¿Qué pasa en el norte?


Artículo Localeando, 19 de Febrero de 2009 
Jaime Villasana Dávila 

El corrido “pistoleros famosos” de los Cadetes de Linares dice en una de sus estrofas “por los pueblitos del norte siempre ha corrido la sangre” y en términos generales es correcta tal apreciación. Desde el tiempo de las tribus, pasando por los primeros pobladores “civilizados”, luego en los S. XIX y XX, el norte siempre ha sido violento.

Pero los hechos del S. XXI se han salido de los bandos de tolerancia social y manejo gubernamental. El resultado es por demás conocido; un Estado mexicano (que incluye autoridades estatales y municipales) rebasado, preso de su propia complicidad para con el crimen organizado y de su simulación para castigar a los quebrantadores de la ley (desde parquímetros hasta las televisoras).

Las sociedades fallan (y sus instituciones se hacen fallidas) por diversas causas. En Guerrero, Oaxaca y Chiapas la pobreza, la mezquindad de ciertos grupos sociales y los cacicazgos siguen ahorcándolos. En nosotros la violencia comienza a hacer lo mismo.

Los bloqueos de avenidas en varias ciudades (Monterrey, Laredo) y los cada vez más comunes tiroteos con decenas de muertos son una muestra de la descomposición que lentamente se anida en nuestra sociedad norteña; siempre enfocada en el desarrollo económico y subestimando rubros igual de importantes como el balance de poder y el fortalecimiento institucional.

Es hora de poner todos nuestra parte. Los gobernadores y alcaldes ya no deben ni pueden negarse a combatir el narcomenudeo. No es cuestión de recursos, donde suelen escudarse. Lo saben ellos.

Por su parte el Pdte. Calderón, entre otras acciones, necesita poner en la cárcel a políticos de renombre (senador, diputado, gobernador, alcalde, etc.) u otro actor principal (líder sindical, empresario, etc.) que haya violado la ley si quiere enviar un claro mensaje al crimen organizado y a los grupos fácticos. Él y su partido ya no pueden seguir negociándolo.

El norte como una región crucial del país debe replantearse su futuro y potencializar algunas herramientas con las que cuenta. La Conferencia de Gobernadores Fronterizos es una de ellas.

A partir del 2000 uno de los ingredientes del cemento unificador de México, comenzó a desaparecer y hoy ya no sirve. Me refiero al presidencialismo. Otro de los ingredientes, el Estado mexicano, carece de cohesión debido a su estatus actual. Hoy nuestro cemento básico se compone de nacionalismo, un elemento cultural que se desvanece lentamente en momentos difíciles como los hoy vividos. Después de ello viene la tragedia.

Comentarios