugar preparado donde ya nos esperaba un ejército de personal de salud con formatos que debíamos completar y documentos que mostrar. Fue el primer punto de revisión de como ocho por los que pasamos. Este fue el más estricto. Luego que un agente revisada nuestros documentos, un supervisor también debía hacer lo propio. Si autorizaba se podía continuar al siguiente punto. Ahora bien, dado que soy residente en el país y fui vacunado aquí, quizá ello facilitó mi procesamiento. Hasta donde entiendo los turistas internacionales no pueden entrar a Japón.
En cada uno revisaron una y otra vez documentos. En uno nos revisaron / activaron la aplicación antes señalada y nos instalaron otra más de nombre MySOS (visible aquí). Ellos mismos (con permiso previo) ajustaban el celular dando acceso total de ubicación y notificaciones a ambas aplicaciones. No podías negarte. Rápidamente nos explicaron su funcionamiento y nos dijeron que siguiéramos todas las notificaciones que recibamos. Nos advirtieron una vez más de no usar el transporte público y no movernos del sitio donde pasaremos la cuarentena de 14 o 10 días, dependiendo del caso. Además, nos entregaron folletas con reglas y recomendaciones por seguir.
Son dos las app que debes instalar en tu smartphone. Esta es la de mayor uso. |
En otro punto nos hicieron una prueba rápida de COVID19 analizando la saliva y cuyo resultados debíamos esperar en el último punto de revisión. En mi caso esperé solamente como 10 minutos cuando me llamaron y me dieron mi resultado negativo.
Al final de todos estos filtros sanitarios se llega a migración, lo cual es lógico para no infectar a los agentes, en caso de que hayas resultado positivo en la prueba. Pasas migración y, como en cualquier otro aeropuerto internacional, el siguiente paso es recoger la maleta. En mi caso la mía no llegó, sino hasta el día siguiente.
Todo el proceso anterior duró casi dos horas; de las 2:12pm en que aterrizamos hasta las 4:05pm en que salí al pasillo principal del área de llegadas.
Para ir al sitio donde estarás en cuarentena, sea tu casa o un hotel aprobado, debes tomar un transporte propio, rentado o bus especial. Está estrictamente prohibido tomar transporte público. En mi caso fue la última opción. El bus “Q” por “Quarantine” sale cada hora de la plataforma 21 en la Terminal 2. Tuve que esperar casi una hora pues perdí el bus anterior por dos minutos. Caminé hacia el lado equivocado de las plataformas. Mmmm.
Al llegar al hotel todo parecía normal. Ninguna medida adicional considerando que es un hotel especial para alojar a foráneos en las condiciones actuales. Asimismo aloja tripulaciones de líneas aéreas como Cathay Pacific, China Airlines, SriLankan, JetStar y Hawaiian Airlines.
El check-in procedió sin
complicaciones aunque fue algo extenso debido a la explicación sobre las
medidas de cuidado que se deben tomar. Te avisan que debes completar
diariamente una tabla anotando tu temperatura y si sientes alguna molestia. También
que tu habitación no será aseada durante todo el tiempo que estés en ella, por
lo tanto se debe sacar la basura al pasillo para que la recojan por las mañanas
temprano, tal como lo he/hemos venido haciendo (siguiente imagen). Además te indican
que hay cambios de sábanas extras para que uno mismo lo haga. Si ordenas comida
se dejará fuera en el pasillo y todo estará en platos desechables. Finalmente
te indican que se puede usar la lavandería pero no el gimnasio.
La basura debe ser sacada por los huéspedes. |
Al hacer el check-in el recepcionista me dio una maleta con ropa y algo de despensa que mi esposa había enviado. Una ayuda invaluable sin duda.
En el lobby había en su mayoría personas foráneas de múltiples nacionalidades, principalmente de Asia, pero también japoneses que deben pasar cuarentena en un hotel por varias razones. Por ejemplo, minimizar riesgos de contagio en casa por familiares sensibles o por carecer de un lugar alejado o aislado para pasar la cuarentena debido a casa o departamento pequeño (mi caso).
Llegué a mi habitación aproximadamente a las 6pm consciente de que será mi hogar por los próximos diez días y que mi movilidad estará limitado al máximo, pero sin llegar a ser similar a estar en una prisión. Recordaba la regla de estar lo más posible en el lugar de cuarentena y en caso de salir, evitar el interactuar con personas en la calle. Usar siempre el cubrebocas y limpiar manos con alcohol tan frecuente como puedas.
Al entrar me quedé aliviado de que
la habitación era amplia considerando que es Japón y tenía internet gratuito.
Esto se lo debo a mi esposa por haber hecho la reservación. Al recepcionista le
debo el que me haya dado una habitación con vistas a un parque. Servirá para
aliviar la cuarentena, me dije a mi mismo.
