Artículo Más Información, 31 de mayo de 2023
Jaime Villasana Dávila
En los últimos 94 años Coahuila nunca ha tenido un gobernador emanado de un partido distinto al PRI. En todo ese tiempo el estado ha tenido momentos muy complicados y otros de bonanza, generados en parte por el desempeño del gobierno estatal en turno.
Un momento de bonanza fue luego de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) en 1994. Para el cierre del milenio, el estado ya albergaba cientos de nuevas manufactureras y comercios generando empleo. Ciertamente esa era una política nacional a la cual Coahuila se montó y su situación geográfica le facilitó, pero bien pudo el gobernador en turno haber ido contracorriente, tal como lo hace ahora mismo AMLO con el nearshoring.
En cuanto a un momento complicado está la época del 2009 al 2011 no solo porque la inseguridad era terrible por la guerra nacional contra el narco, sino por la deuda infame contratada de manera irresponsable por el gobierno estatal populista del momento. Es la página más vergonzosa de la historia de Coahuila.
De hecho esa deuda sigue siendo una loza muy pesada para el desarrollo del estado y fue la causa de la casi derrota electoral del PRI en las elecciones a gobernador del 2017. En dicha elección fue precisamente Armando Guadiana Tijerina, el candidato de MORENA, la principal razón de que no haya habido alternancia política al negarse a declinar en favor del candidato del PAN, quien era el mejor posicionado en las encuestas. La verdadera razón nunca la supimos, quizá su jefe Obrador se lo indicó y este aceptó. Esa decisión del hoy otra vez candidato morenista le descalifica para pedir el voto en 2023. De hecho hoy lo está pagando en carne propia con la salida de MORENA del hoy candidato del PT.
El sentido común indica que ya es hora de la alternancia en Coahuila aún y cuando el estado posee uno de los mejores índices de seguridad en el país, las finanzas públicas se han estabilizado, la obra pública está en niveles bajos pero aceptables y la inversión privada no para de llegar. La razón para inclinarse por la alternancia también descansa en ese sentimiento democrático y natural de que es necesario probar otras opciones para refrescar el sentido del gobierno y hacer avanzar más rápido la transparencia, la rendición de cuentas, la integridad y la procuración de justicia.
El asunto es que 2023 está muy lejos de ser 2017. Es un escenario completamente distinto y lo desgloso en dos campos; federal y estatal.
En lo federal tenemos a un gobierno que decidió desaprovechar su oportunidad tal como lo hicieron Fox, Calderón y Peña Nieto. De hecho ha sido peor aun y cuando ha tomado algunas pocas buenas decisiones como el incremento salarial, expansión de apoyos sociales y el aligeramiento de burocracia federal, aunque esto último lo llevó al extremo y ahora es perjudicial. Añadase su desprecio por el marco normativo y principios democráticos, la polarización creada, la arrogancia política y un sinfín de malas decisiones en todos los ámbitos. Es pues otro sexenio perdido.
Ciertamente las elecciones estatales se ganan con una agenda que atiende los temas locales, pero Coahuila es parte de la federación y el gobierno federal actual (y todo indica el siguiente también), quieren llevar al país y por ende a Coahuila, hacia un destino nada conveniente para los coahuilenses. Por ejemplo, en estos cinco años el estado ha perdido millones de dólares de inversión en energías renovables. De aquí que también importa el contexto nacional en esta elección a gobernador, agregando que el actual gobierno estatal ha hecho un papel muy decoroso defendiendo al estado de las embestidas obradoristas de corte centralistas.
Pasando al campo estatal tenemos lo citado en párrafos atrás; un estado recuperado respecto a como estaba en 2011-2012 cuando estalló el escándalo de la deuda contratada en 2010 y que puso a Coahuila de rodillas. Hoy existe un marco normativo y procedimientos diseñados para prevenir o hacer más difícil situaciones como esas. Es obvio que faltan cosas por hacer, pero es tema para otra ocasión.
