Ni el PRI/PAN y ni la 4T; México requiere implosión
Publicada el 16 de junio de 2025 en Más Información
LOCALEANDO -
Jaime Villasana Dávila
Vaya momentos que enfrenta el país. Por todos lados hace agua y lo peor es que el actual régimen de la 4T no quiere hacer lo necesario para intentar mejorar un poco la situación, porque de que tiene margen de maniobra lo tiene, al menos por ahora. Pero insisto, es claro que ya decidió no aprovechar su oportunidad.
Al respecto abordo los siguientes temas:
1. RÉGIMEN PRIANISTA NO FUNCIONÓ. El régimen de la transición o, mejor conocido como PRIAN (2000-2018), diseñó algunas buenas políticas públicas, pero se vieron mermadas por su limitada implementación y/o por la corrupción. La reforma de transparencia impulsada por Fox, la de gestión para resultados (GpR) para la administración pública implementada por Calderón y la Educativa de Peña Nieto, son ejemplos de lo primero. No obstante, la corrupción, la frivolidad de la clase política y el abuso del poder vino a dar al traste con todo ello y la gente los echó en 2018.
2. TAMPOCO EL RÉGIMEN 4T. AMLO representó una expresión más popular del ejercicio del poder. Entendió que era mejor beneficiar al “pueblo” con transferencias directas en lugar de programas sociales complejos y le funcionó muy bien. De hecho esta práctica está siendo copiada por otros gobiernos y organismos internacionales. Con Sheinbaum se pensó que la “técnica” sería la cereza del pastel para la 4T dado que traería más eficiencia y eficacia a un régimen obsesionado con la política. Sin embargo, otra vez, la corrupción es algo que no ha querido atacar el actual régimen. Ningún “pez gordo” (gobernador, senador, servidor público de primer nivel) ha ido a parar a la cárcel (con Peña Nieto seis gobernadores fueron detenidos) habiendo tantas pruebas de corrupción y, peor aún, de narcopolítica descarada.
3. AMBOS SON DERIVADOS DE LA MISMA CULTURA POLÍTICA. No debe sorprender el fracaso de los regímenes del PRIAN y 4T. Sus protagonistas provienen de la parte más oscura del antiguo régimen político priísta. El perfil del PRIAN se basó en la filosofía de Salinas de Gortari (1988-1994) donde la tecnocracia sin sentido social y el privilegio al mercado fue la brújula que guio el andar del gobierno. Por su parte, el régimen de la 4T tiene su sustento en la filosofía de Luis Echeverría (1970-1976), un pensamiento político populista-autoritario en el cual el gobierno debe hacerlo casi todo cueste lo que cueste. En ambos, la corrupción rampante como común denominador, aunque en la 4T sobresale la narcopolítica. Aún si la oposición ganase por amplio margen la mayoría en la Cámara de Diputados en la elección del 2027, no sería suficiente y no iría al fondo de las fallas estructurales del país.
4. SE REQUIERE UNA IMPLOSIÓN QUE REALMENTE ROMPA CON LA CULTURA SOCIOPOLÍTICA PREVALECIENTE. Dado que Sheinbaum se resiste a aplicar las medidas necesarias para sacar al país adelante, como por ejemplo arrestar a narco-políticos, cancelar o reorientar proyectos inviables (Mexicana, Dos Bocas, Pemex) y liberalizar la generación de energía, es necesario que en México suceda una implosión política-económica-social o regional que conlleve al país a reinventarse a sí mismo. Los ejemplos más recientes de algo como lo que necesita México son Argentina con Milei y Chile con Boric, cuyos gobiernos iniciaron con dudas, pero que han venido afianzándose con las decisiones tomadas por sus presidentes para darle más certeza al futuro de sus países. En ambos países, y previo a Milei y Boric la población de todo perfil económico y político salió en masa a las calles para exigir el romper con el régimen prevaleciente. Cierto, están todavía lejos de sus metas, pero han enderezado el rumbo. En México solo hemos tenido dos implosiones; en 1810 y 1910. Urge la tercera.
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