Artículo
Localeando, 8 de Marzo de 2012,
Jaime Villasana Dávila.
Por las mañanas
medimos la temperatura del agua antes del regaderazo y evaluamos si está en su
punto. Estas acciones permiten que tal actividad sea placentera, que no nos
enfermemos (pulmonía) y arroje resultados (estar limpios y frescos). Si a esta acción
de medir/evaluar el agua le damos mayor rigor científico podemos hablar de que
poseemos un Sistema de Medición y Evaluación.
Muchos gobiernos
no miden/evalúan el agua antes y durante el regaderazo y por eso les da
pulmonía, andan medio mugrosos o les disgusta el baño. El resultado es un mal gobierno
o con logros mediocres pues anda incómodo todo el día. Otros incluso apestan.
En México, los
gobiernos y organismos públicos comenzaron a medir/evaluar seriamente “la
temperatura del agua y el regaderazo” hace tiempo. El gobierno de Zedillo hizo
un primer esfuerzo formal por adoptar esta herramienta y sentó bases. En el
2001 fueron algunos gobiernos municipales quienes iniciaron su aplicación a
través del Programa SINDES (www.sindes.org).
Asimismo por ese año algunos estados comenzaron a adoptarla, por ejemplo el
Estado de México.
El gran impulso,
al menos legal y teórico, a la
medición/evaluación de desempeño y resultados se dio entre 2006 y 2008 como consecuencia
de reformas a la Constitución (art. 6, 2007) y a leyes hacendarias y
presupuestales.
Modelo del Gobierno Federal |
Con apoyo, e
incluso cierta presión, los estados mexicanos comienzan también a adoptar el PbR-SED.
Algunos lo tropicalizan. Para 2010 los estados más avanzados en su adopción
eran Estado de México, Jalisco y Guanajuato, según un estudio de la SHCP.
Por su parte casi
la totalidad de los municipios siguen por ahora con su presupuesto
“tradicional” (por programas, objeto de gasto, base cero, etc.) y además sin
medir/evaluar desempeño de manera sistematizada. Lo hacen a la antigüita.
A 2012 los
avances en la adopción de la medición/evaluación seria son todavía limitados y dispares.
Una razón es que es un proceso complejo que requiere de tiempo y constancia
para consolidarse. La buena noticia es que ya se está en el proceso.
Los cambios de
gobierno, acelerados por la prohibición de la reelección, ponen a prueba a estos
modelos de administración. Muchos son “destruidos” pues el político recién
electo (alcalde, gobernador) incluso quiere inventar hasta el agua. Así ni
como.
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