¿Trump o Kamala? las democracias deben endurecer posiciones
Artículo
publicado en Más Información, 4 de noviembre de 2024
LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila
Las democracias en el mundo viven tiempos muy retadores. Están siendo puestas a prueba en cualquier rincón del mundo donde tiene presencia; Europa, Latinoamérica, Norteamérica, sureste asiático y medio oriente.
El caso más emblemático por su
poderío económico y el rol que juega en el mundo es EE.UU., pero no olvidemos
la India, cuyo primer ministro tienta con el populismo y la autocracia, similar
a como lo hace la presidenta de México.
En Europa el presidente de Hungría es la expresión pura del populismo y donde la democracia está tan torcida que ya poco queda de ella. Además ya ha contagiado a otros países de la zona como Eslovaquia y Austria.
Para algunos especialistas la crisis de la democracia data de los 70s con los movimientos geopolíticos de la época, como la crisis del petróleo impuesta por los países árabes a las democracias y la incapacidad de estas para solventarla en poco tiempo.
Para otros inició en los 90s cuando el modelo democrático derrotó al comunismo y se sentó en sus laureles para no resolver los problemas de fondo de la población.
Otros argumentan que fue luego de los ataques terroristas de Septiembre 11 de 2001 en EE.UU. y como este país abusó de su poder para invadir a Irak sin haber justificación alguna, dándole razones a los países autoritarios de que las democracias son hipócritas, además de no solventar los problemas de la gente.
Independientemente de cuando inició su crisis, el modelo democrático enfrente su principal examen mañana martes en las elecciones de EE.UU. Si gana Trump, la democracia liberal de la autocontención y respeto a los valores cívicos habrá sufrido una gran derrota, pues no cabe duda de que iniciará otra etapa o tendrá otro rostro y quien sabe si al final del cuatrienio trumpista seguirá siendo ello.
Ciertamente seguirá habiendo democracias en Europa, Latinoamérica y otros países, sin embargo no habrá punto de referencia y tampoco un poder militar que salga en defensa de ellas frente a monstruos autocráticos y autoritarios como Rusia o China.
Si gana Kamala tampoco se puede cantar victoria porque los problemas y retos que han llevado a la democracia liberal (racional y de valores) al borde del peligro seguirán existiendo por mucho tiempo al ser problemas de fondo. Me refiero a la inmigración desmedida, la desigualdad social y económica, sistemas de salud deficientes, alta inflación, educación mediocre y desempleo.
Todos los que preferimos la democracia en su forma liberal como forma de gobierno deseamos implementarla en su forma más pura o si acaso con algunas leves modificaciones, dado que ello asegura la plena libertad de decidir de las personas, el respeto irrestricto a los derechos humanos y la compasión a personas de cualquier parte del mundo.
No obstante, la situación actual de crisis de la democracia nos hace ver que; a) o le hacemos ajustes sin que pierda su esencia o; b) la seguimos tratando de implementarla en su versión pura pero la perderemos en el largo plazo.
En otras palabras; a) preferimos que implementen una democracia descafeinada personas racionales o morales tipo Kamala o Emanuel Macron con decisiones difíciles o semi populistas o; b) la implementan personas sin escrúpulos y mentirosas tipo Trump, AMLO o Víctor Orban (presidente de Hungría) y al mismo tiempo la llevan a la perdición.
Creo que la opción es muy clara si es que queremos preservar a la democracia en su forma liberal como modelo principal de gobierno en el mundo o al menos en los países más poderosos y/o desarrollados.
De aquí que, si Kamala gana mañana martes, tendrá que implementar políticas anti migratorias muy duras, deportar sin retraso a personas ilegales que no cumplan con los requisitos establecidos por la ley, recortar impuestos a las clases medias, apoyos directos a las personas más pobres, entre otras políticas de similar calibre que en tiempos normales no se implementaría, pero que ahora es necesario aplicarlas dadas las condicione actuales.
La mayoría de la gente del mundo viviendo en democracia liberal quiere resultados ya, porque de lo contrario está dispuesta a votar por personas impresentables como Trump o AMLO, quienes saben como llegarle a la gente ya sea con un discurso cargado de fantasías y mentiras o con el dinero del gobierno.
La gente normal no entiende de los balances de poder y de los pesos y contrapesos necesarios en una democracia. Entiende de que partido o político le ayuda a poner más dinero en su bolsillo para comprar ropa y alimentos, le permite mantener el estatus quo de sus barrios y colonias y le facilita el acceso a empleos, salud y educación para su familia.
En esto tienen que enfocarse los partidos y personalidades que enarbolan la democracia liberal. Tienen que endurecer posiciones adoptando algunas posturas y políticas que enarbolan los populistas y autócratas, pero con límites.
Concluyendo; ojalá gane Kamala mañana. Salvo Putin, Orban y algunos otros que desean la autodestrucción de los gringos, nadie quiere poner a prueba la fortaleza de las instituciones de los EE.UU. ante un Trump que ha prometido ser todavía más radical respecto a su primera presidencia. Ni siquiera China lo desea. Menos Europa. La incertidumbre e inestabilidad serían enormes y de altos costos para el mundo, incluido México.
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