El futuro del PRI y del PRI en Coahuila; escenarios

Desde el 2000 hemos dado por muerto varias veces al PRI. Ello evidentemente no ha ocurrido, pero el partido que gobernó México por 70 años nunca había enfrentado un futuro tan retador como ahora sucede. Hoy el PRI va desangrándose lentamente. Su principal activo (estructura territorial) comienza a migrar a MORENA o a cuestionarse seriamente la viabilidad del partido. Razón no le falta.

Su gente de base observa con desilusión o traición como sus figuras territoriales que gobernaron ciertos estados hasta 2018, migran con total descaro a MORENA vía la aceptación de puestos en el gobierno federal. Los actores regionales que van quedando parecen no tener el peso suficiente para mantener la unidad, pues carecen de algo muy importante; programas sociales y beneficios colectivos que son en buena medida ese cemento que une.    


Tampoco hay un liderazgo nacional que esté aglutinando bajo una sola visión de futuro a las distintas corrientes del partido. Las quejas y disputas son cosa de todos los días.  

Lo peor es que el escenario no mejorará en los meses por venir. En las elecciones estatales de este año (Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas) todo indica que el PRI perderá los estados que hasta hoy gobierna. La esperanza de sobrevivir como partido nacional y protagonista radica en las elecciones del año entrante en Coahuila y Estado de México, donde la fuerza del PRI es incuestionable. Más en el primero que en el segundo por razones de geopolítica regional.

Bajo el contexto actual por todos conocido, son varios los escenarios futuros que se pueden prever para el PRI y el PRI-Coahuila (mi estado natal) y en seguida describo brevemente los que visualizo.


PRI NACIONAL

ESCENARIO DE ESTABILIZACIÓN: El PRI logra mantener Coahuila y el Estado de México en 2023. Desde estos bastiones el partido logra estabilizarse y “refundarse” bajo un nuevo acuerdo de unidad de sus corrientes. Es posible hasta un cambio de nombre (aunque no lo creo) para adecuar su ideología a las pretensiones sociales de la actualidad. Por años no será un partido con poderío nacional, pero suficientemente fuerte para ser actor protagónico y de balance en las negociaciones nacionales que liderarán MORENA y PAN. Quizá con el tiempo logre convertirse nuevamente en un partido de referencia para ganar la presidencia, pero le seguirá costando mucho cargar con la historia nociva que representa seguir llamándose PRI.

ESCENARIO DE SUPERVIVENCIA: El PRI gana solamente Coahuila. Las diferencias entre corrientes se ahondará y, de no haber acuerdo, es posible una escisión mayor en el PRI, condenándolo prácticamente a ser un partido de presencia regional en ciertos estados. El peso y triunfo político en Coahuila no es suficiente para convertirse en locomotora que arrastre al partido hacia una refundación. Sobrevivirá el PRI temporalmente, no obstante su futuro es con perspectiva negativa si se mantiene como está. Deberá renovarse o condenarse a una supervivencia de mediocridad política.

ESCENARIO RENOVACIÓN: El PRI pierde Estado de México y Coahuila. Solamente una refundación seria, de fondo y forma, podrá brindar algo de esperanza para que el partido sobreviva, siempre y cuando cambie de nombre y plataforma política - ideológica. Entendiendo este riesgo, los líderes que queden (algunos se irán) aceptan e impulsan la renovación, pues desean genuinamente ser alternativa al populismo de MORENA, al elitismo del PAN, al oportunismo de MC y a la insignificancia política del PRD. No obstante, el riesgo de caer en los mismos vicios de antaño permanece y será un riesgo (y tentación) con el cual deberán lidiar cotidianamente.    

ESCENARIO DESAPARICIÓN: El PRI pierde Estado de México y Coahuila y nacionalmente desaparece el partido. Es el escenario con menos probabilidades que suceda, pero posible. En lo local el PRI se mantiene en algunos estados, pero con nombres propios regionalizados y con diferente grado de fortaleza. Se repite el escenario de la década de 1920 del siglo XX.

 

PRI COAHUILA

Los escenarios del PRI Coahuila obviamente van de la mano de los escenarios del PRI Nacional, sin embargo, existe un factor que pudiera alterar la ecuación y ese es si el PRI Coahuila se mantiene unido para las elecciones estatales del 2023.

Hoy en día existen dos personajes políticos que de manera explícita o implícita desean ser candidatos del PRI; a) Manolo Jiménez Salinas, quien concluyó el mes pasado su periodo como Alcalde de Saltillo y recién fue nombrado Secretario de Inclusión y Desarrollo Social de Coahuila; b) Jericó Abramo Masso, actual Secretario de Vivienda y Ordenamiento Territorial de Coahuila y con múltiples cargos ocupados en su trayectoria política, como ex Alcalde de Saltillo, diputado local, etc.

