El mando único policial

Artículo Localeando, 14 de Octubre de 2010 
Jaime Villasana Dávila 

El Pdte. Calderón recientemente remitió al Congreso federal una de sus propuestas para contrarrestar el terrible problema de la inseguridad; la creación de 32 policías operando bajo un mando único en cada estado.

La propuesta calderonista implica reformar los artículos 21, 73, 115 y 116 de la Constitución, lo que no es poca cosa pero si representa una reforma de menor calado pues en un principio el Pdte. deseaba eliminar todas las policías estatales y municipales para crear una policía única nacional.

La idea de centralizar mandos policiales o crear policías nacionales no es única en México y las razones para ello son variadas. Un ejemplo de esto es lo que acontece en Holanda.

En conversación electrónica con el City Manager de una ciudad holandesa, éste comenta que como resultado de las elecciones de Junio pasado, la cual ganaron los cristiano-demócratas con apoyo de los conservadores-liberales, es casi un hecho la creación de una policía única nacional. Actualmente la policía es regional y es dirigida por los Alcaldes de cada región.

Las razones para centralizar la policía holandesa se basa estrictamente en cuestiones de seguridad pública vinculadas con el terrorismo y la migración. Recuérdese, como este país ha venido sufriendo actos de tinte terrorista debido a la enorme comunidad musulmana y su choque con los valores democráticos holandeses. El gobierno nacional quiere entonces un mayor control de la seguridad.

En México las razones son diferentes (narcotráfico, crimen organizado) y por lo tanto el debate camina por otros cauces. Sin embargo hay algo en común; quitar la policía a los gobiernos locales es debilitarlos no solo económicamente sino estructuralmente.

Tal como está actualmente la distribución del poder político mexicano es un hecho que, de aprobarse la propuesta presidencial, los gobernadores ampliarán todavía más el propio a expensas del de los alcaldes. Se fortalece pues al “gobernador imperial”, aún y cuando algunos gobernadores no quieren “esa papa caliente”.

Una vez más el municipio mexicano saldrá perjudicado y debilitado. Lo peor de este contexto es que tampoco se vislumbran reformas constitucionales o jurídicas adicionales para fortalecerlo, ni tampoco acciones propias desde los mismos municipios.

Al Pdte. Calderón hay que reconocerle su empeño por cambiar esta terrible situación de inseguridad. Ningún otro Pdte. lo había intentado. Pero algunos de los medios utilizados para llegar al fin que todos queremos, no necesariamente son los mejores. De cualquier manera que sea para bien esta probable reforma.

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