Artículo publicado en Más Información, 13 de marzo de 2024
LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila
El fin de semana pasado el Papa Francisco pidió al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ser valiente y levantar la bandera blanca para negociar con Putin, reconociendo las pérdidas territoriales ante el invasor ruso. En su mensaje no condenó a Putin por sus crímenes de guerra y tampoco le pidió que sus tropas se retiren de Ucrania. El Papa alegó que con dicha acción millones de personas en Ucrania dejarían de sufrir.
Esta solicitud papal causó un escándalo en redes sociales y un semi
terremoto en el mundo de la diplomacia, principalmente acá Europa.
A lo largo de sus dos mil años de historia la iglesia Católica ha jugado un rol importante en las relaciones internacionales, poniendo siempre por delante sus propios intereses claro está, tal como lo hace cualquier país o grupo de poder.
En ocasiones ha sido útil en misiones de paz pero en igual número de casos ha torcido los valores cristianos para lograrla o intentar lograrla. Su rol para la pacificación de Centroamérica en los años 80s fue crucial, pero en la Segunda Guerra Mundial hizo demasiadas concesiones a Hitler. Tantas que muchos sacerdotes simplemente no respetaron las directrices del Papa de ese entonces (Pio XII).
Volviendo a este milenio, el Papa Francisco es reconocido por llevar a cabo uno de los intentos de apertura más ambiciosos de la iglesia católica en tiempos modernos. Su enfrentamiento con el ala conservadora ha sido frontal. Se han dado con todo.
Sin embargo, en el tema de las relaciones internacionales ha dejado mucho que desear y su solicitud a Ucrania de rendirse lo confirma. En suma: el Papa Francisco le pidió a esa nación doblegarse ante el diablo llamado Putin ¿acaso la iglesia ha intentado algo así desde que existe; darse por vencida ante el mal y el diablo? Porque según recuerdo mis clases de catecismo y muchas encíclicas y discursos religiosos, en todos ellos se nos pide a los católicos siempre luchar contra el mal, representado por el diablo.
Como lo señalé al inicio, la posición del Papa Francisco causó reacciones entre los líderes europeos y de organismos internacionales. Por ejemplo, el titular de la OTAN, Jens Stoltenberg, señaló que ahora no es el momento de pedirle a Ucrania de rendirse sino de proveerle armas para poder defenderse. Eso dejaría un mal precedente, dijo, pues significará que Rusia se habrá salido con la suya usando medios militares, amenazando el futuro de Europa.
Aunque públicamente no se ha pronunciado, ya imagino la reacción de Giorgia Meloni, Primer Ministro de Italia, ante los señalamientos del Papa. Ella ha sido una férrea defensora de la causa ucraniana. Cito su caso por ser el país que alberga al Vaticano y quizá con el cual tiene la relación más cercana de entre todos los países. También me pregunto que pensó el presidente argentino Milei y compatriota suyo, quien al parecer organizará una cumbre Latinoamérica – Ucrania para finales de año. Milei invitó a Zelenski a su toma de posesión y este cruzó medio mundo para estar presente.
Y qué decir de los millones de católicos europeos aterrados y preocupados por la invasión rusa. También del resto de los cristianos católicos y no católicos alrededor del mundo; el Papa pidiendo a una nación rendirse ante el mal. Por lo menos hay confusión y, en muchos más, desilusión y hasta enojo (me incluyo aquí). Lo que sí es un hecho es que este Papa ya quemó sus puentes con Ucrania y en lugar de hacerle un bien, le ha perjudicado pero todavía más lo ha hecho a su investidura. Su lugar como líder mundial ante los dirigentes europeos (excepto Hungría y Eslovaquia, pro rusos) sufrió también una seria abolladura.
Con su declaración el Papa solamente ganó el aprecio de los países “democráticos” de Rusia, Corea del Norte, Venezuela, Nicaragua, Irán y China. Por cierto, si este tipo de sistemas “democráticos” prevaleciese en el Vaticano para elegir al máximo líder de la iglesia católica, el entonces cardenal Francisco no hubiese sido elegido Papa ¿este tipo de sistemas democráticos “dirigidos” para los países y de vida subyugada para sus habitantes es lo que defiende el Papa?
El Papa debe por lo menos aclarar sus dichos aplicando la clásica frase de “me di a entender mal” o “me mal interpretaron” y meramente concentrarse en la diplomacia para lograr la paz en el marco del respeto a la libertad de las naciones para definir su futuro.
En tiempos en que la democracia en el mundo corre un alto peligro debido a dictadores y populistas, se extraña a un Papa tipo Juan Pablo II, quien no tuvo ninguna duda entre el bien y el mal en las relaciones internacionales. Fue clave para la caída del mundo comunista, un régimen represor, asesino y totalitario.
A este Papa le quedaron muy grande los desafíos mundiales de la actualidad. Una pena, pues ha impulsado la apertura de la iglesia en los temas lésbico-gay, mujeres como sacerdotes y otros temas similares. Con su solicitud a Ucrania, ese logro queda manchado.
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