Manolo Jiménez (izq.) y Jericó Abramo representan al grupo del sureste de Coahuila, al cual en teoría corresponde la candidatura del PRI a gobernador para 2023. El gobernador actual representa a La Laguna (Torreón). Imágenes: Twitter.


Ambos personajes pertenecen a poderosas familias políticas y económicas de arraigo en el estado y vinculadas al PRI desde siempre, aunque con una salvedad histórica importante: el abuelo de Jericó (como es conocido) encabezó la rebelión democrática del PRI Coahuila en los 80s, migrando al entonces PARM (Partido Auténtico de la Revolución Mexicana), un partido satélite del PRI, para competir por la Alcaldía de Saltillo, si no me equivoco, en 1985. Por cierto, recuerdo claramente una de sus manifestaciones frente al edificio de la Presidencia Municipal. Fue mi primer encuentro (de lejos, iba de paso en auto) con un movimiento político. Dicen que el pasado pesa e importa en determinados momentos de la vida.

Regreso a los escenarios para el partido en el estado, considerando que el proceso de nombramiento del candidato a gobernador se llevó a cabo en un escenario de unidad y sin escisiones. Más adelante ahondaré sobre este tema.

ESCENARIO DE ESTABILIZACIÓN: Con su triunfo en Coahuila en 2023, el PRI local se convierte una vez más en ejemplo de solidez para el resto de los PRI estatales, pero siempre a la sombra del PRI Estado de México, quien también ganó su elección a gobernador. El panorama político local se le facilita aún más ante la debilidad creciente del PAN en el estado. La política local seguirá siendo solamente un juego de dos: PRI vs MORENA.   

ESCENARIO DE SUPERVIVENCIA: Siendo el único PRI local restante en el poder, el PRI Coahuila se verá forzado a ser fuente de guía e inspiración para un PRI Nacional herido de gravedad y en espera de influenciar las decisiones a nivel nacional. Posteriormente, adoptará las decisiones que tome la dirigencia nacional del partido, con el riesgo de que, si la estrategia adoptada no funciona, le siga causando daño a la marca local con miras para la elección de 2029.

ESCENARIO RENOVACIÓN: El PRI Coahuila pierde la gubernatura y adopta la refundación de fondo y forma impulsada por el partido a nivel nacional, esperando que ello le alcance para retomar el poder en 2029 bajo otras siglas. El hecho de que gobierne varios municipios importantes del estado le ayudará a transitar por seis largos años.  

ESCENARIO DESAPARICIÓN: Este escenario no es posible en Coahuila. Su estructura política es demasiado sólida como para desaparecer. Además no hay otro partido que absorba o pueda absorber a dicha estructura. Por lo tanto, el PRI local seguirá existiendo en caso de que el PRI nacional se disuelva, pero obligadamente bajo otro nombre de corte local y tal como sucedió antes de la fundación del PRI a finales de los 20s del siglo pasado. Se convertirá en un poderoso partido local opositor gobernando en múltiples municipios coahuilenses. Su sobrevivencia para las siguientes elecciones a gobernador dependerá de si las bases y dirigencias mantienen la unidad hasta entonces.   

 

NOMBRAMIENTO DE CANDIDATO DEL PRI A GOBERNADOR DE COAHUILA EN 2023

Con un PAN inexistente para competir electoralmente en 2023 y un MORENA que elige a sus candidatos por dedazo presidencial, toda la atención se centra en el nombramiento del candidato del PRI a gobernador para las elecciones de 2023.

El nombramiento no será fácil por una razón jurídica y otra política. En la jurídica, y sin ser experto en la materia, al parecer existe (o existió) un impedimento legal para que quien represente al PRI en las elecciones del 2023 sea un hombre, debiendo ser una mujer. El problema es que no hay actualmente en este partido una mujer con la presencia necesaria para ser una candidata sólida a la gubernatura. El PRI Coahuila no ha trabajado esta parte como sí lo hicieron otros PRI locales, siendo el caso más ejemplar el PRI Sonora. No ha habido, por ejemplo, alcaldesas priistas en los dos principales municipios del estado (Saltillo y Torreón). Lamentablemente una diputación local o un cargo de primer nivel en una secretaría estatal no es suficiente todavía para una mujer, salvo tenga demasiado carisma o arraigo entre la gente, siendo imposible de ignorar.    

