México y su maldición con los arranques de sexenio

 

México y su maldición con los arranques de sexenio

Artículo publicado en Más Información, 28 de octubre de 2024

LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila

El “Segundo piso de la 4T” no quiso quedarse atrás en cuanto a iniciar un sexenio presidencial de manera desastrosa y por ello se disparó al pie aprobando la peor reforma judicial posible. En realidad quien le disparó a ese pie fue el líder del “Primer piso de la 4T”, pero para el caso es lo mismo; se trata de un auto disparo.  


Seis sexenios en fila con arranques de gobierno para olvidar en la era de la transición democrática. De hecho son nueve, si también consideramos los inicios de sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Miguel de la Madrid y José López Portillo. Vaya maldición. 

Antes de ahondar en el tema, aquí un recuento breve del inicio de los últimos cinco sexenios, todos bajo crisis o generando una;

AMLO (2018-2024): Cancelación del aeropuerto de la Ciudad de México. Esto marcó en buena medida que México haya crecido en promedio durante todo el sexenio un 1%, el peor crecimiento de los cuatro sexenios previos. En 2024 el crecimiento promedio del mundo será de 3.4% y México apenas llegará al 1%. Es una catástrofe económica. Claramente hay fallos graves de la 4T para hacer crecer al país.

EPN (2012-2018): El 2 de diciembre del 2012 EPN y la oposición firmaron el Pacto por México, un buen programa político implementado pésimamente. Luego, a los dos años, ocurrió lo de la Casa Blanca y la corrupción en construcción del tren México-Querétaro. Lo tuvo todo EPN (como AMLO), pero decidió arrojar por la borda su oportunidad. Las mañas de la corrupción pesaron más. EPN terminó el sexenio con menos de 30% de aprobación y al país le fue igual, por ello llegó AMLO.

Calderón (2006-2012): Su gestión arrancó complicada por una crisis política y, como si no fuese suficiente, decidió abrir otra crisis al declarar la guerra al narcotráfico. El resultado todos lo sabemos.  

Fox (2000-2006): Fox gastó demasiada energía al inicio de su sexenio tratando de pacificar Chiapas de la peor manera y eso marcó todo su sexenio; peleando batallas contra molinos de viento en lugar de enfrentar las verdaderas. En lugar de realmente terminar con las víboras y tepocatas, se acostumbró a vivir con ellas.

Zedillo (1994-2000): Arrancó con el error de diciembre, un problema heredado por el anterior presidente (tal cuál le está pasando a Sheinbaum), pero mal gestionado (tal cual lo está haciendo Sheinbaum). No obstante, el cierre de ese sexenio fue espectacular; el mejor de todos sus sucesores. Al final pudo entregar muy buenas cuentas con un crecimiento de más de 5%, apuntalando la transición democrática y con índices de seguridad aceptables.  

El perfil de cada error de inicio de sexenio es muy variado. Algunos son herencia como lo cité (casos Zedillo y Sheinbaum), otros son económicos (cancelación aeropuerto CDMX), algunos políticos y así sucesivamente.

Pero todos tienen tres características: 1) Son daños autoinfligidos, b) A todos les costó un enorme monto de tiempo, dinero y recursos el poder darle más o menos la vuelta; 3) Todos arrojaron oportunidades desaprovechadas.

Regresemos a Sheinbaum. Todo mundo sabía que la reforma judicial heredada por AMLO iba a ser un reto de enormes proporciones procesarla. El problema es que a Sheinbaum le está quedando muy grande el reto de hacerlo, reconociendo que los radicales de su mismo partido le están poniendo piedras en el camino. Léase Ricardo Monreal (líder de la 4T en Diputados) y Adán Augusto López (líder de la 4T en Senado), estando detrás de ellos AMLO vía su hijo “Andy”.   

Sheinbaum quiere aplicar la misma estrategia de polarización, soberbia y negación aplicada por AMLO, sin embargo el escenario, los actores y las condiciones no son los mismas. México está mucho peor que en 2018.   

Sheinbaum da tumbos cada día con tendencia a la radicalización y alejándose de la sensatez, siendo ello muy peligroso. Su perfil científico y racional aparece a cuenta gotas, pero se reconoce los dos parones en seco que le aplicó a Monreal y López cuando la semana pasada estos querían modificar la Constitución para quedarse prácticamente con todo el poder, incluso el de ella como Presidenta.  

No obstante, en lugar de bajarle revoluciones al conflicto judicial, se las sube. Le pasa lo que le sucede a la clásica persona política en México; piensa que intentar negociar y relajar la tensión es muestra de debilidad, cuando es todo lo contrario.

A lo anterior debe sumarse el grave problema de inseguridad, el cual cada semana rompe nuevos récords en la forma y en el fondo. Los dos autos bombas de la semana pasada en Guanajuato lo demuestran. Y luego dice que ello no es terrorismo. Con declaraciones así, su luna de miel se agotará más rápido de lo normal.

Sheinbaum debió haber tenido un arranque de sexenio casi perfecto para poder enfrentar con éxito a los enormes retos del país (inseguridad, salud, economía, educación) y también procesar el complejo escenario internacional, comenzando con el resultado de la ya muy próxima elección presidencial en EE.UU.

Está teniendo todo lo contrario. Buena parte de la culpa le pertenece. Vivimos otro arranque de sexenio para olvidar y con efectos muy negativos para la economía del país. Es como si fuese una maldición, pero no lo es. Son daños causados por los mismos gobernantes.  

Glosa: Sheinbaum deberá demostrar al país en los próximos meses de que está hecha. Eso incluye una potencial renovación de su gabinete para echar a los AMLISTAS y neutralizar a Monreal y López, claramente los alfiles de AMLO.  

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