Artículo
Localeando, 13 de marzo de 2014
Jaime Villasana Dávila
El transporte público urbano es
otra de las muchas patas cojas que tienen nuestras ciudades mexicanas. Son pocas
las que más o menos poseen un sistema de transporte decente pero ninguna llega
al nivel de EE.UU o España. Ya ni digamos Alemania y Japón, para mí los mejores.
Las razones de nuestro mediocre servicio son muchas pero destaco una; es un instrumento
político y no un servicio público.
Mejoras a paso de tortuga. |
Nuestro transporte público urbano
se desarrolló de la mano del corporativismo gestado bajo el antiguo régimen
priísta. De esta manera fueron las centrales obreras (CTM, CNOP, CROC, etc.), y
otros influyentes, quienes dominaron buena parte del sistema nacional. Pocos fueron
los que administró el gobierno. Como ejemplo de esto último está el Metro del
DF, pero dado su sindicato
su modernización va a paso lento.
Últimamente han habido avances.
Políticos, autoridades y concesionarios se han puesto de acuerdo en algunas
ciudades para desarrollar nuevos modelos de transporte. Ahora los
transportistas comienzan a asociarse y formar empresas dejando atrás el absurdo
sistema de “hombre-camión”.
El modelo de transporte más
sobresaliente es el tipo “metrobús”, cuyo inicio en México fue en León con el Optibus (2003). Luego el Metrobús del DF (2005). Otras
ciudades comienzan a subirse a este vagón como Monterrey (Transmetro), Ecatepec (Mexibus),
etc. Algunas iniciaron su andar con resultados penosos debido a intereses
políticos. Estos casos fueron Puebla y Juárez. Al principio tiraron millones de
pesos aunque recientemente modificaron proyectos y ya más
o menos operan.
Pero hay muchas
ciudades mexicanas que no son viables para un “metrobus” ya sea por el costo,
su inviabilidad económica o por sus características urbanas. A estas no les
queda más que modernizar su sistema de transporte, por ejemplo, ajustando
rutas. El modelo más recomendado es rutas-troncales acompañado de rutas-alimentadoras.
En otras palabras pasar de una “telaraña” de rutas a rutas ordenadas.
En Saltillo (mi
ciudad de origen) el Alcalde anterior puso en marcha la primera etapa del
Saltibús bajo el modelo de rutas-troncales,
luego de un arduo trabajo de convencimiento a los concesionarios.
Lamentablemente el nuevo Alcalde paró
el Saltibús y luego señaló que sigue
pero sin troncales. Las troncales son el alma del Saltibús. El gobierno del
estado ya
le entró al tema.
Comento todo lo anterior
porque Guadalajara está viviendo tiempos especiales con su transporte. En lo
que va del año más de 14
personas han fallecido en accidentes y la sociedad
está diciendo un “ya basta”.
Cuando políticos
y autoridades lo dejen de ver como un instrumento político, entonces tendremos
un verdadero “ya basta”.
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