Por lo anterior, y si quieren que un hombre represente al PRI en dicha elección, el gobierno del estado y el partido deberán consolidar jurídicamente la reforma constitucional realizada para retrasar dicho ordenamiento de paridad de género hasta las elecciones de 2029, con el riesgo latente de que alguien impugne dicha reforma ante autoridades electorales y judiciales de la federación, generando incertidumbre en el partido y obligando a diseñar un plan B, por si acaso.  

Pero supongamos que este obstáculo jurídico ha sido solventado, queda entones el obstáculo o reto político, que es el de siempre y que es tan fácil solventar si tan sólo se aplicasen las reglas, de manera que todos tengan la misma oportunidad de competir. Pero estamos en el ámbito de la política y eso jamás sucederá. Hay demasiada pasión e intereses de por medio.  

Al momento hay dos pre candidatos apuntados y son los personajes antes citados: Manolo Jiménez y Jericó Abramo, el segundo siendo más explícito sobre sus aspiraciones, lo cual no debiese ocasionar ningún problema interno, pues se trata de una práctica común en las democracias consolidadas. Ambos son personajes de experiencia (más en Jericó por la edad) y capacidad, con buenos resultados como alcaldes de Saltillo, su principal reto laboral al momento. En suma son competentes, diferenciándose en los detalles.   

Adelantémonos a enero – febrero de 2023 y supongamos que efectivamente son estos dos los personajes finalistas para ser el candidato a gobernador por parte del PRI. La pregunta obvia es ¿quién pierda se mantendrá en el PRI y apoyará al elegido?

Como es natural, desde ya existen rumores de todo tipo, como si Jericó no obtiene la nominación pudiera postularse por MC, el partido de moda hoy en día.

No es la primera vez que el PRI Coahuila enfrentará una contienda interna competida. Recuerdo la que protagonizaron Enrique Martínez y Martínez y José María Ramón en 1999. En términos beisbolísticos digamos que se fue a extra – innings, pero al final el segundo aceptó resultados. Añado que en aquel entonces estaba fresca la salida de Ricardo Monreal del PRI en Zacatecas y su triunfo a la gubernatura bajo las siglas del PRD. Un fenómeno muy de moda hoy en día.

En un escenario de tira y afloja interna con dos pre candidatos firmes en su decisión de ser el candidato, y con las mismas posibilidades de ganar, caben todo tipo de acuerdos, como por ejemplo, que al final el candidato no sea ninguno de los dos citados sino un tercero.

Pero para llegar a un acuerdo aceptado por los protagonistas insisto en que las reglas internas deben aplicarse igual para todos. Y aquí sólo queda voltear a ver al árbitro de la contienda: el gobernador del estado.    

¿El árbitro respetará en todo momento el principio de la neutralidad, aplicando las reglas de manera pareja? Si es así, no hay nada o muy poco de qué preocuparse. De lo contrario, el sentimiento de injusticia a veces es mucho más poderoso que el de la disciplina partidaria y ello conlleva a tomar decisiones de rompimiento con personas, credos, grupos y… partidos políticos.

En este contexto de la importancia de la neutralidad conviene citar lo declarado en una entrevista por el ex -gobernador de Coahuila Enrique Martínez y Martínez al periodista José Guadalupe Robledo allá por finales de los 90s, cuando el primero buscaba ser candidato a gobernador por el PRI y no era el "elegido" del gobernador de entonces, Rogelio Montemayor:  "lo mejor es que la ´línea´ sea que no haya ´línea´", en referencia a cuando hay elecciones internas en un partido. 

El reto del gobernador de Coahuila es enorme dadas las circunstancias del PRI a nivel nacional. Si su actuación hace que el PRI se divida y uno de los pre candidatos compite por otro partido y, al final, el tricolor pierde contra este o MORENA, entonces estará contribuyendo directamente al escenario de RENOVACIÓN o DESAPARICIÓN del partido a nivel nacional y de RENOVACIÓN a nivel local. Será recordado por ello y no tanto por su gestión, tal como sucede con el ex Presidente Zedillo.

 

CONCLUYENDO

Vienen meses de mucha incertidumbre para el PRI Nacional y PRI Coahuila. Al primero le definirá su postura en la reforma eléctrica y mayormente sus resultados electorales en las elecciones locales de este año y el siguiente. Al segundo la forma en que procese su contienda interna para gobernador del estado en 2023 y no tanto su resultado electoral, mismo que será consecuencia de lo primero.

Ambas entidades son naturalmente vasos comunicantes que se afectarán entre sí, pero solamente una sobrevivirá bajo el peor de los escenarios.   

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