AMLO, otra oportunidad perdida; ojalá con Sheinbaum no
Artículo
publicado en Más Información, 30 de septiembre de 2024
LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila
Como cualquier otro presidente, AMLO tuvo sus claroscuros. Lo cierto es que lo tuvo todo para ser el mejor presidente de la historia moderna de México. En lugar de ello prefirió polarizar opiniones, difamar y perseguir opositores, bloquear la transparencia, entregar medio país a los militares, someter al Poder Judicial federal y proponer reformas que claramente dañan la democracia, como la judicial y la electoral. Esta última todavía no aprobada, pero lo será pronto.
En el aspecto positivo tenemos el
aumento al salario mínimo, los apoyos a adultos mayores, el quitarle soberbia a
la clase política (veremos cuánto dura), “bajar de su nube” a los servidores
públicos de alto nivel y rescatar el tren de pasajeros. No obstante, esto es
poco para todo lo que pudo haber hecho, sobre todo en materia de inversión con
asociaciones público-privadas para mejorar la infraestructura y necesidades de
energía del país.
Para muchos mexicanos y mexicanas, e incluso analistas serios AMLO es el presidente más importante que ha tenido México desde Lázaro Cárdenas o incluso desde Porfirio Diaz. Pero debe definirse muy bien lo “importante” ¿importante en qué y para qué?. Si nos referimos a su arrastre social e impacto político para el país sin duda lo es.
Pero si pasamos al ámbito de la gestión de gobierno entonces su importancia decae y pasa a ser un presidente regular o del montón. No citaré un mar de datos y cifras sobre cómo recibió al país y como lo deja. Mejor te recomiendo le eches un buen ojo al reporte de Integralia Consultores, quien recién publicó el reporte “6 años de gobierno: 2018-2024. ¿Qué dicen los datos?” e incluye 104 indicadores clasificados en cuatro temas; economía, social, gobierno y seguridad. Muy recomendable y verás lo que dije al inicio de este párrafo: nada del otro mundo.
De hecho, si nos pasamos a las encuestas, los ciudadanos lo reprueban en tres de los cuatro principales temas del país. Sólo aprueba en lo social. Reprueba en educación, salud y seguridad. La última encuesta del periódico El Financiero publicada hoy lunes le da un 68% de aprobación popular al cierre de su sexenio, pero Zedillo tuvo 69% así que, en esta encuesta que AMLO tanto promocionaba, no sacó el primer lugar.
Termina entonces otro sexenio más, significando otra oportunidad perdida para México.
Pasemos con Sheinbaum. Aun teniendo ideas diferentes y no habiendo votado por ella, ningún mexicano o mexicana de buena fe puede desearle fracaso a quien dirigirá los destinos del país a partir de mañana. Desearle fracaso es darse un disparo en el pie.
En el círculo cercano de la casi presidenta suelen filtrar a medios que con ella la forma de conducir al gobierno y al país será diferente; más efectiva y eficiente. Privilegiará competencia a lealtad, dicen. No obstante, si consideramos su conducta frente a las reformas propuestas por AMLO, entonces tendríamos un escenario donde no habrá mucho cambio.
Y si lo evaluamos por los nombramientos en su gabinete, tenemos a la mitad nombrada por ella o que son su gente y, la otra mitad, herencia de AMLO. Aquí tampoco pinta del todo bien el futuro cercano.
Quizá el hecho que brinda mayor esperanza sobre una mejora es que en dos de los tres temas donde hay graves problemas se nombró a dos técnicos o expertos. Me refiero al tema de salud, cuyo titular es un reconocido médico con experiencia (David Kershenobich), y al tema de seguridad, cuyo titular es otra persona con perfil igualmente técnico y mucha experiencia. Me refiero a Omar García Harfuch.
García Harfuch tendrá bajo su mando a 15 mil agentes, una cantidad nada despreciable para realizar labores de inteligencia bajo el mando de un civil. Se va a poner muy buena la competencia con los militares, pues los ex policías federales en los sexenios de Calderón y Peña Nieto que fueron obligados a sumarse a la Guardia Nacional en el sexenio de AMLO y ahora regresan a su hábitat natural para el sexenio de Sheinbaum, seguramente querrán competir contra sus ex compañeros militares. Lo iremos viendo.
Sheinbaum llega a un gobierno federal que está en un estado financiero y operativo muy débil. No obstante, con el control de las dos cámaras y un soporte popular enorme puede deshacer los cuellos de botella y los obstáculos ideológicos que impiden a México crecer.
En teoría mañana martes conoceremos su plan de acción para el arranque de su sexenio y se espera incluya hechos puntuales como dar luz verde a la inversión privada en proyectos de energía sostenible, muchos detenidos por AMLO. Lo mismo en proyectos de infraestructura ferroviaria y transporte. Con las arcas del gobierno federal casi vacías, a Sheinbaum no le queda otra más que asociarse con la iniciativa privada. Al parecer lo ha entendido. Veremos si aplica la lógica.
Concluyendo, AMLO fue un ideólogo de mucho arrastre popular buscando imponer un nuevo régimen político basado en la democracia popular (cuando les conviene), pero un ejecutor de políticas públicas del montón, salvo en salarios y transferencias directas. Pero el escenario es otro; a México le urge una tecnócrata. Alguien que ponga orden operativo, financiero y administrativo, además de respetar los principios y las reglas de una democracia y del federalismo. Arreglar el desastre de la reforma judicial será una de sus primeras pruebas. Seguir con la misma receta es un fracaso cantado.
Ojalá que al final de su sexenio no estemos lamentando otra oportunidad perdida. Por el bien de la unidad del país, la mediocridad de 200 años debe comenzar a terminar cuanto antes. Sheinbaum puede sembrar las bases para que vaya sucediendo. El mejor de los éxitos a la presidenta.
www.localeando.com Threads y X: @jvillasanad
Comentarios