¡Ah qué Chihuahua!


Jaime Villasana Dávila
Diario de Coahuila - 7 de octubre, 2003

Los 67 municipios que conforman Chihuahua hacen que esta entidad federativa posea el mayor número de kilómetros cuadrados en superficie. Fue precursor de la revolución mexicana y dio vida a un sin número de generales y caudillos durante esa época. Ha sido fuente de una rica historia política que sin duda ha enriquecido la vida nacional de México. Y por si fuera poco, su sistema electoral municipal es único, en al menos un aspecto.

Es único, porque a diferencia del resto de las entidades, un miembro de su Ayuntamiento es electo de manera independiente y directa por los ciudadanos. Esta figura no va incluida en la planilla que se presenta por partido, sino que se elige de manera independiente. Me refiero a la figura del Síndico.

Lo anterior está sustentado en el artículo 78 punto 6 de la Ley Electoral del Estado de Chihuahua, que a la postre señala que para la elección de Síndicos se observará el siguiente procedimiento: a) Los partidos políticos postularán a un candidato a Síndico, con su respectivo suplente, por cada municipio de la entidad, los cuáles deberán registrarse ante el Instituto Estatal Electoral. b) Deberán llevar sus campañas diferenciadas de los demás candidatos a integrar el Ayuntamiento. c) La elección del Síndico se hará en boleta diferente de la de los demás miembros del Ayuntamiento. d) El Síndico estará sujeto a los mismos requisitos de elegibilidad que esta ley establece para los integrantes del Ayuntamiento.

Esta particular característica electoral trae como resultado que actualmente en la capital chihuahuense el Presidente Municipal sea emanado del PRI y el Síndico del PAN. Caso contrario sucede en Ciudad Juárez donde el primero es emanado del PAN y el segundo es emanado del PRI. Se da el caso también en otros municipios del Estado de que ambas figuras sean emanados del mismo partido. Pero lo interesante y lo importante aquí es que el equilibrio de poderes esta en manos del ciudadano. Cosa que no sucede en el resto de los Estados del país.

A mi punto de ver, en la reforma electoral del 2001 en Coahuila si bien se avanzó en lo referente a ampliar el período de gobierno municipal a cuatro años (característica que ahora lo diferencia del resto de las leyes electorales) falto dar este importante paso democratizador que se traduce en una auténtica representatividad ciudadana, no partidaria o partidista como hoy acontece. Lo mismo sucedió con la reforma electoral de Zacatecas del presente año, donde se le da oportunidad a los zacatecanos radicados en el extranjero contender por puestos de elección popular (excepto para gobernador), característica que ahora únicamente se presenta en dicha ley electoral estatal.

Abriendo un paréntesis para redondear lo relativo a la elección directa de los miembros del Ayuntamiento, estoy plenamente inclinado a la idea de que es necesario avanzar hacia un sistema electoral municipal donde cada Regidor se gane con el sudor de su frente el voto del ciudadano (como hoy sucede en Chihuahua con el Síndico) y no vaya “colgado” de la figura del candidato a Presidente Municipal. Esta idea no es nueva, tiene ya sus promotores en muchos municipalistas y en algunos Alcaldes y Ex -Alcaldes, como lo fue Zeferino Torreblanca, Ex –munícipe de Acapulco y que ahora es Diputado Federal, que están convencidos de que para fortalecer institucionalmente la vida de los municipios es necesario dar salida a este tipo de reformas.

Pero regresando a Chihuahua (en otro artículo ahondaré sobre las ventajas de lo que señalo en el párrafo anterior) les diré que a principios de este año se celebraron diversos foros a lo largo del Estado en donde la finalidad era la de nutrir a la venidera reforma electoral. En estos se plantearon muchas y muy diversas propuestas de reforma electoral municipal.

La semana pasada estuve en dicho Estado y grande fue mi sorpresa de que esta singular, especial y fundamental forma de elegir al Síndico de manera directa e independiente, estuvo en peligro de desaparecer debido a una iniciativa del Gobernador Patricio Martínez que proponía que el Síndico fuera agregado a la planilla, tal y como sucede en Coahuila y en los otros 29 Estados. Afortunadamente esta iniciativa no pasó ya que varios organismos ciudadanos, otros tantos de la iniciativa privada (como la COPARMEX) y  algunos consejeros electorales (como Alejandro de la Rocha) lograron alzar la voz y dar marcha atrás a dicho intento de modificación.

De haber prosperado esta  iniciativa hubiera sido un retroceso electoral de grandísimas proporciones, que hubiera regresado al Ayuntamiento (me refiero al Ayuntamiento como figura institucional) al esclavismo partidista, donde son los grupos internos de los partidos políticos los que están representados en el Ayuntamiento, y no la voluntad explícita y desmembrada de los ciudadanos. De entrada, la transparencia y la rendición de cuentas en los Ayuntamientos Chihuahuenses hubieran sufrido un golpe bajo, amén de que el menguado y poco equilibrio de poder recibiera su última estocada.

¡ Ah Chihuahua ! y pensar que estos estimados vecinos iban a retroceder  políticamente como los franceses. Que siendo tan adelantados en ciertos rubros de la cultura político-electoral, iban a dar un paso atrás, como cuando Le Pen, ese candidato de la ultraderecha francesa, derrotó a Jospin para competir en la segunda vuelta contra el conservador Chirac (hoy presidente reelecto francés).

¿Podrá la presente administración estatal Coahuilense volver a brillar con una nueva iniciativa de reforma electoral municipal que conlleve, ya no digamos a la elección directa de cada uno de los Regidores, sino al menos a elegir al Síndico de manera independiente?

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