Adicionalmente tenemos a los candidatos que representan una potencial alternancia. Ya cité al candidato de MORENA y su ilegitimidad para ser candidato por su decisión del 2017, pero hay que añadirle lo que representa; a un régimen y partido con actitudes autoritarias que desprecia a opositores y ofende a personas que piensan distinto a ellos, siendo un riesgo para al desarrollo económico y la armonía social. Sus valores son muy distintos a los que se viven en Coahuila.
Por su parte el candidato del PT es un espejo de MORENA pero en color rojo. Sus prácticas para llegar a esta candidatura son derivado de lo que criticó; precampaña fuera de la ley, origen poco claro de su financiamiento, etc.
Del candidato de UDC hay más que decir; un político profesional con discurso coherente y propuestas interesantes expuestas durante los debates. Su decisión de negarse a declinar por MORENA ante la traición de su partido aliado (Verde) a nivel nacional le suma a su prestigio. Lamentablemente su conocimiento se limita al norte del estado y nada más. Ello es insuficiente para impulsar los cambios y ajustes que requiere el estado. Una pena que no se haya sumado a la Alianza del PRI-PAN-PRD y ojalá algunas de sus propuestas sean retomadas por el próximo gobernador.
Concluyo diciendo de los tres candidatos antes citados que del PT y MORENA no pude encontrar y consultar su agenda o plataforma electoral desglosada y documentada, mientras que el de UDC tiene apenas seis propuestas ¿Porqué darle el voto a candidatos que no toman con seriedad su plataforma electoral más allá de las promesas habladas?
Queda entonces como la mejor alternativa el candidato de la alianza Manolo Jiménez y no por descarte sino por lo que representa y su agenda electoral mostrada de 44 páginas, la cual incluye las clásicas propuestas de siempre (normal en una campaña), pero también propuestas de alto valor para el desarrollo integral de un estado.
De estas últimas cito tres propuestas citadas en la página 24 de su agenda electoral: a) fortalecimiento de los sistemas de agua, b) apoyar elaboración y actualización de los planes de desarrollo urbano y c) fortalecimiento de los Institutos Municipales de Planeación.
Respecto a la primer propuesta aclarar que no se refiere al ampliar las redes de agua o drenaje (electoralmente hablando es más atractivo), sino mejorar la estructura organizacional y operación de los organismos responsables de llevar el agua a los domicilios y conducir el drenaje.
Estas tres propuestas no venden mucho electoralmente como un programa para dar dinero en tarjetas de débito. Además se requiere de un enorme esfuerzo y tiempo para verlos prosperar, pero son de alta relevancia pues son la base para que precisamente existan o se puedan brindar efectivamente en el estado los servicios de salud o educación y puedan llegar inversiones que generen empleo. Sin agua/drenaje, sin ciudades o pueblos ordenados y sin planes para el futuro, la sociedad simplemente no puede prosperar.
Las propuestas destinadas a fortalecer la institucionalidad (muchas no las puede ver o sentir una sociedad) son igualmente cruciales para asentar una democracia de contrapesos y evitar el caudillismo que tanto le gusta a MORENA y a AMLO. La agenda electoral del candidato de la Alianza contiene este tipo de propuestas, significando seriedad y conocimiento de la problemática existente.
En base a lo anterior, el mejor candidato para esta elección lo representa el candidato de la Alianza PRI-PAN-PRD Manolo Jiménez.
La frase “cambiar por que ya toca” y sin sustento de propuestas serias y documentadas por parte de los candidatos de MORENA y PT, es un mero embuste. No caiga en ello. Ya experimentamos populismo a nivel estatal entre 2006-2010 y ahora lo hacemos a nivel nacional con amenaza de volverse a replicar en el estado. En ambos momentos a Coahuila no le fue/ha ido bien.
El domingo tod@s a votar.
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