Rubén Moreira y la gubernatura

Artículo Localeando, 3 de Diciembre de 2009 
Jaime Villasana Dávila 

Según una encuesta de Mitofsky publicada el martes pasado en el periódico el Zócalo, el 74.8% de los coahuilenses encuestados aceptarían que el hermano del actual gobernador coahuilense contendiera en las próximas elecciones estatales. Adicional a este dato, el líder del PRI-Coahuila encabeza la lista de posibles candidatos del tricolor con el 30% de las menciones.

Sobre la primera cifra se torna inevitable preguntarse qué tanto de ese porcentaje de aceptación se debe a la altamente aprobada gestión del actual gobernador y que otro al apellido familiar, de tal manera que se obtenga meramente el porcentaje atribuido a la persona como tal. Lamentablemente ninguna encuesta nos brindará esta información.

De lo que no hay ninguna duda es sobre el arduo trabajo realizado por Rubén Moreira (RM) para consolidar al priísmo en el estado, bajo una férrea disciplina partidista y una organización política impecable.

Es precisamente ello, su incansable labor partidista y los avasalladores triunfos electorales, su principal activo para posicionarse entre priístas. Para atender al ciudadano está su otro cargo de diputado federal. Súmese algunos acuerdos de difusión (casi a diario, el Zócalo saca una nota sobre él).

RM tiene el derecho de buscar la candidatura de su partido para la gubernatura porque la ley no lo impide. En democracias consolidadas, aunque raro, acontece el mismo caso de sucesión inmediata entre hermanos. Pero una cosa es una democracia consolidada y otra la coahuilense. En la primera los pesos y contrapesos políticos e institucionales hacen su labor permitiendo, por ejemplo, un debate de sucesión abierto y sin temor de represalias políticas y económicas ¿acontecerá ello en Coahuila?.

El caso de RM y la gubernatura me hace recordar la historia de también dos hermanos que en su tiempo, hicieron se debatiera la posibilidad de sucesión del cargo de Presidente de la República. Me refiero a Manuel Ávila Camacho (Pdte. de México, 1940-46) y de su hermano Maximino (Gobernador de Puebla, 1937-41). El primero de carácter más ligero y accesible, obtuvo el máximo cargo tan anhelado por su hermano mayor (Maximino), de carácter férreo y disciplinado.

Al final Maximino no pudo contender por la presidencia pues falleció en 1945. Y aunque es aventurado concluir sobre un suceso no acontecido, era muy poco probable que sucediera en el cargo a su hermano. El PRI, con su pluralidad y rivalidad interna, no lo hubiera permitido.

Ya se verá como procesa el caso de RM el PRI local, pero por ahora los contrapesos internos parecen escasear ¿obtendrá RM la candidatura por temor, por fortuna o por mérito?.

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