Tuve suerte. Esta vista ayuda a pasar mejor los días. |
Luego de una hora en la habitación y
sin haber probado alimento desde las 12pm aprox. cuando nos dieron de comer en
el avión poco antes de aterrizar, a las 7pm ya estaba hambriento. Como señalé
anteriormente mi esposa me remitió algo de despensa, pero fui a la tienda de
conveniencia con todas las preocupaciones debidas para adquirir leche, jugo de
naranja, un sándwich para mi desayuno y un par de cervezas para relajarme.
La despensa |
Esa primera noche dormí de un tirón de las 9pm y hasta las 4:30am, nada mal para una primera noche de jet-lag. Por cierto, en lo personal siempre me ha sentado mejor viajar de México a Japón que viceversa.
Al día siguiente (viernes) me puse a trabajar en mi computadora y todo
normal como cuando se está en una habitación de hotel, salvo por el hecho que
en el día recibí dos notificaciones (mañana y tarde) de la aplicación MySOS. En
la primera es para informarme que pronto iba a recibir una video llamada para
confirmar mi ubicación (ver siguiente imagen). La segunda para reportar mi salud,
específicamente mi temperatura y síntomas de posible enfermedad.
Las notificaciones y sus instrucciones deben ser seguidas al pie de la letra. |
Me quedan por delante ocho tediosos días más de cuarentena. Esto es nada comparado con lo sufrido por millones de personas alrededor del mundo que perdieron algún ser querido por este maldito bicho del COVID19. Con todo lo que la humanidad ha sufrido y aprendido lo único que nos queda es vacunarnos. Si no lo has hecho, hazlo ya.
ACTUALIZACIÓN
El día 10 de mi cuarentena caminé 6.2km del hotel al aeropuerto de Narita para realizarme la prueba PCR a las 9am y solicitar mi "liberación" anticipada, en lugar de esperar 14 días. Llegué al lugar de las pruebas y amablemente me atendió el personal en inglés (sigo sin hablar más de cinco palabras de japonés luego de tres años viviendo acá. Sí lo sé, soy un burro, pero esta es otra historia para otro post).
Tan pronto salí de la prueba la app MySOS me remitió una notificación de reportar mi lugar y, al hacerlo, de inmediato me avisó algo como "no estás en tu lugar de cuarentena, regresa inmediatamente a él". Me preocupé y lo comenté con mi esposa, quien me dijo "tu espera ahí en el aeropuerto. Es una locura que regreses al hotel y luego vuelvas caminando al aeropuerto y finalmente regreses al hotel, todo caminando". Iban a ser como 24km. Una locura.
Me quedé en el aeropuerto me envié un email a la agencia de salud informándole de la razón por la que me encontraba ahí. A la hora de haberlo enviado recibí respuesta diciéndome que no había problema si mi salida fue para realizar la prueba PCR. Que ignorase la notificación.
Esperé entonces y a las 12:30pm fui por mi resultado y, como era de esperarse, mi resultado fue negativo. De inmediato remití el certificado vía la prueba PCR a través de la misma aplicación y cuando iba caminando de regreso al hotel me llegó la notificación de que mi cuarentena terminaba al día siguiente (ver imagen).
Aunque ya había visto este tipo de pantalla/mensaje en un grupo de Facebook (muy útil por cierto), no dejó de causarme extrañeza que mi cuarentena terminase hasta el día 11 y no el día 10. Y me causa más extrañeza que en la pantalla de inicio de la aplicación diga que mi último día de cuarentena es el día 31 de octubre (día 10, hoy). Hay pues mensajes encontrados en la aplicación. De todas maneras tenía reservado por una noche más el hotel, más sin embargo ciertamente hubiese deseado dormir en mi cama, pero sobre todo abrazar a mi esposa y mi hijo luego de un mes y 10 días sin hacerlo.
Decidí tomar otro camino de regreso. Fue más largo (7.4km caminando), pero al menos veía otro tipo de paisaje diferente al de una autopista. Estaba lloviznando y algo fresco y el paraguas no te alcanza a cubrir los pies, así que arribé con los tenis medio mojados. Antes de entrar al hotel llegué a la tienda de conveniencia a comprar comida pues ya no quería salir más de la habitación. Estaba exhausto de tanto caminar pero también del estrés de hacer la prueba, la incertidumbre de que saliera negativo-positivo y el proceso en general.
Ahora que escribo estos últimos párrafos simplemente vuelvo a reflexionar sobre todo lo que nos ha cambiado el COVID19. Algunos dicen que ya nada volverá a ser igual. Otros que pronto regresará la normalidad, tal como sucedió luego de pandemias anteriores. En lo personal creo que sucederá una mezcla de ambos. Por lo pronto, no queda más que seguir disfrutando el día a día de la vida con quien estemos y con lo que tenemos. Se nos va muy rápido.
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