Artículo Más Información, 4 de octubre de
2023
LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila
Hemos cruzado ya el umbral del inicio del último año de gobierno de AMLO. Cabe recordar que por reforma constitucional los sexenios presidenciales comienzan ahora el 1 de octubre y ya no hasta el 1 de diciembre, lo cual es algo positivo. De nada sirve tener una transición tan larga, cuando en la mayoría de los países de democracias consolidadas ese periodo no pasa de dos meses.
En este último año AMLO ya no podrá hacer algo nuevo o corregir el rumbo
de sus políticas. En otras palabras ya todo esta cantado.
Por ejemplo, si en cinco años no ha podido acabar con la violencia tal como lo prometió que lo haría desde el primer día de su gobierno (luego lo cambió a seis meses y aquí seguimos), es imposible que lo haga en el sexto año. Hay muchas razones como la carencia de las bases institucionales y operativas para que así suceda y la distracción del gobierno en temas políticos electorales. A ello hay que sumarle el poco apoyo dado a las policías estatales y municipales, toda vez que tales recursos fueron a parar a la ineficaz Guardia Nacional.
La expectativa generada por AMLO en 2018 fue enorme y el fue el encargado de que así fuese. Prometió a diestra y siniestra el tener un sistema de salud como Dinamarca o encontrar a los jóvenes del caso Ayotzinapa. Ni uno ni lo otro. Tampoco podrá resolver el tema de migración por ser muy complicado y porque su política de bandazos lo arruinó todo.
Ya ni que decir de la refinería de Dos Bocas cuyo presupuesto se disparó de 8 mil millones de dólares a 20 mil millones o el aeropuerto de Santa Lucía que no resolverá el problema aeroportuario de la Ciudad de México y que, al contrario, está dejando una deuda de 4 mil millones de dólares en bonos que no se han pagado para construir el aeropuerto original.
Mejor ni hablemos de la pandemia COVID con los 600 mil muertos o del grave problema educativo que es un desastre y que ni siquiera sabemos en que nivel de calidad está, pues eliminó las pruebas PISA. ¿Quiere más? Ahí está el debilitamiento del gobierno federal a más no poder; ese cuerpo ya es puro esqueleto y habrá que someterlo a tratamiento en el siguiente sexenio para sacarlo de terapia intensiva, de modo que los servidores públicos federales puedan volver a creer en sí mismos, luego que AMLO los desdeñó al darle sus facultades a los militares.
Finalmente cito el ataque constante al INE y al Poder Judicial. En vez de fortalecerlos como se hace en los países serios, prefirió dinamitarlos aunque hasta ahora más o menos han sobrevivido. Añado su terquedad por tirar más dinero en ese barril sin fondo llamado PEMEX y de paso despreciando la inversión en las energías limpias, así como dañando las relaciones internacionales de México.
Reconozco algunas virtudes de su gobierno (mal haría en no hacerlo) como el incremento al salario mínimo y las transferencias directas de dinero a adultos mayores y a jóvenes, aunque estas últimas son muy mejorables pues se entrega también a personas pudientes que no lo requieren. Obviamente así lo hace AMLO por razones políticas – electorales y debe condenarse.
También le reconozco el haber convertido a la clase política en algo terrenal y ya no mantenerla en un lugar elevado, lo cual por cierto eso también fue una características que los votantes mandaron a volar en 2018. Finalmente le reconozco el Tren Maya y el corredor transístmico, aunque el primero está siendo construido en la opacidad, con un sobrecosto de escándalo y al “ahí se va” (ojalá luego no paguemos las consecuencias) y el segundo lo arrancó demasiado tarde, convirtiéndose en otra obra que no podrá terminar (como Dos Bocas y el Tren Maya).
Si usted es un crítico o inconforme como yo del gobierno de AMLO seguramente estará de acuerdo con los párrafos anteriores. Si usted es un fanático de AMLO no habrá prueba alguna que lo haga ver de los errores que ha cometido. Pero si usted es un seguidor de buena fe le invito a que reflexione con toda sinceridad y honestidad sobre la situación que guarda el país, recordándole que no se trata de si el presidente le cae bien o mal, sino de lo que sus decisiones y políticas públicas han ocasionado en el país. Usted concluirá en su reflexión que por poco menos echó casi a patadas al gobierno de Peña Nieto fuera del poder.
Estando así la situación ¿en la elección del 2024 va a aplicar un doble rasero? Porque si es así dese cuenta de que esa es una de las razones de porqué México está como está.
AMLO pudo habernos dado esa transición ordenada y sin sobresaltos hacia la modernidad que Fox, Calderón y Peña Nieto nos negaron y que tanto le urge al país para disminuir sus diferencias sociales y regionales que siguen agrandándose a pasos agigantados. Imposible lo haga en los 361 días que le quedan de gobierno.
Tuvo todo el poder político para hacerlo pero no la inteligencia y humildad para concretarlo. Le ganó la arrogancia. Quiere pasar a la historia como un transformador y estadista. Cuando se calmen las aguas concluiremos que fue un presidente más de inicios del siglo XXI con la característica de ser polarizante, un cáeme bien de las masas, derrochador de recursos públicos y poco más. Otro sexenio tirado a la basura. Que se acabe ya.
www.localeando.com Twitter: @jvillasanad
Comentarios